7. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia


Śrīla Prabhupāda, al hablar, podía valerse de un amplio repertorio de historias tradicionales y aplicarlas de modos diferentes. El modo en que usa la historia del brāhmaṇa que perdió su casta es muy ilustrativa al respecto.
Hay una costumbre en la India que establece que los hindúes no pueden nunca comer en casa de un musulmán o de un cristiano o de cualquier otro que no sea un brāhmaṇa hindú. Pero había un brāhmaṇa que tenía mucha hambre y se acercó a un conocido, del cual no sabía mucho, y le pidió algo de comer. El hombre le dio al brāhmaṇa un poquito de alimento, pero no bastó para saciar su hambre. Cuando el brāhmaṇa pidió más comida, el hombre dijo que lo sentía pero que no tenía más.
—Oh —dijo el brāhmaṇa disgustado. Y preguntó: —Señor, ¿a qué casta pertenece usted?
El hombre contestó: —Soy musulmán.
Entonces el brāhmaṇa hambriento se lamentó: —¡Oh, he perdido mi casta y me he quedado con hambre!
En cierta ocasión Śrīla Prabhupāda le contó esta historia a una devota artista. Ella le había sugerido que le vendría bien perfeccionar su técnica artística pintando y vendiendo pinturas no devocionales, y así —tras adquirir talento y fama— podría pintar mejor para Kṛṣṇa. Śrīla Prabhupāda le dijo que convertirse en una artista de renombre le llevaría mucho tiempo, pero que el devoto tiene poco tiempo, y lo usa sólo para servir a Kṛṣṇa. Y en cuanto a fama —dijo Prabhupāda— de acuerdo al Caitanya-caritāmṛta un hombre es famoso si es reconocido como un gran devoto de Kṛṣṇa. Si ella insistía en volverse una gran artista, le ocurriría como al brāhmaṇa que perdió su casta y no consiguió llenar su estómago.
Carta a Jadurāṇī-devī dāsī (13 abril 1968)

Prabhupāda aplicó la misma historia en otra ocasión, cuando un devoto, por sugerencia suya, intentó obtener para Prabhupāda un puesto de enseñanza en un colegio universitario. El sueldo que le ofrecían era muy bajo y Prabhupāda lo rechazó. El devoto entonces pensó que, al haberle hecho semejante propuesta a Prabhupāda, lo había insultado. Prabhupāda volvió a escribirle, asegurándole que no había ofensa, pero que la oferta no tenía sentido. Le contó la historia de la casta del brāhmaṇa, y le comentó: —La idea es que si tenemos que pedir algún servicio, tiene que haber una remuneración apropiada. Pensé que, como me hace falta algún dinero para el BBT (el Fondo Editorial Bhaktivedanta), podría colectar algo de esa manera, pero esto no satisface mi hambre. Olvida el incidente.
Carta a Haṁsadūta dāsa (7 diciembre 1968)

No hay comentarios:

Publicar un comentario