El encuentro de Nitāi con Gaurāṅga

La increíble belleza de Nitāi era tan encantadora que cualquiera que Lo veía inmediatamente se sentía feliz y confortable. Él era tan pleno de amor extático por Kṛṣṇa que a donde quiera que iba una multitud de personas Lo seguía y se volvían inundados por la lluvia de prema-bhakti. Sin embargo, sintiendo la ausencia del Señor Caitanya, el Señor Nityānanda nunca estaba completamente satisfecho y sereno, incluso luego de haber peregrinado por veinte años por los diferentes lugares sagrados.

Śrī Gaurāṅga Mahāprabhu ya Se había manifestado como una encarnación de Bhagavān en la forma de un bhakta. Él había iniciado el movimiento de saṅkīrtana en la casa de Śrīvāsa y los clamores y gritos de éxtasis de Nityānanda resonaban en Su corazón. A veces, cantando y danzando durante el saṅkīrtana, Śrī Gaurāṅga clamaba: “¡Oh, Balarāma! Daḍa (hermano mayor) Balarāma!”.

Nityānanda tuvo la inspiración de que Su hermano Kāṅhā había aparecido en Navadvīpa en la forma de Gaurāṅga Mahāprabhu. Intoxicado con gaura-prema, andando y danzando como un elefante loco, Nityānanda partió hacia Navadvīpa. A veces lloraba, a veces reía y otras veces permanecía conversando amorosamente con Su querido hermano Gaurāṅga, imaginando, en Su locura trascendental, que Él estaba presente. Como un avadhūta, Él usaba vestimentas azules, tenía rosarios de tulasī y de rudrākṣa alrededor del cuello, kuṇḍalas en las orejas y nurūpās alrededor de los tobillos. Danzando y viajando en estado de bhāva, Él seguía iluminando el camino con el brillo divino de Su cuerpo y la resplandeciente belleza de Su rostro.

Al llegar a Navadvīpa no fue directo hasta donde estaba Gaurāṅga. Según el Caitanya-Bhāgavata, el juguetón Nityānanda Prabhu fue a alojarse en la casa de Nandanācārya y allí Se escondió. Cuando Nitāi ya había llegado a Navadvīpa, Mahāprabhu Lo vio en un sueño y, al día siguiente, después de tomar Su baño en el Ganges y de adorar a Viṣṇu, Gaurāṅga fue para la casa de Śrīvāsa y dijo a Sus compañeros: “Esta noche tuve un sueño. Vi a un mahā-puruṣa esbelto, la propia imagen de la belleza resplandeciente llegando a Mi casa en un carruaje celestial. Él tenía en Su hombro un muṣala (bastón para mezclar arroz), un kamaṇḍalu (pote de agua usado por los ascetas) en la mano izquierda y vestía ropas y turbante azules. Él había bebido intensamente de la taza del amor divino. Él preguntó a alguien en Mi puerta: '¿Ésta es la casa de Nimai Paṇḍita?'. Nunca había visto un mahā-puruṣa tan bello y tan intoxicado con amor divino. Al preguntar quién era Él, recibí la siguiente respuesta: '¿No sabes que soy Tu hermano?'. De hecho también sentí que realmente Él era Mi hermano”.

Cuando Mahāprabhu habló sobre Su sueño quedó poseído por la bhāva de Balarāma. Perdió la conciencia exterior y comenzó a gritar: “¡Traigan bebida! ¡Traigan bebida!”. Los devotos quedaron completamente asustados. De ese modo, Śrīvāsa dijo: “¡Prabhu! La bebida que deseas ya Te está embriagando y Tu tienes la costumbre de darla a los otros”.

Cuando la bhāva acabó, Gaurāṅga dijo sonriendo: “Hace dos días atrás Yo les dije que un mahā-puruṣa vendría a visitar Navadvīpa y ahora Él llegó”. Entonces, mirando profundamente a Śrīvāsa y a Haridāsa, Gaurāṅga dijo: “Por favor, vayan a buscarlo y tráiganlo hasta donde estoy”.

Siguiendo las órdenes de Gaurāṅga, Śrīvāsa y Haridāsa buscaron por todas partes pero no pudieron encontrarlo. ¿Cómo podrían? En el Caitanya-Bhāgavata, Śrī Vṛndāvana Dās Ṭhākura dice que Nityānanda era muy difícil de ser comprendido y reconocido. Nadie puede encontrarlo o verlo por cuenta propia. Sólo puede encontrarlo quien recibe esta gracia de Mahāprabhu, quien Lo muestra personalmente, baḍa gūḍha nityānanda tattva ei avatāre, caitanya dikhaya se dekhite pāre.

Por lo tanto, el propio Mahāprabhu salió con Sus compañeros para encontrar a Nityānanda. Durante el trayecto, Mahāprabhu fue cantando el nombre de Kṛṣṇa con Sus dos manos erguidas. Él estaba loco de amor porque iba a encontrarse con Su hermano, de quien estaba separado desde hace mucho tiempo. Lágrimas caían de Sus ojos de loto y Sus brazos estaban agitados para abrazarlo. Sin mirar la dirección que seguía, Él fue directo a la casa de Nandanācārya, donde finalmente encontró a Nitāi.

El cuerpo maravilloso de coloración dorada de Nityānanda tenía un matiz levemente enrojecido. Ornamentos ofuscantes adornaban Su forma encantadora. Brillantes vestimentas amarillas cubrían Su pecho. Un turbante del color de la flor campaka decoraba Su cabeza y trepidaba dulcemente. Sus ojos eran alargados y grandes como los de una gacela. Él deshacía la timidez de las jóvenes con Su sonrisa brillante y radiante. Rugía como un león, más alto que el tronar de una tormenta, subyugando a los elefantes locos de Kali-yuga. El Señor Nityānanda andaba como un elefante enloquecido. Era maravilloso contemplar Su pacífico rostro de loto mientras lloraba de amor. Absorto en un profundo amor por Kṛṣṇa, Su cuerpo temblaba, transpiraba y presentaba erupciones como señales de éxtasis.

Sosteniendo un bastón dorado en Sus manos, Él destrozaba el orgullo de Kali. Collares dorados pendían de Su cuello. Magníficos aros de gemas preciosas hermoseaban Sus orejas. Sus manos eran coloradas como el loto que florece de noche. Brazaletes muy atractivos incrementaban la belleza de Sus brazos fuertes y dorados.

En éxtasis, Nityānanda Prabhu, casi cayendo al suelo, gritó: “¿Dónde está Mi Kānāi Gopāla (Kṛṣṇa)?”. Adoptando un sentimiento de vaquerito, Nityānanda lloraba, reía y pedía a Revatī un poco de miel. En determinado momento, Él saltaba como una rana, en otro, actuaba como sordomudo, o decía cosas ininteligibles. ¿Quién puede comprender los sentimientos trascendentales del Señor? El dulce aroma del cuerpo de Nityānanda capturaba a las amas de casa y cubría de polvo el orgullo de las castas solteras.

Al llegar, Mahāprabhu y Sus devotos prestaron reverencias a Nityānanda. Nityānanda, a Su vez, fijó Su mirada amorosa en Mahāprabhu. Él vio el color dorado de Su cuerpo, Sus cabellos ondulados y oscuros decorados con flores, Sus ojos de loto llenos de misericordia y Su dulce sonrisa llena de néctar. Él contempló como si estuviese bebiendo de aquella belleza con los ojos, sintiendo Su aroma y abrazándolo. Mahāprabhu también Lo contemplaba de la misma manera. Los dos derramaban lágrimas de amor. Estaban sin habla y aturdidos. Los devotos miraban a Nityānanda y enseguida a Mahāprabhu y también quedaban aturdidos, derramando lágrimas de éxtasis.

Mahāprabhu, con un gesto, pidió a Śrīvāsa que rompiese el silencio para que la verdadera personalidad de Nityānanda Se manifestase. Śrīvāsa comprendió el gesto. Él comenzó a cantar “barhāpīḍaṁ naṭa-vara-vapuḥ”, un verso del Śrīmad-Bhāgavatam (10.21.5) que describe la belleza de Kṛṣṇa regresando del bosque con Sus compañeros después de pastorear a las vacas.

“Él usa una pluma de pavo sobre Su corona, Sus orejas están decoradas con flores karṇikā, vestimentas doradas cubren Su cuerpo y una guirnalda con cinco tipos de flores fragantes está alrededor de su cuello. Él viene al estilo de un danzarín, tocando Su flauta y seguido por Sus amigos, quienes Lo glorifican cantando canciones en Su honor. Vṛndāvana, que supera la belleza de Vaikuṇṭha, se volvió más maravillosa debido a Sus pisadas”.

Al oír este verso Nityānanda cayó inconsciente y Mahāprabhu pidió a Śrīvāsa que cantase este verso en voz alta repetidas veces. Al oír este verso repetidamente, Nityānanda recobró la conciencia y Se levantó, comenzando a rugir y danzar como un elefante ebrio. En cada rugido saltaba muy alto y los devotos temían que Sus huesos se quebrasen. ¿Quién podría evaluar la marea alta de prema que surgía en el océano de Su corazón? Mahāprabhu estaba a Su lado contemplándolo todo con un torrente de lágrimas cayendo de Sus ojos. Repentinamente, Él levantó Sus brazos y puso a Nityānanda en el regazo. Luego de que Nityānanda fuera colocado en el regazo, Se quedó tan calmo como una criatura que es puesta en el regazo de su madre, o como una correntada turbulenta que cae al mar. Inclinándose en el regazo de Mahāprabhu, contempló Su rostro sin cerrar los ojos, como si dijese que ya le había entregado Su corazón y Su alma y ahora le estaba entregando Su cuerpo, sintiéndose completamente aliviado de toda la carga y ansiedad (Caitanya-Bhāgavata, 4.20-22).

Recostado en el regazo del hermano Kānāi y bebiendo con la taza de los ojos el néctar de la belleza de Su rostro, Nityānanda entró en ānanda-samādhi. Después de algún tiempo, cuando recuperó la conciencia, Se levantó. Entonces, Mahāprabhu lo glorificó diciendo: “Hoy estoy bendecido, pues acabé de ver la imagen del bhakti, la esencia de los cuatro Vedas delante de Mí con Tu forma. Creo que Tú eres el śakti de Bhagavān en Su plenitud. Las jīvas alcanzan bhakti por Tu misericordia. Tú eres muy difícil de ser comprendido. Tú eres desconocido e irreconocible”.

Nityānanda sonrió al oír este elogio. Mahāprabhu siempre intentó ocultar Su propia divinidad. En realidad, fue con toda la humildad de un bhakta que el alabó a Nityānanda. Pero, ¿cómo Nityānanda podría permanecer sin revelar Su (de Mahāprabhu) verdadera identidad? Nityānanda aferró a Mahāprabhu con la mano izquierda y la cara de Él con la mano derecha, y contemplándolo amablemente, sin desviar la mirada, cantó de este modo:

“¡Oh, Gaura Hari! Yo Te conozco. Eres el mismo Kānāi. Mas, ¿cómo fue que dejaste Tu color oscuro, Tus vestimentas amarillas y Tu flauta tan dulce? ¿Por qué dejaste Vṛndāvana y a Madre Yaśodā y viniste a Navadvīpa como el hijo de Śacī?”.
El Señor Gaurāṅga prestó reverencias y profirió algunas palabras auspiciosas en oración a Śrī Nityānanda Prabhu. Ambos intentaron sin éxito quitar el polvo de los pies el Uno al Otro. Abrazándose afectuosamente, lloraban y hablaban sobre Sus recientes viajes. Śrī Nityānanda dijo: “Salí de peregrinación por todo el mundo buscándote. No encontrándote volví. Oí decir que el hijo de Nanda Mahārāja estaba escondido en Navadvīpa, en Bengala Occidental. Y llegando aquí, atrapé al bandido. Ahora, ¿adónde vas a huir?”. Entonces, Gaurāṅga y Nityānanda rieron, derramaron lágrimas de alegría y danzaron en bienaventuranza.

El Señor Gaurāṅga dijo: “Nityānanda vino a destruir el orgullo de Kali y a liberar a los ciegos, inválidos, viejos y caídos. Śrī Nityānanda purifica los tres mundos, pero los tontos ateos no comprenden. Mas, todo el mundo caerá en la trampa del amor divino perpetrada por Nityānanda Prabhu”.

Con gran deleite, Gaura-Nitāi glorificaron los atributos espirituales del Señor Hari. Cuando el océano de Su éxtasis se calmó, Ellos Se sentaron entre los devotos. Todos quedaron extremadamente satisfechos con el darśana maravilloso que habían recibido de los dos hermanos. Hurtando un poco del polvo de los pies de loto de Nityānanda, Gaurahari lo derramó sobre la cabeza de Sus asociados. Al volver a casa, Mahāprabhu exclamó: “En todos estos tres mundos nada se compara a las glorias de Nityānanda Prabhu. Su amor y devoción por Kṛṣṇa son extraordinarios. Es muy difícil alcanzar kṛṣṇa-prema-bhakti. En la plataforma de realización se debe rendirse devocionalmente a Kṛṣṇa. Saboreando un gusto superior automáticamente se rechaza la gratificación de los sentidos. A cada día el apego a Kṛṣṇa aumenta. Eventualmente, se alcanza el estado maduro del amor puro extático por Dios. Mas, por la misericordia sin causa de Nityānanda Prabhu, todo el mundo puede fácilmente obtener kṛṣṇa-prema”.

Al día siguiente, Śrīman Mahāprabhu recibió a Nityānanda Prabhu en Su casa. Gaurāṅga pasó pasta de sándalo en el cuerpo de Nityānanda, Le dio guirnalda de flores y Le ofreció otros artículos tal como se adora a una gran personalidad. Loca de afecto, Śacīmata no podía quitar los ojos de la cara de loto de Nitāi. Gaurahari dijo: “Śacīmata, parece que tu gustas más de Nitāi que de Mí”. Contemplándolo tiernamente, con amor materno, Śacīmata dijo: “De hoy en adelante, ambos son mis hijos. Nitāi, por favor, concédele Tu misericordia a Viśvambhara”.

Llorando, Śacīmata sentó a Nitāi en su regazo. Aceptando a Śacī como Su madre, Śrī Nityānanda Prabhu tocó sus pies dulcemente: “Todo lo que tu dices es verdad. Tú debes saber la verdad; soy tu hijo. Así, como Mi madre, por favor, no tengas en cuenta Mis faltas. Ahora está muy claro, bajo todos los aspectos, soy tu hijo”. Llena de intenso afecto maternal por Nityānanda, Śacīmata lloró tanto que se ahogó. Los devotos quedaron atónitos frente a su expresión de amor materno.

Una vez, Nityānanda aceptó el convite de prasāda de Śrīvāsa Paṇḍita. Después de la refección, Nityānanda Se relajó tranquilo. En ese momento, Mahāprabhu vino y Se sentó en el trono de la Deidad en la sala del templo de la casa de Śrīvāsa Paṇḍita. Nityānanda miró el bello cuerpo de Viśvambhara, pero no pudo entenderlo. Mahāprabhu ordenó a los devotos que saliesen del templo. Entonces conversó confidencialmente con Nityānanda. Pero, ¿quién puede comprender el profundo significado de esta conversación? Gaurāṅga dijo: “Nitāi, ahora mírame. Tuviste tantos problemas para encontrarme”. El Señor Viśvambhara primero mostró a Nitāi Su forma de seis brazos, y después Su forma de cuatro brazos, y finalmente Su forma de dos brazos. Observando estas maravillosas formas trascendentales, Śrī Nityānanda, el avadhūta, recordó Sus relaciones anteriores con el Señor.

En una forma espiritual, Śrīman Mahāprabhu exhibió tres encarnaciones divinas: Rāma, Kṛṣṇa y Gaurāṅga. Entonces, Nityānanda vio la forma siempre joven de la pareja divina, Rādhā-Kṛṣṇa. Exultante, el Señor Nityānanda se sumergió en un océano de éxtasis y perdió todo sentido de orientación.