26. Más historias cortas: ¡Me he vuelto fantasma!


Para empujar a sus discípulos a trabajar más duro, Prabhupāda usaba a veces el sarcasmo. Estaba cansado de los retrasos de los trabajadores que construían un edificio de viviendas en Māyāpura, y echaba la culpa de ello a los devotos. Cuando uno de los principales dirigentes entre sus discípulos le presentó una excusa, Prabhupāda replicó citando un verso humorístico:

Monos grandes, barrigas grandes
un salto a Ceilán: melancolía.

Todos rieron con Prabhupāda, aunque sin llegar a captar el significado a la primera. Él explicó que sus dirigentes eran como los monos que, excepto Hanumān, no podían saltar a Ceilán. A pesar de que tenían grandes músculos y grandes estómagos, cuando se les pedía que hiciesen algo heroico, no podían.

Uno de los discípulos de Prabhupāda tenía una enfermedad crónica que los médicos no podían diagnosticar, pero decían que era incurable. Prabhupāda dijo que estos médicos eran como un grupo de hombres que tramaron una conspiración contra un hombre llamado Bhāgavat.
Los amigos de Bhāgavat querían gastarle una broma, así que diez de ellos se pusieron de acuerdo. Así, cuando Bhāgavat fue a visitar a uno de sus amigos, el hombre, boquiabierto, le dijo: —¡Oh, te has vuelto fantasma!—. Bhāgavat, divertido, contestó: —No, no me he vuelto fantasma, ¿qué te pasa?—. Pero el amigo, con voz horrorizada, insistió: —¡Bhāgavat, te has vuelto fantasma!—. Bhāgavat no lo tomó en serio, pero cuando fue a ver al siguiente amigo, éste actuó de la misma manera aterrorizada. Cuando le ocurrió esto diez veces, Bhāgavat mismo se llenó de horror: —¡Sí, me he vuelto fantasma! ¡Me he vuelto fantasma!—. Prabhupāda indicó que, a veces, por conspiración y por māyā, pensamos que estamos más enfermos que lo que en realidad estamos.

Una vez mientras Prabhupāda estaba comiendo jaka [jack-fruit o fruta de pan], bromeó sobre el sabor de esa fruta. Un hombre en un país extranjero intentaba describir esta fruta de pan a un amigo. Pero finalmente confesó que no había manera de describirla a menos que se saboreara. Pero tanto insistió el amigo en una descripción verbal, que el hombre contestó:
—Para imaginarte el sabor de la fruta de pan, tendrías que beber jugo de caña de azúcar a través de la barba de un musulmán.
Prabhupāda dijo que así son los intentos que hacen las personas sin comprensión espiritual por entender la danza rāsa de Kṛṣṇa.

Entrevista con Harikeśa Swami y Jadurāṇī-devī dāsī

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