Prabhupāda estaba sentado en una estera de paja en el soleado balcón del
templo de Calcuta, a punto de recibir un masaje de su sirviente, cuando un
nuevo discípulo, Pañcadraviḍa dāsa, se acercó para hacerle unas preguntas.
—Prabhupāda, yo antes era músico —dijo Pañcadraviḍa—. ¿Podría seguir
siéndolo y dedicarme solamente a tocar música para Kṛṣṇa?
—Sí —respondió Prabhupāda— puedes hacerlo—. Prabhupāda habló
tranquilamente, relajado bajo las manos de su sirviente, que lo estaba
masajeando. —Pero entonces también tendrás que aceptar una cierta cantidad de karma.
—Bueno, entonces quizá no es eso lo que debo hacer —dijo Pañcadraviḍa—.
Pero es que la vida de brahmacārī se
me hace un poco difícil. Vida de brahmacārī
significa vivir bajo condiciones muy institucionalizadas—. Algunos otros
devotos se habían reunido alrededor, mirando a Prabhupāda y escuchando sus
palabras. Los cantos de los pájaros y ruidos de la calle llenaban el aire.
—Puedes ser brahmacārī y vivir
fuera del templo —propuso Prabhupāda.
—¿De verdad?
Pañcadraviḍa estaba sorprendido al oír concesiones tan liberales, pero
otra vez Śrīla Prabhupāda puntualizó:
—Sí, puedes vivir fuera, seguir los cuatro principios y ser un brahmacārī, pero por supuesto, si haces
esto no serás parte de nuestro movimiento.
—Oh —repuso Pañcadraviḍa, desilusionado—. Bueno Prabhupāda, quizás lo
mejor sería que me casara.
—Sí —dijo Prabhupāda de un modo pausado, tolerante— puedes hacerlo si es
lo que quieres.
Pañcadraviḍa decidió no preguntar más, se disculpó y salió del soleado
balcón. Más tarde algunos devotos mayores le dijeron que nunca habían oído a Śrīla
Prabhupāda hablar de aquella manera, dando su aprobación a todo lo que su
discípulo le pedía. Pero Pañcadraviḍa no estaba satisfecho. Al día siguiente
coincidió que estaba fuera de la habitación de Prabhupāda justo cuando Śrīla
Prabhupāda se estaba enrollando el cordón brahmínico en torno a la oreja,
preparándose para entrar en el cuarto de baño. Viendo a su maestro espiritual,
Pañcadraviḍa expuso de nuevo lo que pensaba:
—Śrīla Prabhupāda, ¿se acuerda que ayer le hice todas aquellas preguntas
y que usted dijo que yo podía hacer toda clase de cosas: tocar música, vivir
como brahmacārī fuera del templo,
casarme? Estoy un poco confundido. Me estoy preguntando, si hago todas esas
cosas, ¿seguiré contando con sus bendiciones?
Prabhupāda lanzó una penetrante mirada a los ojos de su discípulo y
contestó: —¿Por qué haces tantas preguntas estúpidas? Si no sabes lo que el
maestro espiritual quiere, ¿cómo piensas que vas a conseguir sus bendiciones?
Śrīla Prabhupāda entonces siguió caminando y entró en su cuarto de baño.
Pañcadraviḍa se quedó con la primera lección de su vida espiritual: hacer lo
que quiere el maestro espiritual. Y también apreció mejor, por la manera en que
Śrīla Prabhupāda lo trató, que Prabhupāda era trascendental, no un ser ordinario
de este mundo.
Entrevista con Pañcadraviḍa Swami
Muy concreto, gracias Hari bol
ResponderEliminarY sin las bendiciones del guru, NADA SE PUEDE HACER
ResponderEliminar