El Señor Caitanya aprobó este
progreso y pidió a Rāmānanda que siguiera explicando el desarrollo de las
relaciones trascendentales. Sakhya-premā
es un progreso en la melosidad trascendental sobre dāsya-premā, pero vatsalya-premā,
el afecto paternal, todavía es más elevado que sakhya-premā.
Así que Rāmānanda citó una
estrofa del Śrīmad-Bhāgavatam (10.8.46) que describe la
excelencia de vatsalya-premā.
nandaḥ kim akarod brahman
śreya evaṁ mahodayam
yaśodā ca mahā-bhāgā
papau yasyāḥ stanaṁ hariḥ
śreya evaṁ mahodayam
yaśodā ca mahā-bhāgā
papau yasyāḥ stanaṁ hariḥ
«¡Oh, brāhmaṇa!, me siento confundido cuando intento comprender qué actos
virtuosos debió haber realizado Nanda Mahārāja para poder obtener a Hari (Śrī Kṛṣṇa)
como hijo. También me confunde tratar de entender a Yaśodādevī, a quien la Personalidad de Dios Śrī Kṛṣṇa
llamó "madre" y de cuyo pecho mamó con afecto filial». Otro verso del
Śrīmad-Bhāgavatam (10.9.20) dice:
nemaṁ viriñco na bhavo
na śrīr apy aṅga-saṁśrayā
prasādaṁ lebhire gopī
yat tat prāpa vimuktidāt
na śrīr apy aṅga-saṁśrayā
prasādaṁ lebhire gopī
yat tat prāpa vimuktidāt
«Así pues, la bendición que
la Personalidad de Dios Śrī Kṛṣṇa concedió a la pastora de vacas Yaśodādevī nunca la podrían esperar semidioses como
Brahmā o Śiva, ni siquiera Lakṣmī-devī, quien es la consorte constante de la
Personalidad de Dios Nārāyaṇa».
Esto quiere decir que Śrīmatī
Yaśodādevī y Nanda Mahārāja adoraron a la
Personalidad de Dios con el concepto de «Dios como hijo». En el cristianismo se
tiene el concepto de «Dios como padre», y en el hinduismo existe la adoración
de Śakti, la energía externa de Dios, «Dios como madre». Esas dos sombras de vatsalya-premā son materiales, producto
de la energia externa. Son una especie de representación distorsionada del
verdadero vatsalya-premā porque por
medio de ese concepto material de Dios como padre o como madre, el objetivo del
adorador es obtener servicio del Todopoderoso.
El espíritu de disfrute y el
espíritu de renuncia son los factores predominantes de la existencia material.
El espíritu de disfrute lo cultivan los karmīs
y el espíritu de renuncia lo cultivan los jñānīs,
los filósofos empíricos, que se encuentran desengañados como resultado de
haberse ocupado en actividades fruitivas. Tanto los karmīs como los jñānīs son, por lo tanto, materialistas,
porque ambos mantienen un espíritu de recibir servicio de la Verdad Absoluta.
Para satisfacer sus propias concepciones, ambos exigen algo de la Verdad
Absoluta.
La Verdad Absoluta debe
recibir el servicio de todas las entidades vivientes. Él no debe servir a las
entidades vivientes. De las entidades vivientes, el Bhagavad-gītā dice que son partes integrales de la Verdad Absoluta.
Las partes integrales han sido creadas para prestar servicio al todo. Es
absurdo que las partes integrales alberguen la idea de convertirse uno con el
todo o recibir servicio del todo. La entidad viviente parte integral, cuando no
está capacitada para prestar servicio, se disgrega del todo. Por consiguiente,
el espíritu de exigir servicio del Todo Absoluto es signo de estar disgregado
del Todo Absoluto, o en otras palabras, de estar en el dominio de la energía
externa de Dios. Una actitud tan exigente por parte de los materialistas, con
el concepto de Dios como padre o como madre, es un ligero intento de revivir la
relación eterna con Dios; no obstante, esos conceptos están muy lejos del concepto
de Dios como hijo que manifestaron Nanda y Yaśodā.
El concepto de Dios como hijo es cien por cien rasa espiritualmente puro y trascendental. Nanda y Yaśodā no exigían nada de la Personalidad de Dios. Ellos ofrecían un servicio sencillo y puro a la Personalidad de Dios cuidando de Él como a un bebé. Bajo la influencia de yogamāyā, la energía interna de Dios, pensaban en Śrī Kṛṣṇa única y exclusivamente como en un hijo afectuoso que dependía de ellos. Su servicio de padres con respecto a un hijo que dependía de ellos es siempre espontáneo y puro.