27. Advenedizos



Actualmente, una clase de asuras (gente atea y demoníaca por naturaleza) han tenido el atrevimiento de presentarse como predicadores de la iluminación espiritual propagando una teoría nueva que dice que la Verdad Absoluta es una cuestión de vivencia personal y que el tipo particular de vivencia que se tenga no importa. Esta idea ha surgido del pensamiento demoníaco que directamente niega cualquier tipo de causa específica de la creación. El Capítulo Dieciséis del Bhagavad-gītā nos habla de esos asuras. Los asuras no creen en la existencia de la Personalidad de Dios, bajo cuya dirección tiene lugar la creación.

Según los asuras, todo en el mundo es un producto del azar y no tenemos por qué creer que Dios ha creado el universo. Las diversas teorías filosóficas de la creación, postuladas por los ateos, son resultado de sus esfuerzos gimnásticos especulativos. Ellos dicen que el determinar la Verdad Absoluta es una cuestión de iluminación personal, y que por tanto, la supuesta gracia de Dios se puede obtener por cualquier medio que cualquier persona pueda concebir especulando. Dicen que existen tantas formas de comprender a Dios o la Verdad Absoluta como especuladores hay en el mundo.

Rāmānanda Rāya, con toda certeza, no es uno de esos especuladores, y su mención de «diversas formas de obtener la gracia de Dios» no sugiere que la gracia trascendental de Dios se pueda alcanzar a través de cualquier método especulativo del filósofo empírico o de los advenedizos del fervor espiritual.

En nombre del culto de la devoción del Señor Caitanya, han aparecido ya muchos especuladores del tipo antes citado. Los «diversos medios» que sugirió Rāmānanda no son el ajuste de medios falsos que adoptan los caitanyaítas de imitación para obtener la gracia de Dios. «Diversos medios» se menciona en relación con las melosidades perfectas del amor, a saber: sānta-premā, dāsya-premā, sakhya-premā, vātsalya-premā y mādhurya-premā.

Los cinco rasas trascendentales del servicio amoroso son posibles cuando se ha trascendido el estado de los impedimentos materiales conocidos como anarthas (cosas indeseables en el corazón). Aquellos que no tienen acceso al servicio trascendental de Dios piensan, de forma errónea, que los procesos inventados son iguales a los estados de autorrealización de amor por Dios citados aquí. Este falso concepto por parte de los advenedizos no es más que un indicio de su infortunio.