31. Mahāmāyā y Yogamāyā


Mahāmāyā, la madre o el origen de este mundo material y los semidioses delegados, no son más que energías o agentes externos de la Suprema Personalidad de Dios. Bajo la dirección de la Personalidad de Dios, estos agentes ejecutan sus respectivas funciones en la administración de las leyes universales. Ésa es la información que recibimos del Bhagavad-gītā, en la que la Personalidad de Dios afirma que sólo bajo Su dirección la energía material produce este mundo, y que por tanto, toda la administración de los universos es en última instancia controlada por Él.

La energía interna de Dios es diferente. Eso también se explica en el Bhagavad-gītā: existe otra energía permanente de Dios que nunca es destruida, ni siquiera después de la aniquilación de toda la manifestación cósmica. Esa energía interna es diferente de mahā-māyā, y se denomina yoga-māyā.

El universo permanente es creación de yoga-māyā. Aquellos que desean el servicio amoroso puro de la Personalidad de Dios tienen que implorar por la misericordia de yoga-māyā. Aquellos que desean la satisfacción de sus propios sentidos o los que desean volverse uno con el Brahman impersonal porque se sienten desengañados de su intento de complacer los sentidos, adoran respectivamente a mahā-māyā o a los semidioses regentes.

Las doncellas de Vraja adoraron a yoga-māyā para obtener como esposo o amante al hijo del rey de Vraja, mientras que otras personas encuadradas en el sistema del varṇāśrama-dharma material adoran a mahā-māyā, la Deidad superintendente del mundo material, para que alivie su aflicción. Existe un abismo entre los resultados de estas dos variedades de adoración y el intento de equiparar esas actividades diametralmente opuestas es como la ictericia del ojo que te lo hace ver todo amarillo. Ésa es la visión de la persona infectada por la ignorancia.