Un día, la esposa del rey dio a luz un hijo varón, y el rey se
regocijaba. En aquel momento Gopāla Bhan entró en la habitación, y el rey le
dijo: —Gopāla, en esta muy, muy feliz ocasión, dime por favor, ¿qué se te
ocurre decir? Dime exactamente cómo te sientes en este momento.
Gopāla contestó: —Francamente, en este momento, me siento muy feliz
después de defecar.
—¡Gopāla! ¿Cómo puedes decir semejante cosa? —El rey estaba humillado—.
¿Eso es todo lo que se te ocurre decir en este afortunado momento? Estoy
disgustado por completo. No tiene la menor gracia, y no aprecio tu humor en
absoluto.
Tras eso, las relaciones entre el rey y Gopāla fueron tirantes por algún
tiempo. Pero un día Gopāla remaba río abajo llevando al rey, cuando el rey
repentinamente sintió que la naturaleza lo llamaba urgentemente.
Gopāla dijo: —A este lado hay una zona de selva muy densa. No es lo
mejor. Sigamos un poco más río abajo y llegaremos a un lugar mejor.
El rey exclamó: —¡No, dirígete a la orilla!
Gopāla replicó: —No, aquí no. Hay peligro: ladrones y bandoleros. Su
vida puede peligrar. Más adelante hay un sitio.
El rey dijo: —Gopāla, ¡ya no aguanto más, ve allí inmediatamente!—. Gopāla
tuvo que dirigirse allí y el rey saltó fuera. Apenas podía contenerse. Cuando
volvió, Gopāla le preguntó: —¿Cómo se siente?
El rey contestó: —Me siento muy feliz después de defecar.
Entonces Gopāla dijo: —¿Se acuerda? Exactamente ésta era la situación en
que estaba yo cuando acababa de nacer su niño. Cuando usted me preguntó en
aquel momento qué estaba sintiendo exactamente, yo estaba en la misma situación
que usted ahora. Yo le dije como me sentía, pero usted pensó que estaba
insultando a su hijo y nunca lo apreció. ¿Lo entiende ahora?
Jayapatākā Swami
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