Se encontraba Śrīla Prabhupāda en Bombay cuando llegaron discípulos
visitantes de Vṛndāvana y Māyāpura simultáneamente. Esto ocurrió durante el
período de construcción de los templos de ambos lugares, de manera que Prabhupāda
comprendió que los devotos estaban viniendo a solicitar dinero. Ellos, por su
parte, sabían que Prabhupāda los estaba esperando y que les pediría resultados
sobre estos importantes proyectos de construcción.
Pero cuando sus discípulos lo visitaban desde lugares apartados, Prabhupāda,
siguiendo la etiqueta vaiṣṇava, les
daba primero la bienvenida. Prabhupāda había dicho que su misión era como
declarar la guerra a māyā, y por ello
recibía a sus propios soldados del campo de batalla con algunas dulces palabras
de aliento. Les preguntó si habían tomado prasāda
y les sugirió que tal vez quisieran descansar un poco. Al menos durante
unos minutos, los problemas urgentes se dejaron de lado mientras los discípulos
de Prabhupāda gozaban con la dulzura de su darśana
y su amable bienvenida.
Sin embargo, cuando Prabhupāda preguntó al fin a Gargamuni y a Jayapatākā
el motivo de su visita, éstos dijeron que necesitaban 150.000 rupias para
continuar con la construcción de sus respectivos proyectos.
—¡Pero si les acabo de dar! —dijo Prabhupāda—. Siempre están pidiendo
dinero, pero ¿cuándo van a terminar?—. Los discípulos permanecieron en
silencio mientras Prabhupāda preguntaba y criticaba sus demandas. Surabhi
Swami se puso nervioso y pensó: «Si no pueden conseguir ni 150.000 para Māyāpura,
¿qué dirá Prabhupāda cuando me oiga pidiendo 250.000?».
Prabhupāda argumentó que ni en Vṛndāvana ni en Māyāpura se estaba
colectando lo suficiente y que sin embargo venían regularmente a pedirle dinero.
Después de hablar durante un rato, Prabhupāda acordó dar 70.000 rupias a los
hombres de Māyāpura, los cuales aceptaron agradecidos.
—Bien, Surabhi Prabhu —dijo Prabhupāda—, ¿qué puedo hacer por ti?
Surabhi tenía preparada una presentación más sistemática, habiendo hecho
una lista de todo lo que se necesitaba para llevar adelante la construcción de
Vṛndāvana.
Tras escuchar atentamente, Prabhupāda preguntó:
—¿Y a cuánto asciende el total?
—A dos lakhs y medio, Śrīla
Prabhupāda [que equivalen a 25.000 dólares aproximadamente].
Entonces Prabhupāda se volvió hacia su secretario y le pidió que
extendiera un cheque por dos lakhs y
medio, y así cada uno de los devotos obtuvo su cheque. Surabhi estaba a punto
de dejar la habitación cuando Prabhupāda lo llamó.
—¿Cuánto cuesta en Vṛndāvana el alquiler de un ricksha, ida y vuelta desde nuestro templo hasta el Banco de
Punjab?—. Surabhi respondió que alrededor de 1,25 rupias.
Luego Prabhupāda se dirigió a su secretario.
—Brahmānanda, ¿cuánto cuesta enviar un carta certificada de Bombay a Vṛndāvana?—.
La respuesta fue que setenta y cinco paisas
(centavos de rupia). Entonces Śrīla Prabhupāda volvió a tomar el talón de
Surabhi y dijo:
—Enviaremos el cheque por correo.
De manera que sólo para ahorrar cincuenta paisas de una cantidad de dos lakhs
y medio de rupias, Prabhupāda
prefirió mandar el cheque a su cuenta corriente en lugar de que Surabhi lo
llevara en mano. Śrīla Prabhupāda estaba dispuesto a gastar lo que fuera
necesario para construir sus importantes templos en la India , y sin embargo enseñó
a sus discípulos a ahorrar en la medida de lo posible hasta el último céntimo.
Entrevista con Surabhi Swami y Guṇārṇava dāsa
Existen
otros muchos ejemplos sobre lo sobrio y cuidadoso que era Śrīla Prabhupāda
cuando gastaba su dinero en la
India. Le preocupaba que sus discípulos de Occidente fueran
engañados constantemente por los hindúes. Incluso hoy en día, aquellos que
fueron entrenados por Prabhupāda en la
India practican esta austeridad de ahorrar dinero de
cualquier manera posible. En Occidente, sobre todo en América, Śrīla Prabhupāda
no intentó introducir la misma rigidez en cuanto a los gastos. Estas
diferencias de aplicación nos podrían llevar a la duda de si las actividades y
enseñanzas de Prabhupāda tienen que ser seguidas de una manera estricta. La
respuesta es «sí». Incluso si no podemos llevar a cabo las instrucciones de
Prabhupāda en un sentido literal, jamás debemos ignorar el espíritu. Debemos
pensar cómo aplicarlas de acuerdo al tiempo y lugar.
Estamos recopilando
muchas anécdotas de la vida de Prabhupāda no como un mero entretenimiento para
el lector, sino por su valor instructivo. Y las instrucciones de Prabhupāda
tampoco eran sólo para que se las aplicara él mismo. En esencia Prabhupāda fue
siempre un maestro y su līlā como maestro espiritual llenó siempre sus
instrucciones. Como decía Prabhupāda: «Hagan como yo». Aunque algunas de sus
actividades están más allá de la imitación, el principal objetivo de esta
colección de historias —que pensamos también es el principal objetivo de la
vida de Prabhupāda— es dar ejemplos perfectos de la conciencia de Kṛṣṇa para
que puedan ser seguidos por los aspirantes a devotos.
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