En el Bhagavad-gītā, la
instrucción final es abandonar todas las diversidades de religión y seguir a la
Personalidad de Dios sin reservas. AL comienzo del Bhagavad-gītā, la Personalidad de Dios proclamó que Él desciende a
la Tierra siempre que hay un aumento de las actividades irreligiosas. Y lo hace
para proteger a los fieles, aniquilar a los infieles y restablecer los
principios de la religiosidad.
Las dos afirmaciones mencionadas previamente parecen contradictorias. La
Personalidad de Dios desciende a la Tierra para proteger la religiosidad, pero
aconseja a Arjuna que abandone todas las diversidades de religión. No obstante,
la explicación es muy clara. La entrega completa a la voluntad de la Personalidad
de Dios sin reserva alguna es el verdadero principio de la religiosidad. Todas
las demás actividades, como por ejemplo el altruismo, de hecho no son
religiosas. Por ello, la Personalidad de Dios aconseja a Arjuna que las
abandone. Todas ellas son diferentes formas de lujuria mundana, presentadas con
gran magnificencia bajo el atuendo de la religiosidad.
Por eso, la convicción trascendental de sentirse el sirviente eterno de
Dios y seguir esa convicción significa seguir las instrucciones que Śrī Kṛṣṇa nos
da en el Bhagavad-gītā. Mientras
tengamos el sentimiento de que somos los disfrutadores de nuestras actividades,
esas acciones no serán más que diferentes formas de lujuria mundana.
Entregarse por completo al
deseo de Śrī Kṛṣṇa no significa convertirse en una máquina sin vida y sin
ímpetu. Al contrario, el sentimiento de ser el sirviente eterno ocupado en el
servicio de Śrī Kṛṣṇa proporciona un ímpetu trascendental para ejecutar la
voluntad de Dios a través del medio divino del maestro espiritual, cuyo
propósito es idéntico al de Śrī Kṛṣṇa. Esto sólo es posible cuando se recibe la
inspiración del amor puro por Dios denominado vyavasāyatmikā-buddhi, la inteligencia trascendental que garantiza
el éxito en las actividades espirituales.