3. Desobedecer al maestro espiritual



Parte II: Las enseñanzas sublimes de Haridās


3. Desobedecer al maestro espiritual

Haridās dijo: “¡Oh, Señor!, por gentileza, permíteme explicar el tercer nāma-aparādha. Tal aparādha es desobedecer las órdenes del maestro espiritual o irrespetarlo. El alma viaja a través de muchas vidas en diferentes cuerpos y, al final, tiene la chance del raro nacimiento humano, que es auspicioso en todos los sentidos. El alma rodó por 8.400.000 diferentes especies; por medio de ajñāta-sukṛti, o actividades piadosas involuntarias, el alma finalmente obtiene un cuerpo humano. Un nacimiento en la forma humana es por demás inusual, porque solamente en ese cuerpo son posibles las actividades espirituales, en otras especies no. Un semidiós o habitante de los planetas celestiales está predestinado sólo a disfrutar de las reacciones de sus acti­vidades piadosas pasadas; él no consigue iniciar voluntariamente ninguna actividad santa. Los animales, asimismo, están ata­dos por las reacciones kármicas y están muy inmersos en la ignorancia grosera como para emprender cualesquiera actividad piadosa independientemente. Solamente el nacimiento humano es muy conducente a la vida espiritual y al servicio del Señor Supremo. Sin embargo, persiste el hecho de que este cuerpo es transitorio. Si no nos esforzamos esmeradamente por la auto­rrealización, que es la mayor de las bendiciones, nuevamente retornamos al interminable ciclo de nacimientos y muertes.

“Una persona inteligente, por tanto, utilizará esta rara oportunidad. Buscará un maestro espiritual que pueda conducirlo al Supremo Señor Kṛṣṇa. Tal maestro espiritual es verdaderamente un barquero que puede ayudar al ser vivo, que se está aho­gando, a atravesar el océano de la nesciencia. Solamente las personas más tontas intentarán cruzar este océano por medio de su propia inteligencia. Para obtener algún logro en este mundo, es necesario el auxilio de las instrucciones de un guru. ¿Entonces, cómo puede alcanzarse la perfección en el mayor de los asuntos, la ciencia espiritual, sin el auxilio de un guru? Solamente quien es autorrealizado y plenamente proficiente en conocimiento espiritual es apto para ser un maestro espiritual. Algunas de las características de un maestro espiritual fidedigno son que él es pacífico, imperturbable y un devoto puro de Kṛṣṇa. De­bemos aproximarnos a él con humildad. El ser vivo debe satisfacerlo con servicio y recibir iniciación formal de él en la adora­ción del Señor Kṛṣṇa; en ello reside su mejor oportunidad de transponer el enredo material. El amor por Kṛṣṇa inherente en el ser vivo está latente en el corazón y fácilmente puede ser reavivado. Pero esta chance simplemente puede perderse a través de debates especulativos y la lógica dañina. Se debe evitar tales trampas y rendirse a las instrucciones del maestro espiritual y recibir de él el mantra debido. En cuanto a los jefes de familia, éstos deben permanecer dentro del sistema varṇāśrama y refu­giarse en un maestro espiritual fidedigno.

“Un brāhmaṇa es apto para ser maestro espiritual de todos los otros varṇas, u ordenes sociales, si es devoto del Señor Kṛṣṇa. Pero, si no estuviera disponible un maestro espiritual brāhmaṇa, entonces, se debe buscar un maestro espiritual de otro varṇa. Aún así, aconsejamos al jefe de familia que lo mejor es aceptar iniciación de un maestro espiritual brāhmaṇa-varṇa. Un verdadero maestro espiritual es aquel versado en la ciencia de la conciencia de Kṛṣṇa. Un maestro espiritual puede ser de cualquier varṇa o āśrama, mas tiene que ser kalpataru o piedra de toque (que convierte hierro en oro), realizando los anhelos espirituales de todos. El prestigio de tener un maestro espiritual de un varṇa superior es una consideración material; tal prestigio simplemente depende de la posición de casta de aquel que está juzgando la casta del maestro espiritual. Los factores externos, tales como casta, difícilmente tienen alguna relación en la realización espiritual. La necesidad exige que se encuentre un maestro espiritual que sea fidedigno y cualificado; si eventualmente pertenece a un varṇa superior, tanto mejor. Un jefe de familia debe procurar un maestro espiritual de los varṇas superiores; si encuentra uno cualificado, entonces, podrá dejar de buscar uno de un varṇa superior. Se debe tomar nota atentamente, sin embargo, para que al buscar un maestro espiritual “de clase alta”, no se elija una persona descalificada simplemente por el prestigio de tener un maestro espiritual de un varṇa supe­rior.

“Si por alguna razón el jefe de familia decide dejar el hogar y abrazar la vida de renunciante, y aún no logró satisfacer sus anhelos espirituales, naturalmente se requiere un maestro espiritual santo. Para tal renunciante, un maestro espiritual en la orden renunciante es lo mejor. Por su orientación espiritual e iniciación, el renunciante dentro de poco saboreará el éxtasis de cantar los santos nombres. Un devoto jefe de familia repentinamente podrá sentir el peso de la vida familiar afectando su bús­queda espiritual. Aunque deje el hogar, no necesitará dejar a su maestro espiritual anterior. Para el jefe de familia es aconseja­ble buscar refugio en un maestro espiritual jefe de familia, si éste fuera calificado y puro. Si un maestro espiritual jefe de fami­lia no estuviera disponible, podrá tomar iniciación de un cualificado guru renunciante. Bajo las instrucciones espirituales de su guru, el neófito principia la vida devocional y es gradualmente elevado a experimentar emociones amorosas trascendentales en el servicio del Señor. Él desenvuelve repugnancia por la vida material y entonces, se vuelve un renunciante. Tal descarga es el curso natural de las cosas. Una vez en la orden de renuncia, es obligatorio que tenga un maestro espiritual que sea renunciante. Él debe ser instruido en la vida de renuncia por un maestro espiritual renunciado y aceptar de él las vestimentas de un mendi­cante.

“Hay dos tipos de maestros espirituales: el maestro espiritual iniciador, o dīkṣā-guru; y el maestro espiritual instructor, o śikṣā-guru. Ambos gurus deben ser respetados igualmente. Ésta es la clave para el éxito espiritual. El dīkṣā-guru inicia a la persona en el canto de los santos nombres y en el dīkṣā-mantra, al paso que el śikṣā-guru transmite conclusiones espirituales al discípulo. Este conocimiento espiritual significa específicamente sambandha-jñāna o el conocimiento de la relación del ser vivo con el Señor Supremo y Sus múltiples energías. El dīkṣā-guru es uno, pero puede haber muchos śikṣā-gurus. De hecho, todos los devotos vaiṣṇavas son śikṣā-gurus, pero tanto el dīkṣā-guru como los muchos śikṣā-gurus deben ser respetados igualmente.

“Las sucesiones discipulares vaiṣṇavas son las verdaderas líneas de enseñanzas y maestros santos. Las líneas vaiṣṇavas siempre diseminan los mantras fidedignos, las conclusiones apropiadas de las escrituras, el proceso devocional autorizado y la meta final de la vida. Para protegernos de los peligros de la filosofía māyāvādī, debemos rendirnos a un maestro espiritual de una línea santa –más precisamente, de una línea vaiṣṇava. Las enseñanzas dejadas por los fundadores-ācārya de las sampradāyas deben ser honrados especialmente. Śrī Rāmanuja, Śrī Madhvācārya, Śrī Nimbarkācārya y Śrī Viṣṇu­swami son los cuatro ācāryas originales de las cuatro líneas vaiṣṇavas. Sólo debemos aceptar las conclusiones de ellos y no de otro. Se debe recibir iniciación espiritual en una de esas cuatro sampradāyas y no en otras. Un devoto debe comprender que el ādi-guru, el maestro espiritual original de la sampradāya, es el śikṣā-guru, y sólo sus enseñanzas deben ser aceptadas y no las de cualquier otro erudito o maestro. Y solamente un devoto santo que entendió las enseñanzas del śikṣā-guru es apto para ser un dīkṣā-guru de los otros. Al pensar que es posible ser iniciado por un guru māyāvādī en las enseñanzas de la conciencia de Kṛṣṇa, se comete un grave error. No se alcanzará devoción pura. Aquel que transmite enseñanzas erróneas y aquel que las recibe, ambos están destinados al infierno. Quien aceptó enseñanzas y conclusiones fuera de la línea de bhakti pura, desperdició su vida. Entonces, tal persona ¿cómo puede volverse un maestro espiritual? ¿Cómo podrá salvar a otras almas condicionadas? Estando ella misma en ilusión y siendo, por tanto, un ser imperfecto, ¿cómo podrá traer buena fortuna a los otros? Debemos comprender que un devoto puro no es un alma común. Las escrituras declaran que él es el más cualificado para ser un maestro espiritual.

“El dīkṣā-guru y el śikṣā-guru ambos son siervos íntimos del Señor Kṛṣṇa. Internamente están situados en el humor de servicio de Vraja; ellos son manifestaciones de la energía del Señor Kṛṣṇa. Nunca cometan el equívoco de juzgar al guru como un mortal común. El maestro espiritual es el representante de las potencias del Señor Kṛṣṇa, enviado por el Señor como maestro eterno de sus discípulos. Él debe ser siempre adorado como un asociado eterno del Señor Supremo, alimentado por la potencia espiritual superior del Señor. Con todo, nunca se debe considerar al maestro espiritual como el Señor Supremo; esto es filosofía māyāvādī, la cual no está en la línea de las conclusiones vaiṣṇavas puras. Los devotos vaiṣṇavas están bastante prevenidos contra tales interpretaciones equivocadas, pues el remolino māyāvādī del malabarismo de palabras es, de hecho, contaminante para la mente y el corazón. El maestro espiritual debe ser siempre adorado de acuerdo con las conclusiones de las escrituras y, cuando son debidamente ejecutadas, estas prácticas resultan en la autorrealización.

“El maestro espiritual debe ser adorado primero; solamente entonces se puede adorar al Señor Kṛṣṇa. Debemos ofrecer al maestro espiritual diferentes parafernalias, tales como un buen asiento, calzados, lava-pies, vestimenta, etc.; entonces, con el permiso del maestro espiritual se puede adorar a las Deidades de Śrī Śrī Rādhā y Kṛṣṇa. Los alimentos deben ser ofrecidos primero a las Deidades y, entonces, al maestro espiritual, después a los semidioses y otros vaiṣṇavas. Sin la sanción del maes­tro espiritual no podemos ocuparnos en la adoración de Rādhā-Kṛṣṇa. Antes de cantar los santos nombres, el discípulo debe acordarse del maestro espiritual y sus instrucciones. Quien irrespeta al maestro espiritual comete una seria ofensa que habrá de expulsarlo de la senda de la devoción pura. El maestro espiritual, el Señor Kṛṣṇa y los vaiṣṇavas deben ser adorados con igual fervor devocional. Fe firme y devoción por el maestro espiritual llevarán al canto puro y a la meta final de obtener amor por Dios –kṛṣṇa-prema.

“Si por algún infortunio el maestro espiritual cae en mala asociación, gradualmente pierde su realización espiritual y po­tencia. En la época en que el discípulo lo conoció, el guru era fidedigno y realizado pero, más tarde, debido a las ofensas contra los santos nombres (nāma-aparādha) se volvió confundido por māyā y destituido de conocimiento. En esta condición él de­testa la compañía vaiṣṇava y el canto de los santos nombres; gradualmente se vuelve esclavizado por la lujuria, codicia, bienes y mujeres. Si por la misericordia del Señor Kṛṣṇa el discípulo puede ver a través de todo eso, entonces rechazará a su guru. Más tarde podrá nuevamente buscar un devoto fidedigno y puro y, bajo su guía espiritual, cultivar el nombre puro. El maestro espiritual tiene que ser riguroso con sus discípulos. Tiene que corregir a un aspirante a discípulo antes de iniciarlo, y castigar a los iniciados inestables. La vida espiritual de un discípulo se vuelve inútil si éste sirve y adora a un guru descalificado. Pero, mientras la relación entre maestro espiritual y discípulo sea estable (i.e., cada cual permanece cualificado en su posición), en­tonces, no hay necesidad que uno rechace al otro.

“La relación guru-discípulo es eterna. Si ambos mantienen sus posiciones puras y son fidedignos, su relación nunca aca­bará. Con todo, si más tarde el maestro espiritual es expuesto como desleal, el discípulo debe repudiarlo inmediatamente. Lo mismo debe suceder por parte del maestro espiritual si el discípulo es igualmente expuesto. Si tal repudio no sucede por ambas partes cuando fuera necesario, entonces, están condenadas. Quien irrespeta al maestro espiritual vaiṣṇava puro y fidedigno, es un renegado y merece ser evitado por todos. Es aconsejable, por tanto, que antes de aceptar un maestro espiritual la persona elija cuidadosamente la persona correcta. El maestro espiritual debe ser un devoto puro del Señor. Las escrituras recomiendan que tanto el maestro espiritual como el discípulo se examinen rigurosa y minuciosamente, antes de aceptarse mutuamente. Esto excluye al kula-guru, o guru tradicional de la familia. Está claro que, si el kula-guru es cualificado, es de conveniencia inme­diata aceptarlo; pero, en el caso que éste no sea santo, se debe buscar un devoto puro y aceptarlo como maestro espiritual. Como hasta incluso los objetos domésticos son probados antes de ser adquiridos, solamente un tonto desgraciado dejará de pasar por el período de prueba en la selección de su verdadero maestro espiritual, quien es el mejor amigo de los seres vivos. Al kula-guru descualificado debemos ofrecer el debido respeto y devoción y, tras implorar el permiso para dejarlo, la persona debe buscar un maestro espiritual cualificado. El punto es que no debemos atraer sobre nosotros mismos la calamidad de tener que rechazar a nuestro maestro espiritual. Si somos prudentes, podremos evitar tal situación. Debemos evitar atentamente co­meter cualquier ofensa contra un devoto puro guru. Esto es desastroso y arruinará tanto a hombres como semidioses.

“Nunca irrespeten los artículos usados por el maestro espiritual; por ejemplo: su asiento, cama, calzados, vehículo, ban­queta de pies, agua del baño, etc. Pisar su sombra, adorar a otra persona en su presencia, dar iniciación mientras él aún está vivo, intentar impresionar a otros con conocimiento espiritual en presencia de él e intentar controlarlo, debe ser totalmente rechazado. Adondequiera que y siempre que veamos a nuestro maestro espiritual, debemos ofrecerle nuestras reverencias pos­t­radas con oraciones. El nombre del guru debe ser pronunciado con gran reverencia. Sus órdenes nunca deben ser desobedeci­das. Siempre estén dispuestos a honrar sus restos y no digan nada que sea desagradable para él. Caigan humildemente a sus pies e imploren para refugiarse en él, y de esa forma actúen para complacerlo. Simplemente por comportarse así, fácilmente se consigue desenvolver un gusto por el canto, lo que a su vez ofrece toda perfección. Esto es confirmado en los Vedas. Aquel que ofende al nāma-guru, o maestro espiritual que nos inicia en el canto de los santos nombres del Señor, cae en compañía pecaminosa y adopta el punto de vista de escrituras desautorizadas y sacrílegas. El nāma-guru enseña las conclusiones de las escrituras y revela la naturaleza esotérica de los santos nombres. Él inicia al discípulo en el mantra de los santos nombres. El dīkṣā-guru en general será el nāma-guru, y el dīkṣā-mantra es en verdad el santo nombre. El mantra pierde su significado y propósito si es separado de los santos nombres; simplemente por pronunciar los santos nombres del Señor, el mantra es can­tado automáticamente. La única manera de ser perdonado por esta ofensa es abandonar la compañía pecaminosa, dejar de lado todas las escrituras desautorizadas y lanzarse a los pies de loto del maestro espiritual, arrepintiéndose conmovido. El maestro espiritual es un vaiṣṇava compasivo; debido a su naturaleza misericordiosa, ciertamente le perdonará”.

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