Parte II: Las enseñanzas sublimes de Haridās
4. Blasfemar
las Escrituras Védicas
Haridās dijo: “¡Oh, mi Señor!, criticar la literatura
védica y otras literaturas que siguen la versión védica es una seria ofensa que
niega a la persona el éxtasis de la devoción pura. El śruti-śāstra
(literatura védica), que incluye los Upaniṣads, los Purāṇas y
otras escrituras derivadas, emanó de los propios labios del Señor Kṛṣṇa. Esa
literatura establece y prueba la verdad espiritual. Contiene conocimiento espiritual
que está más allá del alcance de los sentidos materiales, y ese conocimiento
sólo se comprende por la gracia del Señor Kṛṣṇa. Los sentidos son capaces de
experimentar sólo objetos materiales; la trascendencia queda más allá de sus
límites. La ciencia de la conciencia de Kṛṣṇa es completamente espiritual;
luego, ella es trascendental. Ese conocimiento sobre la trascendencia misericordiosamente
fue dado por el Señor Kṛṣṇa en la literatura védica para bendición máxima de
la humanidad. La palabra veda en verdad se refiere a ese conocimiento
espiritual conforme es recibido en la debida sucesión discipular, o paramparā.
Los seres humanos nacen con cuatro defectos naturales: cometen errores, están
sujetos a la ilusión, son propensos a engañar y poseen sentidos imperfectos.
Todo lo que hacen está enlodado por estas fallas. La literatura védica está
libre de cualquier error o discrepancia; es el único medio de salvación
espiritual. El conocimiento védico trascendental fue revelado por el Señor Kṛṣṇa
y posteriormente compilado por los sabios. Los sabios recibieron este conocimiento
en samādhi, o absorción espiritual total.
“La literatura védica enseña sin equívoco el rechazo de
las actividades fruitivas mundanas (karma) y el conocimiento especulado
empírico (jñāna), y concluye que el cultivo de la devoción pura ofrece
toda perfección. El propio Señor enseñó eso reiteradas veces y demostró por Su
propio ejemplo la senda de la devoción pura. En los Vedas hay diez
instrucciones principales; la primera es que la prueba o base del conocimiento
real son los Vedas, y las otras nueve son aseveradas por los Vedas
como enseñanzas que destruyen la ignorancia y establecen el verdadero
conocimiento espiritual.
“La primera enseñanza afirma que Hari, Kṛṣṇa, es la
única Suprema Verdad Absoluta. La segunda, que Él es omnipotente; todas las
energías están auto-contenidas dentro de Él. La tercera enfatiza que Él es
Rasamūrti, la encarnación de todas las dulzuras espirituales. Él es la fuente
de la bienaventuranza para todos los seres vivos y Él reside eternamente en Su
morada en el cielo espiritual. Esas tres primeras enseñanzas se refieren
solamente al Señor Supremo, Kṛṣṇa. El cuarto principio discute cómo los seres
vivos son partes fragmentarias separadas del Señor. Los seres vivos constituyen
centellas espirituales infinitesimales. Los seres vivos son de dos tipos:
eternamente condicionados y eternamente liberados; ellos habitan tanto los
planetas materiales como los espirituales. El quinto principio demuestra cómo
el alma condicionada es cautivada por el brillo de la potencia ilusoria de Māyā.
Olvidándose de Kṛṣṇa, permanece eternamente atada a este mundo fenomenal,
disfrutando y sufriendo en la existencia material. El sexto principio es que
los seres vivos eternamente liberados o nitya-muktas son asociados eternos
del Señor Kṛṣṇa y residen en el mundo espiritual, donde disfrutan de
relaciones amorosas espirituales. Estos tres, entonces, son enseñanzas sobre
los seres vivos halladas en los śrutis.
“Todo lo que es material y espiritual pertenece a acintya-bhedābheda-sambandha.
Ser vivo y materia, ambos, son transformaciones de la energía del Señor Kṛṣṇa.
Eso es inconcebible. Conociendo acintya-bhedābheda-tattva, el
ser vivo comprende que es un siervo de Kṛṣṇa y que es como una centella o rayo
del Sol espiritual que es Kṛṣṇa. Tal transformación de la energía del Señor es
inconcebible, dice el śruti; pero las así llamadas “transformaciones”
del propio Señor Supremo en que los māyāvādīs quieren que todos crean
son sólo postulados ofensivos y dañinos. Hasta aquí, esas siete enseñanzas
constituyen el conocimiento sambandha-jñāna o conocimiento de la
relación eterna. Los Vedas aún indican abhidheya, o el medio más
fácil de alcanzar la meta. Las nueve ramificaciones del servicio devocional
son: oír, cantar, recordar, adorar, orar, prestar servicio, ejecutar las órdenes
del Señor, ser amigo del Señor y rendirse completamente al Señor. El canto de los
santos nombres es la actividad devocional más importante. En los Vedas
hay volúmenes describiendo las glorias de los santos nombres. El ser vivo debe
refugiarse en el proceso devocional puro. Por la misericordia del Señor Kṛṣṇa alcanzará
kṛṣṇa-prema, o amor por Dios. La devoción pura es indicada por la
propensión natural humana a rendir siempre servicio devocional favorable a Kṛṣṇa.
La devoción pura sólo persigue una mayor excelencia en la devoción, no quedando
satisfecha con nada más. No es perturbada por el deseo de acción fruitiva o el
conocimiento empírico. La devoción pura no es contaminada por la actividad
fruitiva o el conocimiento empírico. Los Vedas recomiendan que
cultivemos devoción pura refugiándonos plenamente en los santos nombres; esto
es esencial. El Śruti compendia las nueve enseñanzas verificables y el guru,
que es bien versado en las escrituras, es capaz de revelar estas verdades.
Quienquiera que critique los śrutis comete un crimen atroz. Es un
pecador y un ofensor a los santos nombres. Jaimini, Kapila, Nagna, Nāstika, Sugata y Gautama son seis
filósofos que fueron atrapados por las garras de la lógica y el razonamiento
mundanos. Simplemente hicieron algún servicio labial a la enseñanza de los Vedas,
pero no aceptaron a Dios. Jaimini propagaba que el mejor conocimiento que los Vedas
tienen para ofrecer es la porción ritualística fruitiva conocida como karma-kāṇḍa.
Kapila osó declarar que Dios era imperfecto; aceptó el proceso de yoga,
pero sin comprender sus implicancias más profundas. Nagna diseminó veneno
enseñando una práctica del tantra que está en la modalidad de la
ignorancia. Cārvāka Nāstika era
un ateo que nunca aceptó la autoridad de los Vedas, y Sugata, el
budista, impuso un significado diferente a ellos. Gautama propagó la lógica y
no adoraba al Señor Supremo. Estas interpretaciones dañinas de hecho son
ofensas contra los Vedas. A través del sofisma, tales filósofos dicen
verdades a medias que probablemente confundirán al oyente común, aunque un
vedantista entendido pueda fácilmente detectar sus ardides. Eviten enlodarse en
tales conceptos filosóficos porque son perniciosos al crecimiento espiritual.
“La filosofía māyāvādī es igualmente peligrosa,
pues suprime el humor devocional natural. La filosofía māyāvādī es un
budismo camuflado objetivamente. En la Era de Kali la propagación de esa
filosofía, que es una perversión de la verdad védica, fue autorizada por el
Señor Supremo. A pedido del Señor, el Señor Śiva se convirtió en su propagador.
Así como Jaimini aparentemente apoyaba la autoridad védica pero en la práctica
propalaba una versión truncada de las conclusiones védicas, igualmente los gurus
māyāvādīs ofrecen pruebas védicas para establecer su budismo disimulado;
así ellos oscurecen la esencia de los Vedas, que es la ciencia del
servicio devocional. Aṣṭāvakra, Dattātreya, Govinda, Gaudapada, Śaṅkarācārya y
todos los seguidores de Śaṅkara, filósofos materialistas, son conocidos como māyāvādī
gurus. En el budismo, la principal enseñanza es la no-existencia del alma.
El budismo no admite un concepto de brahman. La teoría del vacío, última
palabra en el budismo, entre los māyāvādīs se vuelve el concepto de brahman
impersonal, sin forma, lo cual es concebido así por ellos a fin de no ser material.
Pero esos conceptos son diametralmente opuestos a la ciencia eterna del
servicio devocional. Cualquier afiliación a tales pensamientos automáticamente
hace que el ser vivo cometa nāma-aparādha. Algunos aceptan la filosofía māyāvādī
pero cantan los santos nombres, sin embargo eso es una ofensa contra el nombre.
“Cuando se reúnen todas las conclusiones fundamentales
de la filosofía védica, sumadas ellas resultan en servicio devocional puro, a
través del cual el ser vivo alcanza amor puro por Dios. Dondequiera que las
principales enseñanzas sean aplicables, es errado sustituir con enseñanzas
secundarias en lugar de ellas. Todos esos significados principales indican y
apoyan la ciencia de la conciencia de Kṛṣṇa. Imponer artificialmente
significados secundarios a las declaraciones védicas es un pecado que nos
distancia de la Verdad Absoluta. De principio a fin, los Vedas exponen
la súper excelencia del oṁ o
de los santos nombres. Por cantar el nombre del Señor, el ser vivo alcanza la
morada espiritual más elevada. Los devotos puros siempre se refugian en los
santos nombres. Los santos nombres son trascendentales, siendo una réplica
exacta del Señor Supremo. Simplemente por cantar nāmabhāsā, se obtiene
toda la perfección en este mundo material. Solamente los locos desafortunados
intentarán a propósito desdeñar las enseñanzas védicas y así arruinar sus
vidas por las ofensas. Al devoto que está apegado al canto del nombre puro
también le será revelado el conocimiento de los Vedas. Gradualmente, él
también obtendrá kṛṣṇa-prema.
“Los Vedas inequívocamente declaran que por
cantar los santos nombres se experimenta bienaventuranza extática, pues los
santos nombres son la fuente de todo. Los Vedas aún explican que todas
las almas liberadas están residiendo en el cielo espiritual y están siempre
ocupadas en el canto del nombre puro. En la Era de Kali más y más personas
están adorando a Māyā, la energía material. Ellas dejan de lado la oportunidad
de cantar los santos nombres del Supremo Señor Kṛṣṇa, que son llenos de
dulzuras espirituales extáticas. Ellas adoptan la adoración tántrica en
la modalidad de la ignorancia y critican los Vedas y divergen de la
verdadera senda de la religión, comiendo carne, bebiendo alcohol y realizando
otras actividades pecaminosas. Estos ofensores nunca consiguen recibir la
protección de los santos nombres, tampoco pueden entrar en la morada eterna del
Señor Supremo, Vṛndāvana. Māyā-devī fuerza a los ateos a realizar actividades
pecaminosas y, de esta manera, los priva del néctar de cantar los santos
nombres. Pero si ella se apacigua a través del servicio prestado por el ateo a
los santos vaiṣṇavas, lo colma con su gracia y lo conecta con los pies
de loto del Señor Kṛṣṇa. Māyā es una eterna sierva del Señor Kṛṣṇa. Ella
castiga a los seres vivos extraviados que se apartan del servicio al Señor Kṛṣṇa.
Aquellos que desean servir a Māyā simplemente son engañadores que nunca
lograrán conocer la felicidad. Con todo, Māyā-devī recompensa a aquellos que
cantan los santos nombres; ella los ayuda a atravesar el océano de estupidez
material. Māyā-devī es conocida y adorada en las formas de Durgā, Kali, etc. La
energía espiritual superior es la energía original y primordial del Señor Kṛṣṇa;
Māyā es su sombra. Su intención es rectificar a los seres vivos errantes que
decaen y traerlos de vuelta a la conciencia de Kṛṣṇa; éste es su principal
deber para con el Señor. Māyā distribuye dos tipos de gracias –niskapata
(honestas e irrestrictas) y sakapaṭa (caprichosas e ilusorias). A través
de su misericordia niskapata ella da la ciencia del servicio devocional
al Señor Kṛṣṇa sutilmente mezclada con conocimiento material. En el caso de la
misericordia sakapaṭa ella ofrece favores materiales y comodidades temporales,
y así controla al ser vivo. Cuando se siente insatisfecha con el comportamiento
del ser vivo, lo lanza en el brahmajyoti por medio de la liberación sāyujya;
así el ser vivo es condenado. Por tanto, eviten la ofensa de criticar las
escrituras śruti. Absórbanse en el constante canto de los santos
nombres. Si inadvertidamente criticaron al śruti entonces deben arrepentirse
sinceramente de ese error, glorificando debidamente al śruti. Se debe
adorar la literatura védica y al Śrīmad-Bhāgavatam, sintiendo gran
júbilo y respeto, ofreciendo flores y tulasī. El Śrīmad-Bhāgavatam
es la esencia de las enseñanzas védicas y es la encarnación literaria del
Señor Kṛṣṇa. El Bhāgavatam ciertamente colmará al ofensor de
misericordia, porque el Bhāgavatam es un océano de misericordia.
Solamente los bribones critican al Śrīmad-Bhāgavatam”.
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