Parte II: Las enseñanzas sublimes de Haridās
6. Cometer
pecados apoyándose en los Santos Nombres
Haridās dijo: “Los santos nombres están eternamente
situados en la bondad pura. Sólo los seres vivos muy afortunados pueden
refugiarse en los santos nombres de Kṛṣṇa. El canto remueve rápidamente los anarthas
del corazón y, consecuentemente, hace desaparecer la hṛdaya-daurbalyam
(flaqueza del corazón). Cuando se desenvuelve fe inquebrantable en los santos
nombres del Señor, la propensión al pecado es extirpada totalmente. Todos los
pecados anteriores también se disuelven. El corazón brilla con pureza positiva.
Los deseos pecaminosos en el corazón están arraigados en la ignorancia. Estos
tres –el pecado, las semillas del pecado y de la ignorancia– son la fuente de
todo sufrimiento para el alma condicionada. Cantar suaviza el corazón y evoca
la compasión por todas las almas condicionadas; aquel que canta constantemente
se esfuerza por el bienestar de ellas. Él no puede aguantar viendo los
sufrimientos de las almas condicionadas e intenta remover esos sufrimientos de
cualquier modo. Él no es perturbado por los deseos lujuriosos ni por el
impulso para disfrutar de los sentidos, y siente rechazo por los bienes y las
mujeres. Él sigue la senda de la virtud. Sólo acepta lo que es favorable a la
ejecución del servicio devocional y rechaza aquello que es desfavorable. Posee
la absoluta convicción en todas las situaciones de que el Señor Kṛṣṇa es su protector,
salvador y mantenedor. Está libre de apegos al cuerpo y de las nociones de
‘para mí’ y ‘mío’. En un estado de espíritu humilde, constantemente canta los
santos nombres del Señor. Nunca más se inclina a cometer actividades pecaminosas.
“Cantar gradualmente disminuye la propensión al pecado
y, simultáneamente, purifica la conciencia. En este punto, un gusto por el
canto comienza a manifestarse y la inclinación por cometer actividades
pecaminosas desaparece, aunque un tenue residuo de actividades pecaminosas
anteriores aún permanezca en la conciencia. Las reacciones pecaminosas
salientes dejan un aroma de hábito pecaminoso flotando en el aire, pero el
contacto del cantor con el nombre engendra una pureza de fuerza de voluntad y
mente que vence este estigma de pecado adherente.
“El Señor Kṛṣṇa prometió a Arjuna que Su devoto nunca
estaría en peligro de destrucción; en caso de adversidades, Él vendrá a
socorrer a Su devoto personalmente. Los pecados de los devotos son aniquilados
solamente por la misericordia del Señor. El filósofo empírico (jñānī)
puede dominar sus pecados con grandes esfuerzos y penitencia; pero tan pronto
deja o reniega del refugio de los pies de loto del Señor Kṛṣṇa, inmediatamente
cae. Quienquiera que simplemente acepte la protección del Señor es un alma
elevada. Su progreso nunca será impedido por los obstáculos. Esto está
declarado en las escrituras.
“Eventualmente un devoto podrá cometer un pecado; aún
así, él no tiene que hacer la penitencia, o prāyaścitta, recomendada en
los Vedas para expiar y contrarrestar el pecado. Tales pecados son una
fase pasajera; serán ahogados en el néctar de los santos nombres. El devoto no
se pierde del camino de la espiritualidad. Con todo, si un devoto comete otro
pecado apoyado en el canto, entonces él es inestable. Es una persona
fraudulenta y está condenado debido a su nāma-aparādha, Los pecados suceden
de dos modos: debido a la súbita flaqueza o error, y por premeditación. Existen
vastas diferencias entre ambos.
“Un materialista tiene que realizar prāyaścitta y
arrepentirse amargamente si comete un pecado. Pero si comete un pecado contando
con la fuerza purificadora de los santos nombres, entonces incluso prāyaścitta
es inútil. Está predestinado a la ruina. Aun después de inenarrable retribución
en el infierno, no será absuelto de ese nāma-aparādha. Incluso la propia
inclinación al pecado ya resulta en suficiente tribulación para el alma; si
ésta aún aumenta sus dificultades por cometer pecados deliberadamente contando
con la fuerza del canto, su gesto es bastante lamentable.
“Las escrituras declaran que los santos nombres son tan
potentes que pueden neutralizar más pecados que los que se pueda cometer
incluso en cien millones de vidas. El más atroz de los pecados es
contrarrestado aun en la etapa nāmabhāsā del canto. Es por ello que los
impostores y charlatanes adoptan el canto del nombre: ellos dejan las
responsabilidades de la tarea doméstica y, escondidos detrás de la vestimenta
de renunciante, viajan de país en país. Sus corazones están cargados de deseos
por fortuna y mujeres. Ya describiste a tales personas como markaṭa-vairāgīs
o ‘renunciantes monos’.
“Algunas personas representan el papel de renunciantes
mientras mantienen una mentalidad doméstica. Estas personas son como un peso
muerto sobre la madre tierra y la sociedad humana, y deben ser evitadas. Un
devoto que se haya refugiado en los santos nombres puede vivir en cualquier
situación –en la vida doméstica o en el bosque como eremita. Si la situación
doméstica es conducente al canto, entonces la vida de mendicante es innecesaria
y errada; pero si la vida doméstica fuera desfavorable, el devoto está
destinado, por el deber, a dejar el hogar. Es una ofensa terrible cometer
pecados contando con la fuerza del canto; esta ofensa será desterrada para
siempre de la senda del servicio devocional. Los devotos en la fase nāmabhāsā
del canto deben cuidarse contra tal compañía engañadora porque tendrá mala
influencia sobre ellos. Acabarán cometiendo ese temido nāma-aparādha.
Aquellos que cantan el nombre puro están libres de nāma-aparādha.
“Los devotos que se refugian totalmente en el canto del
nombre puro nunca están propensos a cometer ninguno de los diez nāma-aparādhas.
Los santos nombres por sí solos protegen a los devotos puros que se rindieron
al nombre puro. Pero mientras el nombre puro no haya despuntado en el corazón
del devoto, el peligro de cometer nāma-aparādha está siempre amenazando.
Por tanto, los devotos en la etapa nāmabhāsā deben evitar particularmente
esta ofensa de cometer pecados contando con la fuerza del canto. Un devoto debe
buscar la asociación de los devotos puros que cantan los santos nombres sin
ofensas, y debe permanecer muy alerta sobre cometer ofensas. Quien canta puramente,
posee mente y conciencia fijas. Nunca se desvía de los pensamientos de Kṛṣṇa,
ni por un momento. En tanto no se haya fortalecido el canto a tal punto y no se
haya rendido plenamente a los santos nombres, la persona debe mantenerse muy
atenta para evitar ofensas. Se debe permanecer en guardia especialmente contra
la ofensa de cometer pecados contando con la fuerza del canto. Debe cantar
continuamente los santos nombres y, así, atraer la misericordia de su maestro
espiritual, quien da el conocimiento perfecto sobre la relación eterna. Dicho
conocimiento contiene la ciencia de la devoción pura y la pureza de los santos
nombres.
“Si por algún error es cometido ese nāma-aparādha,
se debe procurar la asamblea de los vaiṣṇavas puros. La propensión al
pecado es como un ladrón de caminos que aborda al viajero. Los devotos puros
son los guardianes del camino que acuden en nuestro socorro cuando un devoto
clama alto por su ayuda. Apenas por oír ese llamado, el ladrón inmediatamente
corre, temiendo que los guardias vengan. Los guardianes, los vaiṣṇavas
puros, consolarán al devoto con palabras suavizantes y su garantía de protección”.
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