7. Instruir las glorias de los Santos Nombres a los infieles




Parte II: Las enseñanzas sublimes de Haridās

7. Instruir las glorias de los Santos Nombres a los infieles

De manos juntas y con voz suave, Haridās dijo: “Ahora, por favor, oye sobre otro nāma-aparādha. El primer requisito esencial para cantar los santos nombres de Kṛṣṇa es śraddhā, o fe firme. Quien está destituido de eso no puede oír el nombre, por tanto, no está cualificado para cantar. Nacimiento elevado, familia respetable, conocimiento, fuerza, erudición o fortuna no son atributos que cualifiquen a una persona para cantar el nombre. Las escrituras alaban a śraddhā como el único ingrediente indispensable para cantar debidamente. El nombre del Señor Kṛṣṇa es el tesoro más valioso del ser vivo. Śraddhā significa tener completa convicción de que cantar el nombre del Señor Kṛṣṇa realizará automáticamente todos los deberes y comple­tará todas las actividades piadosas. Aquellos que no poseen tal fe no están cualificados para cantar. De acuerdo con la etiqueta vaiṣṇava, una persona que no posee śraddhā por el nombre, no debe ser iniciada en el canto. Si una persona sin fe es iniciada en el canto o es instruida sobre las glorias de los santos nombres, sólo denigrará e irrespetará al nombre. Dicha declaración es de las escrituras. El puerco pisoteará las perlas desparramadas ante sí y el mono rasgará el paño que le den. Semejante persona sin fe cometerá más y más ofensas contra los santos nombres y, así, invitará a la ruina. Simultáneamente, el guru iniciador será arrastrado por su parte en esas ofensas; dentro de poco, él dejará la senda del servicio devocional.

“Una persona sin fe astutamente podrá venir a los vaiṣṇavas para implorar por la iniciación al canto. El sādhu debe ver a través de ese ardid y negarle la iniciación. El devoto charlatán presume: ‘Los santos nombres de Kṛṣṇa son el agente que todo lo purifica; una vez que haya recibido el nombre no tendré que preocuparme más al cometer pecados. Además, por cantar todo el tiempo, las personas me respetarán más y me adorarán como un vaiṣṇava. Entonces, podré obtener buena cantidad de servicio de ellos. El prestigio que perdí debido a mis actos pecaminosos será recuperado plenamente por cantar. Jamás ocurrirá otra perdida nuevamente, y habré de disfrutar de inmenso beneficio material’. El sādhu debe exigir del farsante total arrepen­timiento por su deshonestidad. Para volverse digno de iniciación, debe declarar inmediatamente sus deseos de distinción y adoración y, en lugar de ello, debe intentar desenvolver śraddhā por los santos nombres. Solamente cuando la śraddhā por los santos nombres está presente se puede ser iniciado en el canto. Los santos nombres entonces llevan al cantor a atravesar el océano de ignorancia material. Pero mientras no se haya desenvuelto suficiente fe en los santos nombres, no habrá cualifica­ción para cantar. Se debe oír las glorias de los santos nombres de un vaiṣṇava. Volviéndose humilde por oír sus instrucciones, se deben dejar de lado los deseos materiales y comenzar a cantar. Cuando el maestro espiritual percibe el debido grado de śraddhā en el candidato, él lo inicia en el gran tesoro espiritual –los santos nombres de Kṛṣṇa. Pero instruir a una persona sin fe es una ofensa abominable. El guru va al infierno si concede iniciación a una persona sin fe para beneficio material. Si el guru sabe que la persona que se aproximó a él para obtener la iniciación es un simulador deshonesto, sin fe, y no obstante sin preocuparse por ello lo inicia simplemente por beneficio material, cometerá una ofensa atroz contra los santos nombres. Si el guru fue incapaz de juzgar correctamente y, hallando a su discípulo sincero y fiel, le dio iniciación para luego descubrir que es un farsante, debe inmediatamente reparar su error.

“Si por inadvertencia y falta de experiencia sucede un error como instruir e iniciar a una persona infiel, el maestro espiri­tual iniciador debe llenarse de temor y remordimiento. Él tiene que hacer pública su ofensa delante de la comunidad vaiṣṇava y rechazar a aquel discípulo insincero, excomulgándolo. Si el guru falla en actuar prontamente, gradualmente irá hundiéndose en las profundidades de la depravación moral y la ilusión, y será desautorizado de la senda de la devoción. ¡Oh, Señor Caitanya, Tus órdenes de propagar los santos nombres alertan exactamente sobre esto! Explicaste que los predicadores deben instruir debidamente a los śraddhāvan (personas con śraddhā) sobre los santos nombres de Dios. De esta forma, el mundo entero de­berá ser inundado con el canto de las glorias de los santos nombres. Por el canto congregacional en voz alta, los santos nom­bres deben ser largamente propagados. Aquellos que son sinceros se presentarán y escogerán un guru fidedigno, recibiendo de él iniciación en el nombre. A través del canto sincero ciertamente obtendrán amor por Dios, kṛṣṇa-prema. Prostitutas, crimi­nales, engañadores y otras personas pecaminosas deben ser inducidas a dejar sus hábitos incorrectos, injuriantes; se debe im­plantar śraddhā genuina en sus corazones. Cuando la śraddhā de ellos en los santos nombres de Kṛṣṇa madure, deberán recibir iniciación. Ése es el deber de un predicador conforme va de lugar en lugar, enseñando a todos.

“En caso de que, sin atender a Tus instrucciones, un guru inicie a un farsante deshonesto, cometerá una penosa ofensa por la cual irá al infierno. El nāma-aparādha cometido por el discípulo charlatán lenta, pero seguramente, disminuye la potencia espiritual del guru; finalmente el guru se ve arruinado. Esta ofensa tiene un efecto devastador tanto en el guru como en el dis­cípulo: ambos tendrán que ingresar en el infierno. Mi querido Señor, fuiste muy misericordioso con Jagāi y Mādhāi. Estos hermanos nacieron en una familia de brāhmaṇas, pero se hicieron famosos como los peores depravados en Navadvīpa debido a sus actos cruelmente violentos. Sus nombres originales eran Jagadānanda y Mādhavananda. Primero invocaste śraddhā en ellos y entonces les diste los santos nombres. ¡Oh, Señor!, Tu carácter y actividades son ejemplares; brillan como faroles por el mundo. ¡Que todo mundo siga Tu maravilloso ejemplo!”.

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