Parte
I: Las
actividades inusuales de Haridās
De acuerdo con la afirmación de Śrīla
Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura, es común que los devotos más avanzados participen
siempre de la misión de la Suprema Personalidad de Dios. Generalmente, tales
devotos son asociados personales y escogidos por el Señor para encarnar
conforme a Su voluntad trascendental. Cuando el Señor Supremo, por Su propia
voluntad, decide aparecer en este mundo, Él ofrece a Sus devotos competentes y
obedientes la oportunidad de asociarse con Él, encarnando para asistirlo en Su
misión. En el Śrī Caitanya-caritāmṛta (Antya 11.25) Śrī Caitanya
Se dirigió a Haridās de la siguiente manera: “Tu papel en esta encarnación es
liberar a las personas en general. Predicaste suficientemente las glorias de
los santos nombres en este mundo”. Revelando el significado oculto de estas
palabras, Śrīla Prabhupāda comenta:
“Haridās es
conocido como nāmācārya por haber predicado las glorias de cantar hari-nāma,
los santos nombres de Dios. Al usar las palabras tomāra avatāra (“tu
encarnación”), Śrī Caitanya confirma que Haridās es una encarnación del Señor
Brahmā”.
De ese modo, Haridās es una
encarnación del Señor Brahmā, de la misma forma que otros devotos son diferentes
encarnaciones que ayudan en la consecución de la misión del Señor. También en
el Śrī Navadvīpa-dhama māhātmya, de Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura,
encontramos la siguiente información sobre la identidad secreta de Haridās como
una encarnación divina del propio Señor Brahmā:
Al final de Dvāpara-yuga, Brahmā
emprendió austeridades con el deseo de obtener la misericordia de Gaurāṅga. Brahmā
había tratado de engañar a Govinda robando los vaqueritos y becerros, sin
embargo, cuando él se vio derrotado por sus propios trucos, se sintió
desalentado y, arrepintiéndose por su ofensa, imploró el perdón a Kṛṣṇa con
muchas oraciones. Más tarde, no obstante, Brahmā consideró: “Pensar que soy el
creador del universo es inútil. Simplemente a causa de esta falta fui privado
de kṛṣṇa-prema y de disfrutar de las dulzuras (rasas) de Vṛndāvana.
Si yo pudiera tomar nacimiento como un vaquerito, podría fácilmente servir al
amo de las gopīs. Aunque ahora no haya podido obtener el néctar de estos
pasatiempos, cuando aparezca Gaurāṅga, no caeré víctima de mi mente pecaminosa”.
Pensando así, Brahmā comenzó a
meditar y a realizar austeridades en Antardvīpa. Después de muchos días, Gauracandra
misericordiosamente vino y dijo: “Oh, Brahmā, estoy satisfecho con tus
austeridades y vine para cumplir tu deseo”. Cuando Brahmā abrió sus ojos, vio a
Gaurāṅga y cayó en el suelo inconsciente. El Señor colocó Sus pies de loto en
la cabeza de Brahmā iluminándolo con conocimiento trascendental. Sintiendo gran
éxtasis, Brahmā comenzó a orar, diciendo: “Soy un miserable bajo e inservible,
controlado por el orgullo. Olvidando Tus pies de loto, me volqué a la
gratificación material de los sentidos. Yo mismo, el Señor Śiva, y los
semidioses liderados por Indra, somos Tus siervos sometidos. Esto está escrito
en las Escrituras. Pero no somos tan afortunados como Tus siervos puros y, así,
Māyā nos encubre con una red de ilusión. Los primeros cien trillones de años
de mi vida han pasado y, finalmente, sólo ahora pude realizar esto. ¿Cómo he de
pasar los cien trillones de años de la segunda mitad de mi vida? Si permanezco
en ilusión, simplemente continuaré sufriendo. Mi único ruego es que yo pueda
volverme Tu asociado cuando manifiestes Tus pasatiempos. Habiéndome despojado
de la ilusión de que soy el creador, quiero tomar nacimiento en Tu asociación y
cantar Tus glorias”.
Oyendo la oración de Brahmā, el Señor
Gaurāṅga lo bendijo diciendo: “¡Que así sea! Cuando Mis pasatiempos se hagan
visibles en la Tierra, tomarás nacimiento en un hogar de yavanas. Tu
nombre será Haridās, y serás famoso por tu humildad y ausencia de todo orgullo.
Cantarás trescientos mil nombres por día, y cuando salgas de este mundo estarás
viéndome. Al final de los cien trillones de años de la segunda mitad de tu
vida, alcanzarás Navadvīpa-dhama y te absorberás en el rasa eterno. Brahmā,
por favor, oye estas palabras secretas, pero no reveles esto abiertamente en
las Escrituras: aceptando el papel de un devoto, probaré el néctar del bhakti-rasa
y propagaré el más raro proceso de hari-nāma. Volveré intoxicados por el
néctar de Vṛndāvana a los devotos de todos los avatāras anteriores. El
amor que Śrī Rādhikā posee está más allá de Mi experiencia, por lo que
apareceré con los sentimientos y la tez de Ella. Asumiendo la posición de Rādhā,
voy a probar aquella felicidad que sólo Rādhā obtiene al servirme. A partir de
hoy, actúa como Mi discípulo y, asumiendo la forma de Haridās, siempre sírveme
con devoción pura”.
Diciendo esto, Gaurāṅga Se hizo
invisible, y Brahmā cayó al suelo inconsciente. “¡Oh, Gaurāṅga! Amigo de los pobres,
querido de los devotos, ¿cuándo habré de alcanzar Tus pies de loto?”, se
lamentaba él. De esa manera, luego de permanecer llorando por muchos días,
regresó a sus deberes en Brahmāloka.
También encontramos la siguiente
afirmación similar del Śrī Navadvīpa-dhama del ISKCON Museum Proyect Śrīdhama
Māyāpur: “En Antardvīpa existen numerosos bosques y florestas llenos de todo
tipo de frutas, flores y árboles. Aves y bestias están siempre ocupadas en
cantar el nombre del Señor Gaurāṅga en éxtasis trascendental. Hay pastos
calando todo el lugar y también campos de granos separados por canales. Los
largos caminos por los que el Señor y Sus devotos danzan y cantan en eterno hari-nāma
están cercados por árboles kadamba y bakula. Así, la tierra
trascendental de Antardvīpa sobrepasa incluso a los planetas Vaikuṇṭha en opulencia
y belleza.
“En la época cuando el Señor Kṛṣṇa
mató a Aghāsura, el gran demonio-serpiente, el Señor Brahmā estaba sentado por
encima de las nubes en su montura de cisne, observando el ilimitado poder del
Señor Supremo. El Señor Brahmā comenzó a meditar cómo podría exhibir un poco de
su propia potencia delante del Señor. Mientras Kṛṣṇa y los vaqueritos estaban
almorzando, Brahmā llevó a las vacas y terneros muy lejos dentro de la
floresta. Cuando los pequeños vieron que sus vacas se habían apartado mucho, se
alarmaron. No deseando perturbar el almuerzo de Sus amigos, Kṛṣṇa fue a buscar
a las vacas solo. Mientras Kṛṣṇa estaba ausente, Brahmā raptó a todos los
vaqueritos junto con las vacas y terneros de la ribera del Yamunā, y los
escondió en una caverna en la montaña.
“Kṛṣṇa pudo
comprender que todo esto era obra del Señor Brahmā y pensó: ‘¿Cómo podré volver
solo a Vṛndāvana? Todas las madres deben estar afligidas’. Por lo tanto, a fin
de satisfacer a las madres de Sus amigos, además de convencer a Brahmā de Su
supremacía, Él Se expandió en el mismo número de vaqueritos y terneros que habían
sido raptados por Brahmā.
“Un año según nuestro cálculo, no es
más que un momento para Brahmājī.
Así, luego de un momento según el cálculo de Brahmā, éste regresó para ver el
efecto de su travesura de robar a los niños y terneros. En verdad, él también
estaba bastante temeroso de estar jugando con fuego, pues sabía que Kṛṣṇa era
su Señor. Cuando Brahmā regresó quedó espantado al ver que Kṛṣṇa y Sus amigos
aún estaban jugando como antes, y quedó muy confundido.
“A fin de convencer a Brahmā de que
todas aquellas vacas, terneros y niños no eran los originales sino Sus propias
expansiones, Kṛṣṇa transformó a todos ellos en formas de Viṣṇu. Viendo esta
fantástica demostración de la potencia trascendental ilimitada del Señor, Brahmā
pudo percibir el poder ilimitado del Señor y comprendió que era apenas una
simple marioneta, danzando conforme a las directrices del Supremo.
“Luego de ver la maravillosa potencia
del Señor Kṛṣṇa, el Señor Brahmā descendió rápidamente de su montura de cisne
y, cayendo al suelo como una vara dorada, tocó los pies de loto de Kṛṣṇa con
las puntas de las cuatro coronas de sus cabezas. Ofreciendo reverencias, bañó
los pies de loto de Kṛṣṇa con lágrimas de júbilo.
“Levantándose y cayendo repetidamente
a los pies de loto del Señor Kṛṣṇa, el Señor Brahmā recordaba reiteradas veces
la grandeza del Señor que acababa de atestiguar. Entonces, levantándose muy
lentamente y, frotando sus ojos, el Señor Brahmā miró a Mukunda, el dador de la
liberación. Con gran humildad, de cabeza gacha, con la mente concentrada y su
cuerpo temblando, Brahmā comenzó a ofrecer alabanzas al Señor Kṛṣṇa con la voz
embargada: “Mi querido Señor, soy apenas como un pequeño niño en el vientre de
su madre. Si el niño dentro del vientre juega con sus manos y piernas y, así,
toca el cuerpo de su madre, ¿la madre se ofende con el niño? Asimismo, aunque
otros puedan considerarme como una gran personalidad, tanto yo como todo lo
demás que existe, está dentro del vientre de la Suprema Personalidad de Dios.
Tu energía es omnipresente. No hay lugar dentro de la creación en el que ella
no actúe. Incluso los otros Brahmās de los muchos otros universos están dentro
de Tu energía y, por lo tanto, eres considerado como la madre de ellos. Como la
Superalma dentro del corazón de todos, lo sabes todo. Por lo tanto, por favor,
acéptame como Tu siervo rendido. Oro para que me perdones por haberte
perturbado en Tus juegos con Tus amigos y becerros. Ahora, si bondadosamente lo
permites, inmediatamente me iré para que puedas disfrutar de Tus pasatiempos
con ellos.
“De esta manera Brahmā, el semidiós
más importante, ofreció sus humildes y respetuosas reverencias a la Suprema
Personalidad de Dios y circunvaló al Señor tres veces. Con un gesto, la
Suprema Personalidad de Dios le dio permiso para regresar a su morada conocida
como Brahmāloka. No obstante, aunque el Señor lo hubiese perdonado, mientras
regresaba a su morada montado en el dorso de su cisne transportador, Brahmā
comenzó a sentirse muy atrasado y pensó: ‘¡Qué gran tonto que soy pensando que
soy el creador del universo! Por ello, no pude apreciar los pasatiempos bienaventurados
del Señor en Vṛndāvana y fui privado del tesoro del amor por Kṛṣṇa. Podría
haber descendido con Él y tomado nacimiento como vaquerito y ocupado en Su
servicio, pero debido a mi propia estupidez me privé de esos nectáreos
pasatiempos. Cuando el Señor aparezca como Śrī Gaurāṅga en la era de Kali, no
seré presa de los dictámenes de mi mente malvada. Voy a realizar austeridades
en la sagrada tierra de Śrī Navadvīpa, donde el Señor Gaurāṅga tendrá Su
nacimiento, y voy a implorar por Su misericordia.
En un lugar aislado de la isla de Antardvīpa,
Brahmā se sentó debidamente y comenzó a meditar, realizando severas austeridades.
Durante largo tiempo él permaneció allí en meditación. No tomaba ni alimento,
ni agua, y frecuentemente lo pasaba sin dormir. Cierto día, el Señor Gaurāṅga,
la Suprema Personalidad de Dios, apareció delante de él con una forma
espléndida que sobrepasaba la belleza del oro. Sus brazos eran largos, llegando
hasta Sus rodillas; y permaneció de pie, brillante como el sol.
“Mi querido Brahmā”, dijo el Señor,
“estoy muy satisfecho por las severas austeridades que realizaste, y vine para
cumplir tus deseos”. Abriendo sus ojos, el Señor Brahmā vio ante sí la
refulgente forma del Señor y, debido a su gran éxtasis, cayó inconsciente en el
suelo. El Señor Gaurāṅga, entonces, colocó Su pie de loto, que es la meta de
todos los yogīs y devotos, sobre su cabeza y lo reanimó. El Señor Brahmā,
entonces, comenzó a ofrecer toda suerte de oraciones al Señor: “Oh, mi Señor”,
dijo él, “todos los semidioses, incluso Śiva, Indra, y yo, somos Tus siervos
eternos. Sin embargo, no somos tan afortunados como Tus asociados eternos, pues
a veces quedamos cubiertos por la influencia de Tu energía material ilusoria.
Aunque haya pasado los primeros cien trillones de años de mi vida de esta
manera, ahora, por Tu ilimitada compasión, recobré el juicio. ¿Debo pasar la
porción restante de mi vida de la misma manera? Te imploro, mi querido Señor,
por favor, permite que yo nazca como uno de Tus asociados cuando realices Tus
pasatiempos en la Tierra. Deseo abandonar esta tonta ilusión de que soy el
creador y volverme uno de Tus compañeros, cantando Tus glorias eternas”.
Quedando muy satisfecho al oír las
oraciones del Señor Brahmā, que estaban imbuidas de verdadera humildad, el
Señor Gaurāṅga dijo a Brahmā: “Cuando manifieste Mis pasatiempos de hari-nāma
en este mundo, tomarás nacimiento como Haridās, en la casa de un yavana
y serás famoso por tu gran humildad. Completamente libre de falso orgullo,
cantarás el mahā-mantra trescientas mil veces por
día. Finalmente, cuando abandones este mundo, lo harás en Mi presencia,
contemplando Mi forma trascendental y repitiendo Mi nombre. Oye de Mí estas
enseñanzas muy confidenciales: Asumiendo la posición de un devoto, probaré el
néctar del bhakti-rasa, la dulzura del servicio devocional amoroso a Kṛṣṇa,
e inauguraré el más raro y glorioso movimiento de hari-nāma. Revelaré a
todos Mis devotos, inclusive a aquellos de Mis encarnaciones anteriores, las
nectáreas dulzuras de Vṛndāvana. El amor que Śrīmati Rādhārāṇī posee por Mí (Kṛṣṇa)
está más allá de Mi comprensión. Por lo tanto, apareceré con los sentimientos y
la complexión de Ella, y tomando Su posición probaré de aquella felicidad que sólo
Ella obtiene por servirme. Que a partir de este día actúes como Mi discípulo y,
en la forma de Haridās, Me sirvas eternamente”. Tras instruir al Señor Brahmā,
el Señor Gaurāṅga desapareció y el Señor Brahmā cayó inconsciente en el polvo
de los pies de loto del Señor. Recobrando la conciencia, él lamentaba la
separación: “Oh, Gaurāṅga, oh, amigo de los pobres, ¿cuándo he de obtener el
refugio de Tus pies de loto?”.
Durante muchos días, permaneció allí,
fundido en el éxtasis de la devoción. Luego de un cierto tiempo, montando en su
cisne cargador, Brahmā regresó a su propia morada en los planetas celestiales
para ocuparse de sus deberes y prepararse para encarnar como un asociado del
Señor. De ese modo, para expiar la ofensa cometida por secuestrar a los niños y
los terneros en el Kṛṣṇa-liīā, el poderoso Brahmā nació como Haridās en
el Caitanya-liīā. Por lo tanto, a pedido del Señor, Brahmāji se volvió Haridās,
un musulmán que vino con el propósito de asistir a Śrī Caitanya en la
propagación del nāma-kīrtana.
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