Parte I: Las actividades inusuales de Haridās
La
liberación de la prostituta
En una ocasión, después de abandonar
su casa, Haridās permaneció por algún tiempo en Benapola, en el distrito de Yashoara,
donde construyó una cabaña y cultivó una planta de tulasī. En este
lugar, acostumbraba cantar los santos nombres del Señor en su japa
trescientas mil veces por día, lo cual significa que cantaba prácticamente todo
el día y toda la noche. A veces, se dirigía a casa de algún brāhmaṇa-devoto
que adoraba la forma del Señor como śālagrāma-śīlā y mendigaba algo de mahā-prasādam.
Debido a su poderosa influencia espiritual, él era adorado por toda la
vecindad.
En aquella región existía un
propietario de tierras muy influyente llamado Ramacandra Khan. Dado que él era
ateo, su corazón ardía de envidia al ver que el santo Haridās era adorado por
todos. De ese modo, tal hombre pecaminoso buscaba los medios para deshonrar a Haridās,
pero, por más que buscara, no era posible encontrar el menor defecto en el carácter
de Haridās. Desconforme con ello, el pícaro Ramacandra Khan contrató a una
prostituta, emprendiendo un plan para deshonrar a Haridās. Actuando como un
típico hombre ateo, aquel hombre pecaminoso se dirigió a la prostituta de la
siguiente manera: “Existe un mendigo llamado Haridās. Yo deseo que tú descubras
el medio de desviarlo de su voto de castidad”. La prostituta respondió: “Dame
sólo tres días, que yo atraeré la mente de Haridās”.
De esa manera, la noche llegó. Luego
de vestirse sensualmente y presentándose de una forma muy atractiva, la
prostituta fue a la cabaña del santo Haridās con gran júbilo. Después de
ofrecer respetos a la planta de tulasī, la prostituta entró en la
cabaña. Seguidamente, ofreciendo reverencias a Haridās, ella se sentó de tal
manera que parte de su bello cuerpo quedó completamente expuesto. Con el
propósito de atraer la mente de Haridās, ella dijo las siguientes palabras: “Mi
querido Haridās, tú eres un gran predicador y el mejor entre todos los devotos,
mas tu juventud apenas está comenzando. Siendo tan lindo y encantador, ¿cómo
podría una mujer como yo mantener la mente controlada después de contemplarte?
Estoy muy agitada y deseo unirme contigo, de lo contrario, no seré capaz de
conservar mi vida”.
Haridās respondió: “Tengo un voto de
cantar un número prescrito de japa, y aún no terminé. Mientras tanto,
por favor, quédate sentada y escucha el canto de los santos nombres. Tan pronto
termine, satisfaré tus deseos”. Con la esperanza de alcanzar su objetivo, la
prostituta permaneció con Haridās en la cabaña escuchando los santos nombres
hasta que la luz de la mañana surgió. Viendo que la mañana había llegado, la
prostituta partió para encontrarse con Ramacandra Khan y le informó lo
siguiente: “Ayer mismo Haridās prometió que iba a disfrutar conmigo pero,
infelizmente, el tiempo fue corto por demás. Hoy, sin embargo, estoy segura de
que la unión sucederá”.
A la noche, cuando la prostituta
llegó, Haridās le dio aún más seguridad: “La noche pasada te decepcioné, por
favor, perdona mi ofensa. Ciertamente, te aceptaré. Por el momento, por favor,
siéntate y escucha el canto de los santos nombres hasta que termine mi práctica
regular. Entonces, tu deseo será ciertamente satisfecho”. Luego de ofrecer sus
reverencias, ella se sentó y oyendo el canto puro de Haridās, ella también
cantó: “Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa...”. Cuando la noche acabó, la prostituta
estaba inquieta. Viendo esto, Haridās dijo: “He hecho un voto de cantar diez
millones de nombres en un mes. Aunque haya hecho ese voto, ya se está
terminando. Yo pensé que hoy sería capaz de terminarlo. Y, a pesar de tratar lo
mejor que pude de terminarlo, aún así no fui capaz. Seguramente, mañana lo
terminaré. De esa manera, estaré libre para disfrutar contigo”.
Regresando a Ramacandra Khan, la
prostituta le informó lo que estaba ocurriendo. Al día siguiente, ella llegó al
comienzo de la tarde y se puso a escuchar el canto espiritual de Haridās, y
personalmente también se dedicó a cantar: “Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa...”. Al
verla, Haridās le informó: “Con certeza, hoy terminaré mi voto y satisfaré
todos tus deseos”.
Mientras Haridās estaba cantando, la
noche terminó y, debido a su asociación trascendental, la mente de la prostituta
sufrió un cambio. La prostituta, ahora purificada, cayó a los pies de loto de Haridās
y le confesó el plan del malévolo Ramacandra Khan. Ella agregó: “Puesto que he
asumido la profesión de prostituta, he cometido muchas actividades pecaminosas.
Por favor, Haridās, sé misericordioso conmigo y libérame de esta condición
caída. Por favor, acéptame como tu discípula e instrúyeme. ¿Cómo puedo librarme
de mi vida pecaminosa? ¿Cómo puedo obtener alivio de la vida material?”.
Haridās respondió: “No te preocupes,
desde el comienzo sabía de la conspiración de Ramacandra Khan. Él es simplemente
una persona ignorante, de esa manera sus actividades no me entristecen. Iba a
salir de este lugar tres días atrás, pero como tú llegaste, me quedé aquí sólo
para liberarte. Por favor, ve para tu casa y distribuye a los brāhmaṇas
todas las propiedades que poseas. Después de eso, vuelve aquí y permanece en
conciencia de Kṛṣṇa. Canta Hare Kṛṣṇa continuamente y ofrece servicio a la
planta de tulasī. De esa manera, en poco tiempo alcanzarás el refugio de
los pies de loto de Kṛṣṇa”.
Luego de instruirla, Haridās se
levantó y salió, siempre cantando los santos nombres del Señor. Obedeciendo a
su maestro espiritual, la prostituta distribuyó a los brāhmaṇas todas
sus posesiones en caridad. Conforme a los principios vaiṣṇavas, ella se
rapó la cabeza y permaneció en aquella cabaña con apenas un ropaje desgastado.
Siguiendo los pasos de su maestro espiritual, ella también comenzó a cantar
los santos nombres del Señor un total de trescientas mil veces por día. En
verdad, ella cantaba día y noche. Siguiendo el consejo de su guru, ella
comenzó a adorar cuidadosamente a la plantita de tulasī y, en vez de
comer regularmente, se alimentaba tan sólo con el alimento que recibía de
limosna. Como muchas veces el alimento no le llegaba, ella ayunaba. Por ese
motivo, ella fue capaz de controlar su mente y sentidos y, tan pronto sus
sentidos quedaron controlados, los síntomas del amor a Dios surgieron en su
persona. La prostituta, entonces, se volvió una gran vaiṣṇavi,
y debido a su gran nivel de conciencia de Kṛṣṇa, muchos devotos avanzados
venían a verla. Observando el carácter inmaculado de la prostituta, todos
quedaban atónitos y glorificaban la potencia espiritual de Haridās,
ofreciéndole sus reverencias.
Por tratar de hacer que la prostituta
manchase el carácter de Haridās, Ramacandra Khan cometió una gran ofensa a sus
pies de loto. Como Ramacandra Khan era un no-devoto, luego de ofender a Haridās,
se volvió exactamente como un ateo demoníaco. Así como Rāvaṇa, que aunque
hubiese nacido de un padre brāhmaṇa, Viśvaśravā, fue conocido como asura
o rākṣasa debido a sus ofensas contra el Señor Rāmacandra y Hanumān; de
la misma manera, Ramacandra Khan se volvió un demonio porque cometió tal ofensa
a tan grande vaiṣṇava. Posteriormente, el ministro del gobierno, un
musulmán igualmente demoníaco, tomó su casa y todas sus propiedades, así como
a sus siervos y riqueza. La gran realidad es que, dondequiera que un devoto
avanzado sea insultado, aunque sea por la falta de una sola persona, toda la
región es afligida por muchos problemas.
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