La ofensa del brāhmaṇa perverso


Parte I: Las actividades inusuales de Haridās

La ofensa del brāhmaṇa perverso

En todas las direcciones, nadie estaba consagrado al Señor Kṛṣṇa. Nadie entendía la verdad sobre el servicio devocional y nadie cantaba los santos nombres del Señor. Mientras los devotos se reunían, tocaban karatālas y cantaban los santos nom­bres del Señor Hari, las personas perversas quedaban muy perturbadas y enfadadas, y se reunían tan sólo para criticar y bur­larse de los devotos. Ellas decían: “Estos devotos van a destruir todo nuestro país. Ellos traerán el hambre a esta región. Ellos dependen de limosnas hasta para comer y su canto emocional de los santos nombres es sólo un truco. ¿Por qué cantan tan alto, incluso durante los cuatro meses de cāturmāsya, cuando el Señor Supremo duerme? Ellos interrumpirán el sueño del Señor y Él Se enfadará. Entonces, a causa de ellos, el Señor traerá la desgracia a nuestro país”. Otros tontos agregaban: “Si el precio del arroz sube, yo los tomaré por el cuello y les golpearé con mis propios puños”. Otro bribón decía: “Déjalos cantar los santos nombres de Govinda en la noche de ekādaśī. Pero, ¿por qué cantan tan alto durante toda la noche?”. Infelizmente, esos dispa­rates eran dichos frecuentemente en las reuniones de aquellas personas tontas.

Cuando conversaban entre sí, los materialistas y ofensores se burlaban de los devotos con palabras que eran como fuego. Por otro lado, los devotos siempre se reunían y hablaban sobre el Bhagavad-gītā y el Śrīmad-Bhāgavatam. Oyendo todo esto, los devotos se sentían infelices. No obstante, ellos nunca paraban el canto de los santos nombres del Señor. Viendo que las personas no tenían respeto por el servicio devocional, Haridās sentía mucha tristeza en su corazón. Aún así, Haridās continuaba cantando muy alto los santos nombres y mantenía siempre las glorias del Señor en su boca. Los pecaminosos materialistas, sin embargo, no soportaban oír el canto de los santos nombres del Señor. En la aldea de Harinadi, un brāhmaṇa perverso, viendo a Haridās, dijo con mucha ira: “Oh, Haridās, ¿por qué tú sólo cantas los nombres del Señor en voz alta? ¿Cuál es la razón de esto? Tú debes cantar los santos nombres sólo mentalmente. Esto es lo correcto. ¿Qué escritura enseña el canto alto de los santos nombres? ¿De quién aprendiste que se debe cantar tan alto? Ésta es una asamblea de paṇḍitas. Pregúntale a ellos acerca de esto”.

Haridās replicó: “Ciertamente, tú debes conocer las glorias de los santos nombres del Señor. Yo sólo repito lo que he oído de personas como tú mismo. Eso es todo lo que puedo decir. Cantar alto los santos nombres es cien veces más purificante. Las escrituras no encuentran ningún error en ello. Por consiguiente, en las escrituras está dicho, uccaiḥ sat-gunam bhavet: ‘Cantar alto los santos nombres es cien veces mejor’ “.

El brāhmaṇa preguntó: “Pero, ¿por qué este canto alto es cien veces más purificante? Haridās replicó: “Por favor escucha, oh, persona santa. Esta verdad está escrita en los Vedas y en el Śrīmad-Bhāgavatam”. Entonces, de repente fue como si todas las escrituras aparecieran en la boca de Haridās de una sola vez. Con mucha alegría y bienaventuranza, él comenzó a explicar la verdad: “Por favor escucha, oh, brāhmaṇa. Si oyen por lo menos una vez los santos nombres del Señor, incluso los pájaros, bestias, insectos y gusanos van al mundo de Vaikuṇṭha. En el Śrīmad-Bhāgavatam (10.34.17) Vidyādhara ora al Señor Su­premo de la siguiente manera: ‘Las personas que están constantemente ocupadas en cantar Tus santos nombres obtienen alivio de todas las reacciones pecaminosas y ciertamente serán lo bastante afortunadas como para tocar Tus pies de loto y ser libera­das’. Animales, pájaros, insectos y gusanos no tienen el poder de hablar. No obstante, simplemente por oír los santos nombres del Señor Hari, ellos también serán liberados. Por el canto suave de los santos nombres del Señor (japa) una persona consigue su propia liberación. Mas por el canto alto en hari-nāma una persona hace un gran beneficio a los otros. Por tanto, el fruto obtenido por el canto alto es cien veces mayor. Todas las escrituras dicen esto. En el Padma-Purāṇa, Śrī Prāhlada Mahāraja explica, ‘el canto alto de los santos nombres es cien veces mejor que el canto suave. Por cantar suave una persona se purifica a sí misma, mas por el canto alto, una persona purifica a todos los que escuchan’. Por lo tanto, el canto alto en hari-nāma es cien veces mejor que el canto suave de japa. Esto se describe en los Purāṇas. Por favor, escucha: el canto alto libera a los seres vivos que obtuvieron un nacimiento desafortunado y no pueden hablar. Por favor, dime, entonces, ¿qué hay de malo en cantar en voz alta? Algunas personas actúan solamente para su propio bienestar, y otros actúan para el bienestar de miles de otras personas. Considerando esto, por favor, entiende que el canto de los santos nombres en voz alta es mejor que el canto suave de japa”.

Oyendo las palabras de Haridās, el brāhmaṇa con mucha ira habló las siguientes palabras: “Oh, Haridās, ahora te has vuelto filósofo, ¿eh? Puedo ver que, con el correr del tiempo, el camino de los Vedas se está destruyendo. Está dicho en las escrituras que al final de la era de Kali los śūdras explicarán los Vedas, y veo que esto está ocurriendo ahora. ¿Qué más se necesita para el final de la era de Kali? Presentándote de esta forma, tú vas de casa en casa, pero, de hecho, tu único objetivo es comer comida muy sabrosa. ¡Si tus explicaciones no son sustentadas por las escrituras, entonces, te cortaré la nariz!”.

Oyendo las palabras de este maldito brāhmaṇa, Haridās sonrió gentilmente y dijo: “¡Hari, Hari!” Sin decir nada para de­fenderse, Haridās salió caminando cantando los santos nombres del Señor en voz alta, mientras en esa asamblea de brāhmaṇas pecaminosos continuaron con esa filosofía pecaminosa. Eran brāhmaṇas de nombre solamente, pues no dieron ninguna res­puesta apropiada a las malditas palabras de aquel brāhmaṇa. En verdad, eran demonios rākṣasas disfrazados de brāhmaṇas y estaban listos para ser torturados por Yamarāja. Está dicho en las escrituras que, en la era de Kali, para atacar y perjudicar a los devotos piadosos, algunos rākṣasas toman nacimiento en familias de brāhmaṇas. Esto fue explicado por el Señor Śiva en el Varāha-Purāṇa. El Dharma-śāstra prohíbe a una persona tocar, hablar con u ofrecer reverencias a tales brāhmaṇas. En el Padma-Purāṇa, el Señor Śiva explica: “¿Cuál es la necesidad de conversar con tales brāhmaṇas impostores? Aun por acci­dente una persona debe evitar tocar o hablar con brāhmaṇas que no sean devotos del Señor. Una persona no debe ni siquiera mirar a tal brāhmaṇa, pues ellos son tales como caṇḍālas, o comedores de perros. Por otro lado, un devoto que nace fuera del sistema varṇāśrama purifica los tres mundos. Por tanto, si una persona conversa con un brāhmaṇa que no sea devoto pierde toda su piedad”.

De ese modo, después de algunos días, este brāhmaṇa degradado que había ofendido a Haridās contrajo viruela y su pro­pia nariz se cayó. De esa forma, el Señor Kṛṣṇa castigó a este brāhmaṇa que habló cruelmente contra Haridās.

Viendo al mundo entero inmerso en el placer material de los sentidos, Haridās suspiraba y decía “¡Kṛṣṇa, Kṛṣṇa!”. Tras algunos días, deseando ver a los vaiṣṇavas, Haridās fue a Navadvīpa. Viendo a Haridās, todos los devotos sintieron gran felici­dad en el corazón. En verdad, todos los devotos amaban a Haridās y, al mismo tiempo, Haridās era muy consagrado a ellos. Por arreglo del Señor, Haridās pudo conocer al grandioso Advaita Ācārya Prabhu. Advaita lo recibió calurosamente y lo man­tuvo en Santipura por algunos días. Advaita Ācārya comenzó a querer a Haridās más que a sí mismo. Obteniendo su asocia­ción, Advaita Ācārya clamaba de felicidad. Su bienaventuranza no hallaba límites. Por otro lado, en la asociación de Advaita Ācārya, Haridās flotaba en las olas interminables del océano de néctar de las glorias del Señor Kṛṣṇa. Fue Advaita Ācārya quien ordenó a Haridās raparse la cabeza, usar kaṇṭhī y tilaka vaiṣṇava y le dio la iniciación. Advaita quedó muy impresionado por la devoción de Haridās y le dio de comer comida ofrecida a los antepasados en la ceremonia de śraddhā, que es ofrecida exclusivamente a los brāhmaṇas. Los smārta-brāhmaṇas no pudieron aceptar este proceder trascendental de Advaita Ācārya y lo criticaron por ello, a lo que Advaita replicó: “Haridās es un bhakta, un devoto puro del Señor, y por alimentarlo se alcanza el fruto de alimentar a millones de brāhmaṇas”. No obstante, oír tal verdad era insoportable para aquellos brāhmaṇas orgullosos. Por eso, ellos declararon que Advaita era un fuera de casta. Sintiéndose pesaroso al ver que Advaita estaba sufriendo en manos de aquellos brāhmaṇas por su causa, Haridās partió de Santipura hacia otro lugar. Sintiendo que no podía soportar vivir sin Advaita Ācārya, Haridās terminó regresando luego de algunos meses. En ese período ocurrieron ciertas cosas que hicieron que aquellos brāhmaṇas se arrepintieran por la ofensa cometida contra Advaita Ācārya y Haridās. Al regresar, Haridās fue elo­giado por tales brāhmaṇas y solicitado para disculparlos. Al mismo tiempo, declararon que Haridās y Advaita eran siddha-mahāpuruṣas, personalidades inmaculadas que alcanzaron la máxima perfección y, por lo tanto, estaban por encima de las reglas y regulaciones del sistema de castas.

Haridās excavó una cueva en un lugar tranquilo en la rivera del Ganges, y comenzó a vivir en ella haciendo bhajana. Como Haridās cantaba cien mil mahā-mantras en voz alta, la rivera del Ganges comenzó a resonar con el sonido de su canto. Enloquecido por el hari-nāma, Haridās estaba siempre riendo, llorando y danzando. A veces, perdía el sentido y caía al suelo y, de ese modo, algunas personas pensaban que él estaba realmente loco. Cuando conversaban con él, sin embargo, advertían que su conversación revelaba un profundo conocimiento y comprensión de las escrituras. Nadie podía evitar ser influenciado por él. El escrupuloso Yadunandana Ācārya, que examinaba todo muy bien antes de creer en algo, también tuvo la primera impresión de que estaba loco. No obstante, un día lo oyó cantar en éxtasis un verso que decía: “No vayas a hablarme del cielo, ni de soberanía en estos tres mundos y tampoco de liberación. ¿Yo qué tengo que ver con estas cosas? Mi corazón fue robado por un niño en la flor de la edad, que posee el color de un árbol tamāla, y que Se exhibe en un kuñja en la rivera del bello Yamunā”. Haridās estaba cantando así con gran emoción. Sus manos estaban erguidas, lágrimas caían de sus ojos, su cuerpo tem­blaba, su piel estaba erizada y su rostro brillante exhibía una emoción espiritual inexplicable. Esta imagen de Haridās causó una profunda impresión en la mente de Yadunandana Ācārya y provocó un profundo cambio en su vida. Él fue a tomar inicia­ción con Advaita Ācārya, el guru de Haridās. Su corazón se transformó en un reservorio de bhakti-rasa y se volvió un famoso poeta de bhakti-rasa. Posteriormente, tuvo la buena fortuna de convertirse en el guru de Raghunātha Dās Goswāmī.

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