Parte II: Las enseñanzas sublimes de Haridās
La religión se
deteriora en la era de Kali
Cierto día, habiendo regresado de Su baño en el océano,
el Señor Caitanya vino al encuentro de Haridās, que estaba sentado bajo un
árbol. Muy satisfecho al encontrarlo, el Señor le preguntó entonces sobre los
medios por los cuales el alma condicionada puede fácilmente obtener la
liberación. Todo el cuerpo de Haridās entró en éxtasis, y ofreció humildes
oraciones acompañadas de estremecimientos y lágrimas. Con la voz embargada, Haridās
dijo: “Mi Señor, Tus maravillosos pasatiempos son insondables. Soy
desafortunado e iletrado. Mi único amparo son Tus pies de loto. ¿De qué sirve
hacer preguntas a una persona sin valor como yo? Tú eres Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad
de Dios, que apareció en Navadvīpa para salvar a los seres vivos. Oh, mi Señor Gaurāṅga,
bondadosamente cobíjame en la sombra de Tus pies de loto. Sólo eso puede
alegrar mi corazón. Tus pasatiempos están siempre expandiéndose; revelaste Tu
nombre, forma, cualidades y pasatiempos en este mundo material para que incluso
un miserable caído como yo pueda saborearlos. Es imposible para el ser vivo
percibir Tus características trascendentales con los sentidos mundanos. El
Señor misericordiosamente manifestó Tu forma trascendental como el Señor Śrī
Caitanya y el Pañca Tattva para el más elevado beneficio de la humanidad. Estas
manifestaciones directas de la trascendencia son expansiones inmediatas de la
potencia espiritual interna del Señor. Eres el sol espiritual y yo soy una
chispa insignificante de Tu refulgencia; eres mi Señor y Maestro, y yo soy Tu
servidor eternamente. El néctar que emana de Tus pies de loto intoxica todos
mis sentidos, y mi esperanza reside en este ilimitado néctar de Tu santo
nombre. Puesto que soy un caído, ¿qué puedo decir por voluntad propia? Estoy
aquí sólo para ejecutar Tus órdenes. Estaré satisfecho pronunciando las
palabras que Tú pongas en mi boca y no he de considerar si son ciertas o
erradas”.
Con mucha humildad, entonces, Haridās
continuó hablando: “El ser vivo es originalmente espiritual, aunque infinitesimal,
y, debido a su naturaleza espiritual, también es independiente. Los seres vivos
son incontables y la bienaventuranza espiritual es su necesidad inmediata de
perfección. Al buscar la bienaventuranza, aquellos que ofrendan sus vidas al
Señor Kṛṣṇa se liberan y residen eternamente en compañía del Señor como Sus
asociados confidenciales. Por otro lado, el ser vivo que contempla el
auto-engrandecimiento y el placer egoísta se siente atraído por Māyā, que
siempre está próxima. Se vuelve eternamente enredado, atraído lejos del
servicio devocional del Señor Kṛṣṇa, y recibe un cuerpo confeccionado por la
naturaleza material, apropiado para residir en este mundo material. Así, queda
atado al ciclo de inevitable reacción kármica, vagando en cuerpos
groseros y sutiles. A veces es elevado a los planetas celestiales y enseguida
tiene que descender al infierno. De esa forma, él viaja a través de todas las
8.400.000 especies de vida, sufriendo los dolores de la existencia material.
“Oh, Señor, Tú eres la Personalidad
Suprema, y el ser vivo es Tu parte fragmentaria. Estás siempre preocupado por
el bienestar de Tus servidores. En cualquier situación en la que se encuentre,
el Señor Kṛṣṇa está siempre preparado para conceder el deseo más íntimo del
ser vivo, como un amigo bienqueriente que nunca lo abandona. La relación entre Kṛṣṇa
y el ser vivo es eterna. Kṛṣṇa es el Dios Supremo y el ser vivo es el
instrumento a través del cual y para quien el Señor manifiesta Sus energías y
opulencias. El Señor es el Supremo Controlador, y el ser vivo es el
beneficiario que disfruta de las recompensas por sus acciones. Sea lo que fuere
que el siervo considere deseable, el Señor misericordiosamente le concede.
Cualquiera que anhele placer sensorial en el mundo material también puede
obtenerlo fácilmente, dado por Ti. El medio de obtener tal gratificación es
realizar actividades auspiciosas conforme es recomendado en los Vedas.
Estas son: seguir los deberes del sistema varṇāśrama; realizar
sacrificios, tales como el sacrificio de fuego; ejecutar el proceso óctuple de yoga
(aṣṭāṅga); ofrecer havan u oblaciones; mantener votos en días de
luna llena; y dar caridad en días auspiciosos y en ocasiones que producen beneficio
material. Aunque esas actividades sean realizadas para la satisfacción del
Señor Viṣṇu, no hay una actitud devocional pura por parte de quien las realiza.
Infelizmente, tal persona no advierte su falta de espiritualidad, porque esas
actividades nunca la ayudan a desenvolver un estado espiritual puro. Los
resultados que se acumulan a través de esas actividades son materiales, pues
simplemente se anhela disfrutar en planetas superiores. Tales actividades y sus
resultados nunca pueden satisfacer al alma, el verdadero yo. Su causa es la
ilusión. Estas así llamadas actividades auspiciosas solamente nos permiten
alcanzar placeres celestiales temporales, en vez de éxtasis trascendental. Si
una persona es lo bastante afortunada como para obtener la asociación de una
persona santa y llega a comprender su identidad eterna como siervo del Señor Kṛṣṇa,
fácilmente transpone el gran obstáculo de la naturaleza material. Esto también
es muy raro. Solamente sucede a causa de los resultados de enormes cantidades
de actividades piadosas anteriores, los cuales nunca se obtienen por la
realización de actividades fruitivas, que sólo pueden proporcionar resultados
insignificantes. El buscador de conocimiento empírico árido comprende la
naturaleza material como un lugar de sufrimiento y, por lo tanto, se esfuerza
por la liberación. Tú eres misericordioso con éstos también. Les diste la
sección Jñana-kāṇḍa de los Vedas, a fin de que puedan hallar
conocimiento impersonal del Absoluto. El destino final de éstos es ser absorbidos
en el brahmajyoti. El brahmajyoti es Tu refulgencia espiritual y
está situado a la vera del Río Virajā. Todos los demonios muertos por el Señor
Supremo también acaban fundiéndose en el brahmajyoti, que queda más allá
del contorno de Māyā. Tanto los empiristas como los trabajadores fruitivos son
no-devotos, sin la propensión a servir al Señor Kṛṣṇa. Ellos nunca logran
saborear la dulzura del servicio al Señor Kṛṣṇa.
“Sukṛti, o la actividad
piadosa, tiene tres variedades: 1) Karmonmukhī, o piedad derivada de
actividades fruitivas; 2) Jñanonmukhī, o piedad derivada del cultivo de
conocimiento, y 3) Bhakti-unmukhī, o piedad derivada del servicio
devocional. Las dos primeras resultan en disfrute de los frutos de la acción y
en liberación, respectivamente. Entretanto, bhakti-unmukhī involucra fe
en, y aprecio por el servicio devocional puro. Tal piedad elevada es obtenida
por realizar (sin saber) servicio devocional puro, sin conocimiento espiritual
(ajñāta-sukṛti). Bhakti-unmukhī es el tipo más importante de
actividad piadosa, y lleva al ser vivo a encontrar a un devoto puro,
santificado. Por asociarse con un devoto de Kṛṣṇa, la fe del ser vivo se vuelve
firme. Gradualmente se desenvuelve un gusto por el canto de los santos nombres,
se vuelve compasivo para con todos los seres, y se fija en el servicio devocional.
¡Oh, Señor!, eres un océano de magnanimidad y el Controlador Supremo de todos.
Estás siempre dispuesto a servir a las almas condicionadas, incluyendo a los karmīs
(trabajadores fruitivos) y jñānīs (filósofos empíricos). Pensando en su
bienestar, propusiste una senda devocional secundaria. El karmī que
sigue el varṇāśrama-dharma se asocia con personas santas y ejecuta sus
deberes para la satisfacción del Supremo Señor Hari. Tales actividades limpian
el corazón y gradualmente destruyen el deseo de más trabajo fruitivo. En su
lugar, queda sembrada en el corazón la simiente de śraddhā, o fe pura.
Basándose en la fuerza de su piedad, el jñānī obtiene la asociación de
devotos puros del Señor y atrae para sí la compasión inherente a ellos. Esto
lo auxilia a desenvolver fácilmente fe firme en el proceso de servicio devocional
puro. La asociación de un devoto puro es una senda devocional secundaria para
el jñānī. Oh, Señor, frecuentemente dices: ‘Mi sierva, la entidad
viviente, sucumbe a la traición de Mi potencia ilusoria. Siempre sé lo que es
beneficioso para ella y, por consiguiente, la inspiro a desenvolver aversión
por el disfrute sensorial y la liberación y, en lugar de ello, le proporciono
atracción por el servicio devocional a Mí. Yo guío al ser vivo en el intento
de realizar sus deseos materiales y, muy sutilmente, desvío sus anhelos hacia
una senda devocional secundaria y, de esa forma fortalezco su fe y amor’. ¡Oh,
Señor!, eres muy compasivo y todo eso es un reflejo de Tu misericordia sin
causa. Sin Tu intervención amorosa, ¿cómo podría purificarse alguna vez el ser
vivo?
“En Satya-yuga, los sabios que
seguían el proceso de meditación eran purificados por el Señor y recibían el tesoro
del servicio devocional. En Tretā-yuga,
el mismo logro espiritual coronaba a aquellos que hacían sacrificios impecablemente
opulentos para satisfacer al Señor, y, en Dvāpara-yuga, concedías devoción a aquellos que adherían
perfectamente a la senda de la adoración a la Deidad. Con el advenimiento de la
Era de Kali, ¡oh, Señor!, viste la terrible condición de los seres vivos y abandonaste
toda esperanza en los procesos de yoga, meditación, actividades
fruitivas, sacrificios, etc. Las personas en la Era de Kali tienen vida corta,
son siempre perturbadas por la enfermedad y nacen con cuerpo y mente débiles.
Están en desventaja desde el principio. El cultivo de varṇāśrama-dharma,
la filosofía sāṅkhya, el yoga y el empirismo no proporcionan la
fuerza necesaria para redimir a los seres vivos en la Era de Kali. Y las sendas
secundarias sub-devocionales de jñana y karma son extremadamente estrechas
y peligrosas. Las dos sendas secundarias que llevan al relicario del servicio
devocional son: la asociación de personas santas durante discusiones
espirituales, y el trabajo realizado sin el deseo de resultados, en el cual
todo es ofrecido al Señor Supremo. En la Era de Kali, ambas se volvieron
contaminadas. Ahora, raramente se ve personas genuinamente santas, y fueron
sustituidas por un tipo de pseudo-espiritualistas burdos, comerciantes. Las
actividades religiosas ya no son realizadas para purificar la conciencia, sino
para el mero disfrute de los resultados. Por tanto, estas sendas secundarias ya
no son benéficas. Hasta el proceso de adoración a la Deidad, que proporcionaba
el más elevado logro espiritual en Dvāpara-yuga, se volvió impuro y degradado”.
Haridās continuó: “Los seres vivos,
entonces, intentaron otros medios de alcanzar el destino final, pero fueron
confrontados con muchos obstáculos insuperables. La senda que lleva a la meta
es el propio medio, y lo que se obtiene por la ejecución de los medios o
proceso es el destino final. Recibir la misericordia del Señor es la meta de la
vida humana. Pero karma o jñana no son los medios
súper-excelentes para alcanzar aquella meta más elevada, pues aunque conduzcan
cerca del destino, al final, repentinamente, llegan a un atasco y desaparecen.
El proceso de cantar los santos nombres no es así. Los santos nombres del Señor
están siempre presentes, por consiguiente, es el proceso más eficiente. Cuando
los medios se vuelven el fin, el proceso se vuelve idéntico al objetivo y, así,
se hace fácil para los seres vivos obtener la liberación por Tu misericordia.
En mi caso, ¡oh, Señor!, es diferente: soy extremadamente caído y estoy muy
enredado en la vida material. Siendo el bribón que soy, nunca canté Tu santo nombre”.
Diciendo esto, Śrīla Haridās, la
encarnación del Señor Brahmā, cayó a los pies del Señor con lágrimas fluyendo
de sus ojos y su cuerpo emitiendo grandes suspiros. Śrīla Haridās continuó
llorando en amor extático. El Señor Gauracandra lo envolvió con Sus brazos en
un abrazo amoroso y dijo: “Oh, Haridās, raramente se encuentra un devoto de tu
calibre. Eres bien versado en todas las conclusiones espirituales y siempre permaneces
inafectado por Māyā. Tomando nacimiento en una familia y casta inferior,
probaste al mundo que el Señor Kṛṣṇa no se obtiene meramente por acumular
bienes, linaje o refinamiento. Quienquiera que haya desenvuelto fe
inquebrantable en el servicio devocional puro al Señor Supremo es, de hecho,
superior a los semidioses. Eres erudito en todas las verdades de los santos
nombres del Señor; tu conducta espiritual es ejemplar, y eres un predicador
experto. Por tanto, ¡Haridās!, revélame gentilmente las ilimitadas glorias de
los santos nombres. Permíteme saborear tus palabras. Quien canta los santos
nombres, incluso una vez, es considerado un devoto vaiṣṇava, y debe ser
respetado por los jefes de familia. El devoto que constantemente canta el
nombre de Kṛṣṇa es el vaiṣṇava más elevado, pues está dotado de todas
las buenas cualidades. El más avanzado de todos los vaiṣṇavas es aquel
que inspira a otros que lo ven a cantar inmediatamente el nombre del Señor.
Cuando él canta los santos nombres aun una vez, instantáneamente se establece
la atracción por rendir servicio devocional continuo al Señor. Por gentileza,
dime cómo inducir a los seres vivos a cantar el nombre del Señor de esa forma.
Por favor, revélame esa receta enteramente auspiciosa”.
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