10. Cantar desatentamente los Santos Nombres



Parte II: Las enseñanzas sublimes de Haridās



10. Cantar desatentamente los Santos Nombres

Haridās explicó aún más: “Oh, Señor Caitanya, instruiste a Śrīla Sanātana Goswāmī aquí, en Jagannātha Purī, y a Śrīla Gopāla Bhatta Goswāmī, en el sur de la India, sobre cómo los santos nombres deben ser cantados atentamente. La desatención en el canto es nāma-aparādha. Se puede evitar cuidadosamente todas las otras nāma-aparādhas, y aún así no experimentar el éxtasis del nombre puro. Eso es indicativo de otro tipo de nāma-aparādha conocido como pramāda, el cual restringe el au­mento natural de la devoción pura. Desatención y negligencia son sinónimas. Cantar descuidadamente siembra las semillas de anarthas, que en breve fructifican. La desatención es de tres tipos. El primero se llama audasinya, o ‘servicio devocional apá­tico’, indicando una falta de decisión en el sādhana. El segundo tipo es jāḍya, ‘pereza’ o incluso ‘inercia’. El tercer tipo es vikṣepa, que significa ‘distracción’ o aplicar mal nuestra atención en compromisos que no están directamente relacionados con sādhana-bhakti.

“Por un golpe especial de la buena fortuna, un ser vivo desenvuelve suficiente śraddhā como para refugiarse en los santos nombres. A través del canto regular de un número fijo de santos nombres con especial cuidado y atención, gradualmente se progresa rumbo a anurāga, o atracción espontánea por el nombre del Señor. Se debe cantar su número prescrito de vueltas en una tulasī-mālā y gradualmente aumentar el canto con el tiempo. Antes de llegar a la etapa de anurāga, debemos ser extrema­damente cuidadosos con nuestro canto. Las personas se apegan naturalmente a las cosas materiales. Sus memorias están ab­sortas en la materia. Por un lado, alguien canta los santos nombres, pero su mente y atención están distantes de su canto. Aun cuando cante un lākh (cien mil) santos nombres en su mālā, ni una gota del sabor del nombre del Señor es producida en su corazón. Ese es un ejemplo vívido de canto desatento y su resultado. Es difícil impedir al corazón de un materialista de tales ofensas.

“Debemos volver nuestra rutina diaria el canto durante una hora en compañía de vaiṣṇavas santos en un lugar solitario, aislado. Tomando nota de la actitud devocional del vaiṣṇava y su placer en los santos nombres, el neófito debe tratar de emular su humor y gradualmente librarse de su apatía en el canto. Paso a paso, su mente y atención se volverán fijas en los santos nombres. Por el canto constante, la dulzura de los santos nombres hace que quede ansioso por saborear más de ese néctar. Queda atraído por estar en presencia de Tulasī devī y por residir en el lugar de los pasatiempos del Señor Kṛṣṇa. Siempre buscando la asociación de los devotos santos, acepta la disciplina de ellos. Sigue los pasos de devotos puros anteriores al sabo­rear la sublime felicidad del servicio devocional íntimo, o bhajana. Se comienza por una hora de bhajana, después dos, des­pués aumentando a cuatro; finalmente se canto no menos de tres lākhs de santos nombres por día. Luego, eso ayuda a cortar los lazos con el materialismo.

“Otro método efectivo para remover la apatía para con los santos nombres es sentarse solo en un cuarto cerrado y meditar en el nombre como los hicieron los sabios precedentes. Si eso no fuera posible, entonces se debe cubrir la cabeza y el rostro con un paño y concentrarse en los santos nombres. Lentamente, se desenvuelve atracción por los santos nombres. La apatía y desatención gradualmente desaparecerán. Entregarse a la pereza (jāḍya) impide que la persona saboree el néctar de los santos nombres. Ella comienza por cantar y recordar los santos nombres, pero dentro de poco siente que no aguanta más y quiere dormir. Los devotos avanzados se cuidan mucho contra esa ofensa. Nunca desperdician siquiera un momento en conversacio­nes o actividades inútiles, meditando constantemente en los santos nombres del Señor. Están tan absortos en el néctar de los santos nombres que no se preocupan por nada más. Se debe hacer el esfuerzo de asociarse con tales devotos raros y seguir su ejemplo, librándonos así de la pereza. Es de la naturaleza de los vaiṣṇavas santos estar siempre ocupados en actividades devo­cionales. Nunca pierden tiempo innecesariamente. Al ver eso, inmediatamente nos sentimos atraídos por esa característica devocional. Nos preguntamos cómo podremos volvernos como esos devotos también, inmersos en la meditación sobre los santos nombres. ¿Cómo, a partir de ese día, podremos gradualmente incrementar nuestro canto hasta que podamos, de hecho, cantar tres lākhs de santos nombres con inspiración y entusiasmo? Cuando el Señor Kṛṣṇa ve tanto entusiasmo, Él retribuye removiendo la inercia mental del neófito con el poder de Su nombre, y trayéndolo para la asociación de los devotos avanzados.

“La distracción en el canto produce un tipo de ilusión, causando serias ofensas contra los santos nombres que son muy di­fíciles de vencer. Esa ilusión lleva a ansiar fortuna, mujeres, posición, éxito e incluso engañar. Cuando esas atracciones cubren el corazón, el neófito gradualmente pierde el interés en cantar los santos nombres. Se debe hacer un esfuerzo constante para espantar de la mente tales pensamientos y seguir diligentemente las reglas de la etiqueta vaiṣṇava. Ese esfuerzo traerá de vuelta su buena fortuna. Se debe comenzar observando votos de ekādaśī, días de aparición del Señor y otros importantes festivales. Se debe pasar el día y la noche entera del festival recitando y cantando las glorias del Señor en la asociación de los devotos santos. La manera ideal de observar esos festivales es estar en uno de los dhamas (Navadvīpa, Vṛndāvana, Purī, etc.) con sādhus (devotos puros en la línea de Śrīla Rūpa Goswāmī) leyendo y discutiendo los śāstras (literaturas védicas como el Bhaga­vad-gītā, el Śrīmad-Bhāgavatam y otras escrituras vaiṣṇavas). Estos festivales gradualmente reencenderán la centella mori­bunda del gusto espiritual. Así, gradualmente, nos sentiremos de nuevo atraídos por los pasatiempos del Señor Supremo.

“Sintiendo el sabor superior de la espiritualidad pura, naturalmente sentiremos disgusto por nuestros apegos materiales in­feriores. Aquellos que cantan distraídamente están siempre ansiosos por completar de alguna manera el número fijo de santos nombres y acabar con ello. Es importante concentrarse en la calidad del canto y no en tratar de aumentar artificialmente el número de santos nombres. El nombre del Señor debe ser pronunciado distintamente. Sólo por la gracia del Señor se puede lograr esto. Por tanto, debemos orar al Señor para que nunca caigamos víctima de los ardides de la ilusión de la distracción, y para que continuemos saboreando el néctar pleno de los santos nombres.

“El devoto debe lograr que sea una práctica regular pasar algún tiempo solo en un lugar silencioso y concentrarse profun­damente en los santos nombres. Debe pronunciar y oír el nombre distintamente. Es imposible para el ser vivo evitar y vencer por sus propias fuerzas la ilusión de la distracción. Por la misericordia del Señor, con todo, esto es logrado con facilidad. Por eso, es esencial implorar con fervor por la gracia del Señor, con gran humildad. Ése es el único medio de salvación del ser vivo. ¡Oh, Señor Caitanya, eres un océano de compasión! Mi corazón ansioso implora misericordia de Ti. Si no me vuelvo consciente y oro por Tu gracia, entonces, no habrá nadie más desafortunado que yo. Aquellos que intentan emprender el servi­cio devocional contando con los méritos de su inteligencia individual y pericia mental descubrirán que todos sus esfuerzos son infructíferos. La misericordia del Señor Kṛṣṇa es la causa primordial del éxito en todo trabajo. Quien no aspira a obtener la misericordia del Señor es un alma muy miserable.

“Cantando Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare, Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare, el Señor dice: ‘Aquí está el mahā-mantra, ahora ve y haz meditación japa y canta los santos nombres un número prescrito de veces (nirbandha). Obtendrás toda perfección deseable por este canto. Sólo canta los santos nombres constantemente, porque ninguna regla o regulación puede restringirlo’ “.

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