Como joven brahmacārī en el
joven movimiento ISKCON, Tamāla Kṛṣṇa le preguntó a Prabhupāda: —¿Cómo es el
mundo espiritual, Kṛṣṇaloka?
Prabhupāda respondió: —¡Allí no hay servicio militar!
Los devotos se rieron ante la ingeniosa salida de Prabhupāda. Śrīla
Prabhupāda contó entonces la historia de un misionero cristiano que predicaba
entre mineros del carbón. El misionero comenzó con una ardiente charla
diciéndoles que los pecadores irían al infierno y que únicamente podrían
salvarse si se rendían a Jesucristo.
Al oír el nombre de Jesucristo, uno de los mineros preguntó:
—¿Jesucristo? ¿Cuál es su número?—. Todos en la compañía minera tenían asignado
un número de planilla, y los mineros no podían imaginar que Jesucristo no
tuviera número. El misionero lo intentó de nuevo, describiendo esta vez las
miserias del infierno.
—El infierno —dijo— es un sitio muy oscuro y húmedo—. Los mineros se
volvieron y dejaron de mostrar interés. Su descripción del infierno sonaba
igual que la mina que ya conocían. Entonces el misionero comprendió que estaba
predicando a gente con una idea muy limitada de la realidad, de modo que
tendría que dirigirse a su experiencia actual.
—¡Y en el infierno —exclamó— no hay periódicos!
—¡Oh! ¡Qué espanto! ¡Qué horror!—gritaron los mineros, horrorizados.
El chiste de Prabhupāda hizo reír a los devotos y también les hizo
pensar que un predicador debe meditar cuidadosamente antes de dirigirse a una
audiencia, y hablar según el momento, el lugar y la circunstancia. Pero
personalmente, para Tamāla Kṛṣṇa y los otros jóvenes fue un gran alivio pensar
que existía un mundo espiritual donde no había peligro de que te metieran
arrastrado en el ejército.
Entrevista con Tamāla Kṛṣṇa Goswami y con Bhūrijana dāsa
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