En El Néctar de la Devoción ,
Śrīla Rūpa Gosvāmī afirma que por la mirada de las grandes almas se puede
conseguir la liberación. Y así ocurría con Śrīla Prabhupāda.
La mirada de Prabhupāda funcionaba como un rayo o como una rosa. Si un
devoto se dirigía a Śrīla Prabhupāda y no era totalmente abierto o sincero, o
si intentaba burlar su compromiso con Kṛṣṇa, Śrīla Prabhupāda podía adivinarlo
mirando directamente a los ojos del devoto. Entonces el discípulo se sentía
como un idiota. Y a menos que fuera un mentiroso sin escrúpulos, era incapaz de
tratar de engañar a Prabhupāda. Cuando alguien se enfrentaba con la mirada
penetrante de Prabhupāda podía ver en su propia debilidad.
Prabhupāda expresaba también dolor en sus ojos cuando un discípulo lo
decepcionaba o cuando veía el sufrimiento de las almas condicionadas. Sus ojos
eran particularmente expresivos con emociones espirituales cuando contaba una
historia o cuando reía o lloraba. Como dicen los poetas «los ojos son el espejo
del alma».
Tras visitar la finca de Gītā-nāgarī, Prabhupāda contó que había visto
una vaca con una ubre muy grande. Describiendo la vaca, Prabhupāda extendió los
brazos para enseñar el tamaño y abrió desmesuradamente los ojos como lo hubiera
hecho un niño. Y los que lo oyeron también se volvieron también como niños y
tomaron parte en la apreciación de Prabhupāda.
Hay una película donde Śrīla Prabhupāda va conduciendo a sus discípulos
por los santos lugares de Vṛndāvana. Se lo ve contando pasatiempos de Kṛṣṇa y
sus ojos, brillando con una luz trascendental, están llenos de juego, de amor y
de gozo espiritual. Sólo alguien que estuviera muerto sería incapaz de ver la
dicha de la conciencia de Kṛṣṇa en los ojos de Prabhupāda.
Todos sabían que llevar adelante la conciencia de Kṛṣṇa era duro para
Prabhupāda: sus viajes, las preocupaciones, el duro trabajo... Y sin embargo
sus brillantes y sonrientes ojos mostraban que estaba por encima de toda
aquella lucha.
Mirando a los ojos de Prabhupāda uno podía sacar la conclusión de que no
era una persona de este mundo. Estaba con Kṛṣṇa en el mundo espiritual. Mirando
a los ojos de Prabhupāda uno tenía la impresión de que Prabhupāda era más
profundo que ninguna otra persona, que era de verdad un guru; se daba cuenta de que había una profundidad insondable y de
que no había en ellos el más ligero atisbo de ego falso. Y eso lo transmitía él
por medio del lenguaje de los ojos.
A la gente le gusta presentarse a sí misma en su mejor faceta. Un hombre
puede hablar de una manera muy religiosa, decir muchos superlativos sobre sí
mismo o afirmar que es honrado y sincero. A veces se puede detectar mirando a
las personas directamente a los ojos si en realidad tienen miedo o son
deshonestas. Por eso la gente a menudo es evasiva y le resulta incómodo mirar a
los ojos de otra persona. Śrīla Prabhupāda podía ver fácilmente la carencia de
conciencia de Kṛṣṇa mirando a alguien a los ojos. Sin embargo, cuando alguien
miraba a Prabhupāda a los ojos, veía únicamente conciencia de Kṛṣṇa.
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