—Prabhupāda, cuando hay que hacer una elección en el servicio a Kṛṣṇa y
uno no sabe si hacer esto o aquello, ¿cómo se hace para elegir?
—No hay elección —replicó Śrīla Prabhupāda—. Haz simplemente lo que Kṛṣṇa
te da.
Raṇcora dāsa estaba tratando de comprender si debería regresar a
Manchester (Inglaterra). Había estado allí dos veces para abrir un centro de
prédica, pero había tenido que regresar por distintas razones. Ahora le pedía a
Prabhupāda su permiso y sus bendiciones para realizar otro intento.
—Me estaba preguntando si debería ir a Manchester a predicar —preguntó
Raṇcora directamente—. Quizá usted podría decirme qué hacer.
Prabhupāda contestó mientras caminaba hacia la ventana. —¿Cuántas veces
se ha abierto un centro en Manchester?
Raṇcora contestó que se había intentado dos veces.
—Esta vez, si vas —instruyó Śrīla Prabhupāda—, no debe cerrarse.
Prabhupāda desvió la mirada y Raṇcora tomó esto como una indicación de
que el encuentro debía terminar. Éste ofreció sus reverencias en la puerta, mas
justamente antes de salir, hizo otra pregunta.
—Prabhupāda, ¿hay alguna instrucción especial, algún servicio especial
que me pueda dar?
Prabhupāda lo miró y dijo: —Simplemente predica, eso es todo.
Simplemente predica.
Entrevista con Raṇcora dāsa
Cuando se averiaba la grabadora en el templo de la Segunda Avenida 26
(de Nueva York), Umāpati dāsa tenía la responsabilidad de arreglarla. Una vez
se le fundió un fusible y Umāpati necesitaba treinta y cinco centavos de dólar
para comprar uno nuevo. Al encontrarse con Śrīla Prabhupāda en el patio del
edificio, le pidió el dinero.
—El estudiante nunca debe pedir dinero a su maestro espiritual —dijo Śrīla
Prabhupāda.
Umāpati no sabía qué decir o hacer ya que él no tenía dinero y tenía que
arreglar la grabadora. A pesar de la instrucción de Prabhupāda, Umāpati repitió
que él no tenía dinero.
Prabhupāda también repitió que el estudiante no debería pedirle dinero
al maestro espiritual. Finalmente, Prabhupāda le dio los treinta y cinco
centavos, pero sólo después de asegurarse de que Umāpati había comprendido muy
bien que un discípulo nunca debe pedirle dinero al maestro espiritual.
Entrevista con Umāpati dāsa
El incidente
de los treinta y cinco centavos nos da otra indicación de cómo el movimiento de
Prabhupāda comenzó desde cero. A este respecto, la profesora Diana Eck hizo un
comentario interesante en una reunión en la Universidad de
Harvard. Después de ver el documental Tu eterno
bienqueriente y de hablar con algunos de
los devotos, ella preguntó cómo el movimiento de la conciencia de Kṛṣṇa había
sido capaz de elevarse de un estado tal de pobreza material a una considerable
riqueza a nivel mundial. Dijo que al principio, por lo que ella había oído, los
discípulos de Prabhupāda no tenían más que las cuarenta rupias que Prabhupāda
trajo a América cuando llegó en 1965 de la India. Aquí vemos que
un discípulo sincero como Umāpati, aunque dispuesto a dar lo que tuviera, no
disponía ni siquiera de treinta y cinco centavos. Esta imagen de los devotos de
los primeros tiempos, que eran materialmente pobres y espiritualmente
ignorantes, y aun así tan dispuestos y sumisos, nos da una indicación de lo que
Prabhupāda quería decir con «aquellos fueron días felices».
Cuando Jagaddhātrī-devī dāsī
estaba recibiendo las instrucciones del gāyatrī-mantra
de Prabhupāda, ella preguntó en qué momento se debía cantar el mantra. Prabhupāda respondió que a la
mañana, al mediodía y a la tarde. Entonces ella preguntó: —Śrīla Prabhupāda,
¿cuándo voy a poder recordarlo y entregarme a usted para el resto de mi vida?—.
Prabhupāda sonrió y contestó que si ella cantaba dieciséis rondas al día y
seguía los cuatro principios podría recordarlo siempre y se entregaría a él.
Entonces Prabhupāda se quedó quieto durante unos segundos y añadió: —Y no te
olvides de darme de comer.
Entrevista con Jagaddhātrī-devī dāsī
No hay comentarios:
Publicar un comentario