3. Guru no es una moda



Prabhupāda narra historias cortas

—Nos hemos convertido en imitadores de primera categoría —dijo Prabhupāda durante una clase del Bhāgavatam en Vṛndāvana en 1976. Entonces contó una historia.

Era el año 1914, durante la primera guerra mundial, y los jueces en Calcuta estaban en su hora de almuerzo.

—Señor Mukherjī —dijo un juez inglés a Asutosh Mukherjī— ahora que vienen los alemanes, ¿qué van a hacer ustedes los hindúes?

—Oh, les ofreceremos nuestros respetos y los invitaremos a que hagan cuanto les plazca —replicó Mukherjī. Esa respuesta sorprendió al inglés. —¿Sabe por qué digo esto? —continuó Mukherjī—. Porque ustedes simplemente nos han enseñado a ser esclavos.

Entonces Śrīla Prabhupāda explicó que antes de Gandhi, la gente de la India pensaba que para tener una civilización avanzada había que imitar la moda inglesa.

—En cambio nosotros no queremos hacer de esto una moda —dijo Prabhupāda—. Guru no es una moda. ¿Quién es el que necesita un guru? Tasmād guruṁ prapadyeta jijñāsuḥ śreya uttamam. Él es el que necesita un guru: jijñāsāḥ, el inquisitivo. Athātho brahma jijñāsāḥ: ahora que conseguiste una forma humana debes inquirir acerca de la Verdad. Eso es vida humana. Aquel que esté interesado en inquirir acerca del Brahman necesita un guru. Quien no tenga interés en comprender el Brahman, sino que simplemente hace de ello una moda («tengo un guru»); eso no sirve de nada. No tiene valor. Uno debe ser inquisitivo para comprender esta ciencia espiritual. Uno necesita un guru. Jijñāsā significa ‘inquisitivo’.
Conferencia en Vṛndāvana (30 setiembre 1976)


Śrīla Prabhupāda estaba dando un paseo matinal en Teherán (Irán), cuando oyó un cordero balando.

—¿Por qué está gritando ese cordero? ¿Es que aquí no los alimentan bien? —preguntó Prabhupāda. Entonces un devoto aventuró una respuesta.

—No. Yo siempre oigo estos chillidos por todas partes. La gente de aquí tienen corderos para matarlos.

Śrīla Prabhupāda explicó que tal matanza significaba que la gente estaba viviendo como animales, y entonces contó una historia.

Una vez un cordero estaba bebiendo agua en la orilla de un lago. Al otro lado del lago había un tigre. El tigre regañó al cordero con estas palabras: —¿Por qué estás enturbiando el lago?—. El cordero replicó que él no estaba enturbiando el agua, pero el tigre se abalanzó sobre él y lo mató. Prabhupāda dijo que las personas con conciencia animal buscan faltas en los demás y crean peleas para matarlos. Entonces citó un proverbio inglés: «Dale un mal nombre a un perro y cuélgalo». De esta manera Prabhupāda criticó la conciencia material.
Conferencia en Teherán (10 agosto 1976)

Esta historia nos recuerda que Śrīla Prabhupāda ha descrito a los comedores de carne como «envidiosos» de los animales. A veces nos confunde el por qué Prabhupāda consideró a los seres humanos como envidiosos de los animales. Es cierto que no tienen compasión por los animales, ya que los matan, pero ¿se les puede llamar envidiosos?
Desde el punto de vista lingüístico, Draviḍa dāsa ha realizado una interesante investigación sobre este tema. Averiguó que —de acuerdo al antiguo uso británico— la palabra envidioso significaba ‘malicioso’. Este uso estaba especialmente vigente en los tiempos en que Śrīla Prabhupāda aprendió inglés, y aunque ya no es de uso corriente, todavía hoy aparece en los diccionarios. Pero incluso desde un punto de vista corriente podemos ver que el comedor de carne no permite al animal inocente vivir en paz. Por lo tanto es envidioso de que el animal viva en armonía con Dios, sin desobedecer las leyes de la naturaleza, y por lo tanto lo mata por malicia o envidia.

Śrīla Prabhupāda una vez contó una historia que ilustraba el espíritu del kṣatriya. Yaśovanta Singh era el comandante en jefe del emperador musulmán Aurangzeb. En una batalla Yaśovanta Singh encontró la derrota, y se dirigió de vuelta a su palacio. Pero las puertas del palacio estaban cerradas. Entonces envió un mensaje a su reina informándole que había regresado a casa y preguntándole por qué estaban cerradas las puertas. Al oír el mensaje la reina respondió:

—¿Quién ha regresado a casa? ¿Yaśovanta Singh? No, no puede ser él. Yaśovanta Singh no regresaría a casa después de ser derrotado. Seguiría luchando hasta vencer o se quitaría la vida. La persona a mi puerta debe ser un impostor.

Diciendo así, rehusó abrir la puerta.

Paseo matinal en Londres (3 setiembre 1973)

<<< anterior        siguiente >>>

No hay comentarios:

Publicar un comentario