12. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Servir a la persona más grande



Un hombre simple de aldea en una ocasión quería servir a la persona más grande. Se acercó al alcalde de su pueblo y le pidió que le diese trabajo. Mientras servía al alcalde, el hombre de la aldea notó que el alcalde le daba todo el dinero de una recaudación de impuestos a un visitante. Preguntó quién era el visitante y el alcalde le dijo que era un representante del gobernador. —¿Pero entonces acaso es el gobernador más grande que tú?

—Oh sí, él es más grande que yo —dijo el alcalde.

—Entonces quiero servirlo a él —dijo el aldeano. El alcalde apreció la honestidad del hombre y lo recomendó al gobernador.

El hombre sirvió al gobernador durante algún tiempo. Entonces un día llegó un visitante acompañado de una tropa a caballo. El gobernador dio la bienvenida al visitante con deferencia y lo trató con todo respeto. Cuando tuvo una oportunidad, el aldeano le preguntó al gobernador quién era el visitante.

—Es el virrey, el representante del rey —dijo el gobernador.

—¿Y quién es el rey? —preguntó el hombre.

—Es el que gobierna toda la Tierra —dijo el gobernador—. Es muy grande.

—¿Es él más grande que usted? —preguntó el hombre.

—Oh sí, yo sólo soy su sirviente.

—En ese caso me gustaría servirle a él.

El hombre de la aldea tenía talento, así pues, para complacer al rey, el gobernador lo envió a él.

El hombre sirvió al rey durante algunos meses, y entonces un día el rey le dijo que dispusiera la carroza. Un gran sabio había llegado al reino y el rey quería el consejo del sabio sobre cómo gobernar.

El hombre de la aldea observó cómo el rey se acercaba a la persona santa y le ofrecía respetos. Entonces el rey se sentó y escuchó al sabio hablar durante algún tiempo. Entonces, cuando el rey se estaba preparando para regresar a su palacio, el aldeano se acercó al sabio y le preguntó si él era la persona más grande. El sabio dijo que no, que él solamente era un minúsculo sirviente.

—Por favor, dígame ¿quién es la persona más grande?

—Para encontrar a la persona más grande, debes ir al templo de Nārāyaṇa —le dijo el sabio. Sin perder un momento, el hombre comenzó a caminar.

Cuando llegó ya estaba anocheciendo y las puertas del templo estaban cerradas. El hombre golpeó las puertas durante mucho tiempo. Finalmente un sacerdote del templo salió y le dijo que se fuese a su casa y regresase al día siguiente.

No teniendo ningún lugar a donde ir, el hombre se tumbó a la puerta y se durmió. Antes del amanecer, algunos brāhmaṇas de un pueblo cercano pasaron por el templo y vieron al hombre durmiendo en la puerta. Notaron que cubriendo el cuerpo del hombre había una cādar de la Deidad. —¡Es un ladrón!—. Con ira despertaron al hombre y le preguntaron de dónde había sacado el cādar. El hombre estaba anonadado y les dijo que no sabía de dónde había venido el cādar. Entonces los brāhmaṇas trataron de abrir la puerta del templo y descubrieron que estaba cerrada. Entonces se dieron cuenta que el propio Señor Nārāyaṇa en persona había colocado Su cādar sobre Su sirviente para mantenerlo caliente mientras dormía. Los brāhmaṇas le preguntaron al hombre de dónde venía y él les contó su historia. Entonces el hombre fue aceptado en el templo y se le enseñó cómo servir a la Deidad. De esta manera el hombre consiguió servir a la Persona más grande.


Satsvarūpa dāsa Goswami

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