Prabhupāda una vez estaba hablando con sus discípulos acerca de los yogīs falsos. Nombró cuatro gurus que eran prominentes māyāvādīs impersonalistas, y se dio
cuenta de que eran todos bengalíes. Dijo que ellos habían arruinado al mundo
entero con su filosofía, pero que habría otro bengalí que los destruiría. Los
devotos comenzaron a reírse y Prabhupāda contó una historia.
Una vez, un hacha le estaba hablando a un árbol:
—Te voy a cortar —dijo el hacha.
—No, tú no puedes hacer eso —dijo el árbol.
—Sí, porque soy muy afilada —respondió el hacha.
—No, tú no puedes hacer nada, a menos que primero yo te dé una de mis
ramas como mango —dijo el árbol.
Entonces Prabhupāda comenzó a reírse. Preguntó a sus discípulos si
habían entendido, pero ninguno había entendido. Prabhupāda entonces dio una
explicación. Dijo que aunque ellos eran chicos y chicas americanos muy
inteligentes, no podían cortar a los sinvergüenzas bengalíes.
Entrevista con Bharadvāja dāsa
En otra ocasión Prabhupāda dijo a su audiencia de hindúes que no fuesen
como aquellos hindúes que dicen rápidamente: «Oh, yo ya conozco a Kṛṣṇa».
Entonces contó una historia.
Una vez había un hombre que todos los días traía agua al templo del
Señor Jagannātha. El hombre pensaba: «Yo no necesito ver al Señor Jagannātha.
Vengo aquí cada día, así que puedo verlo en cualquier ocasión que quiera. Que
lo vean los demás». Día tras día fue pasando y el hombre murió sin haber visto
ni siquiera una vez al Señor Jagannātha.
Prabhupāda entonces instruyó a su audiencia hindú que aprendiesen de sus
discípulos cómo servir a Kṛṣṇa.
Entrevista con Stitha-devī dāsī
En una ocasión algunos invitados hindúes del templo de Londres formaron
un club propio y solían celebrar programas en el templo de Bury Place. Una
señora, que era miembro del club, se quejó una vez ante Prabhupāda de cómo la
trataban algunos de los miembros del club y Prabhupāda se enfadó. Llamó a
Prabhaviṣṇu Swami, el presidente del templo, y lo reprendió severamente por
permitir que existiera ese club. Le dijo que el club debería ser abolido
inmediatamente y enfatizó que en el templo sólo se les debería permitir hablar
a los devotos más cualificados.
Entrevista con Prabhaviṣṇu Swami
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