1. Manual reformatorio de japa



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Manual reformatorio de japa

En el número 26 de la Segunda Avenida, en 1966, Su Divina Gracia Śrīla Prabhupāda nos guiaba personalmente tanto en el kīrtana como en el japa. Después del kīrtana matutino, justo antes de su clase, él nos ordenaba: “Canten una ronda”. Luego tomaba sus cuentas de japa y cantaba Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Y los devotos reunidos, sentados en el piso, cantaban en voz alta su propio japa. Yo acostumbraba cantar y pasar las cuentas atentamente. Una vez, al estar absorto haciendo esto, miré a Śrīla Prabhupāda y me sorprendí al verlo observándome con gran inquietud. Parece que me había visto, a un pobre desdichado, lu­chando atentamente por cantar, y esto le causaba gran compasión y preocupación. Parecía que hasta él mismo estaba asombrado ante la misericordia del santo nombre.

También recuerdo cuando canté japa, por primera vez, en mi apartamento a la vuelta del templo. Cantar las cuentas y pasarlas por mis manos me daba una sensación de opulencia y lujo. Me sentí como un antiguo sādhu. Recuerdo que trataba de cantar clara y atentamente.

Con el correr de los años, sin embargo, mi japa se volvió menos claro. Cada vez vagaba más y más mi atención. Comencé a pensar en otros deberes devocionales que tenía que realizar durante el día. Descuidé el pronunciar cuidadosamente cada palabra. Algunas veces intentaba reformar la calidad de mis dieciséis rondas, pero eventualmente regresaban sigilosamente los malos hábitos de pronunciación poco clara y de atención distraída. Aunque les predicaba a otros devotos, “Es una ofensa estar desatento mientras se canta Hare Kṛṣṇa”, yo mismo cometía la ofensa repetidamente. Es imposible decir cuántas otras ofensas cometí debido a la ofensa en contra del santo nombre (nāma aparādha). No sé cuánto retardé mi crecimiento devocional, pero ciertamente no fue auspicioso.

Pero luego recibí nuevamente la misericordia de Śrīla Prabhupāda y Kṛṣṇa en la forma de las instrucciones sobre el japa que me dio un hermano espiritual. Me decidí por una reforma; cantar mi japa pronunciando cada palabra y sílaba. Mi japa mejoró inmediatamente. Entonces comprendí que cantar era de lo más importante y que no podía ser descuidado. Sentía que estaba aprendiendo un secreto crucial y confidencial, aunque Śrīla Prabhupāda lo está repitiendo constantemente, “Canten dieciséis rondas y eviten las ofensas al cantar”. Es una práctica. Toma práctica. El cuerpo puede aprender cualquier cosa que practiques. ¡Canta, canta, canta!

Lo más difícil es controlar la mente. Pero el canto en sí está dirigido a controlar la mente. Así que debes practicar hasta volverte un experto, hasta que estés pronunciando perfectamente los santos nombres y controles la mente.

Mantén un espíritu de lucha. La mente siempre desvaría. Los sentidos siempre tienden a dormirse en las tempranas horas de la mañana. Por consiguiente, el buen japa es una cuestión de combatir exitosamente esto. Es como el ejemplo de conducir un automóvil: mantener el control significa evitar perder el control —es natural que el automóvil tienda a salirse del camino.

Pueden esperarse dificultades después de muchos años de cantar ofensivamente. Como Śrī Kṛṣṇa dice: “La mente es el amigo del alma condicionada, y también su enemigo [Bg. 6.5]. Para aquel que ha conquistado la mente, ésta es el mejor amigo; pero para aquel que ha fracasado en hacerlo, su propia mente será el peor enemigo” [Bg. 6.6]. En cuanto a controlar la mente mientras se canta japa: “Es indudablemente muy difícil aquietar la mente in­quieta, pero es posible por la práctica constante y el desapego” [Bg. 6.34]. Donde sea que la mente vaya debido a su agitada y fluctuante naturaleza, tráela de nuevo bajo el control del ser superior. Sólo puedes orarle a Kṛṣṇa para que, con la práctica, el sueño y la distracción sean superados.

No es bueno hacer otras cosas mientras se canta. Sin embargo, algunas veces lo hacemos por conveniencia. Pero uno debe tratar de posponer estas supuestas actividades urgentes para después de cantar. Canta a una hora determinada y canta en voz alta. Que las otras cosas esperen. Si reconoces que tu canto es muy malo y al mismo tiempo reconoces que es importante mejorarlo, entonces es­tarás mejor preparado para cantar y predicar.

Si tienes alguna insatisfacción básica o preocupación, entonces será difícil cantar. Trata de decirte a ti mismo: “Haz a un lado este problema. En estas dos horas sólo concéntrate en el nombre”.

Por supuesto que la mente algunas veces está pensando en otras cosas además del sonido de los nombres de Kṛṣṇa. Entonces por lo menos ten la virtud de pronunciar los nombres con claridad y permanecer alerta. Y si no puedes controlar la mente, entonces llora (como un niño que llora por su madre) para poner la mente a los pies de loto del santo nombre y saborear el néctar de rendición al nombre.

Un problema desafortunado pero común: No le estás llorando al santo nombre como un niño le llora a su madre. ¿Quién puede decir que está libre de este problema? ¿Por qué sucede? Una razón común es la preocupación de la mente por otras cosas. ¿Pero qué acerca del canto de Hare Kṛṣṇa? ¿Es acaso necesario un desconsuelo total para clamar al santo nombre mismo? Pero cuando el descon­suelo total llegue, será especialmente difícil cantar.

¿Por qué no estamos cantando con una actitud de desamparo? Porque estamos aferrados a los apegos materiales. La última ofensa al cantar es mantener apegos  materiales (ahaṁ mameti) aun después de comprender el canto y escuchar tantas instrucciones sobre la vida espiritual. Es como comprometerse a la vida espiritual sin levar anclas. La lancha de los recién casados estuvo bogando toda la noche, pero no llegó a ninguna parte por estar todavía anclada. El ancla es el apego al goce de los sentidos. Śrīla Prabhupāda decía: “Puedes cantar y cantar por cientos de años y no obtener el resultado, si cantas con el ancla puesta”. Se hace tanto esfuerzo sin resultados, debido a que están tratando de cumplir deberes espirituales, y simultáneamente continuar el goce de los sentidos. Debemos ser introspectivos, desmantelar estos anarthas y rectificar nuestra situación para tener un camino abierto al cantar Hare Kṛṣṇa —para que podamos regresar de vuelta a Dios muy pronto. Nada más es necesario en esta era que ser un cantor de Hare Kṛṣṇa.

La falta de atención es un problema serio al cantar. Así como el no devoto no comprende el valor de la vida humana o la urgencia de estar consciente de Kṛṣṇa, también el devoto a veces no comprende plenamente la urgencia y la necesidad de invocar el santo nombre. Así, a pesar de aceptar teóricamente el principio de cantar Hare Kṛṣṇa, él reflexiona neciamente sobre otras cosas mientras pronuncia el santo nombre. La falta de atención entonces explica por qué, cuando el devoto canta, no brotan lágrimas de sus ojos, su voz no se ahoga con la pronunciación del santo nombre, y su pelo no se eriza, y porqué él no siente que el mundo está completamente vacío sin Kṛṣṇa.

“A menos que el devoto desarrolle realmente amor trascendental por el Señor, no es posible que él piense siempre en el Señor que reside en su corazón”.

El Señor Kṛṣṇa dice en el Capítulo Doce del Gītā que uno siempre debe pensar en Él con amor espontáneo. Pero si no puedes hacer esto, entonces trata de seguir los principios regulativos del bhakti-yoga. Y si no puedes hacer ni siquiera eso, entonces trata de trabajar para Kṛṣṇa; y si no puedes hacer eso, entonces cultiva el trabajo desinteresado; y si no puedes hacer esto, entonces cultiva el conocimiento. El Señor Caitanya Mahāprabhu también aconseja entregar toda nuestra vida a Kṛṣṇa, pero si no puedes hacer eso, entonces debes dar tu dinero; y si no puedes hacer esto, entonces debes por lo menos entregar tu inteligencia; y si no tienes inteligencia, debes por lo menos dar tus palabras. Similarmente, para cantar japa, podemos aconsejarle al devoto que debe clamar constantemente en amor pleno por Dios, rindiéndose completamente al Señor, y saboreando el néctar de amor extático por Kṛṣṇa. Pero si no puedes hacer eso, entonces clama: “Mi querido Señor, soy incapaz de clamar sinceramente Tu nombre con amor entregado. Por favor, perdóname”.

Pero puede que tengamos que admitir que ni siquiera somos capaces de clamar sinceramente que somos incapaces de clamar en amor espontáneo. ¿Qué hacer entonces? Por lo menos deberíamos clamar, lamentándonos de nuestra incapacidad para sentir habilidad alguna: “Mi querido Señor, soy tan sólo una piedra sin vida. No puedo cantar Hare Kṛṣṇa con ninguna calidad, sólo mecánicamente. Ni siquiera puedo lamentar mi inhabilidad”. De alguna manera debemos producir una expresión, un llanto. No permanezcas como una piedra muerta sin sentimiento. Empezando ahora mismo, en cualquier punto en que te encuentres (no importa cuán bajo), lanza el llanto que te quede en el corazón y parte desde allí.

Canta con emoción. Por supuesto, que si en un momento dado no cantas con emoción, no puedes regresar y empezar tus rondas nuevamente. ¿Qué se puede hacer? Sigue adelante, sigue tratando.

Patea con botas pesadas las venenosas serpientes del sueño y del burdo sensualismo. Luego llora como un niño por su madre, clamando al santo nombre: “¡Oh, energía de Dios! ¡Oh, Kṛṣṇa! por favor permíteme servirte”.

El consejo del rey Kulaśekhara es importante para cantar correctamente. Al momento de la muerte será difícil cantar debido a nuestra condición física. “Ahora que estoy cantando con buena salud, permítaseme morir pensando en Kṛṣṇa”. Por supuesto que no queremos morir ahora; queremos vivir para servir. Pero mientras nuestras mentes y cuerpos materiales están intactos ahora, debemos cantar con el sentimiento de que ésta es nuestra última inapre­ciable oportunidad para concentrarnos y para depender plenamente del santo nombre. Con esta sensata reflexión podrás alejar todos los demás pensamientos secundarios. Canta mientras puedas.

Bhīṣmadeva también alejó todos los demás pensamientos al momento de su muerte. Tramar sobre esto y aquello, y dejar que la mente vague —al momento de la muerte serás forzado a abandonar todos estos pensamientos. Pero hazlo ahora y resérvate para el can­tar. Tal cantar puro puede salvar al mundo entero. “¡Oh, Rādhā! ¡Oh, Kṛṣṇa! ¡Por favor ocúpenme!”.

La mente errante y el sueño continúan siendo los principales obstáculos. La mente examina detenidamente sus últimos planes: “¡No puedo dejar ciertas cosas de lado y simplemente cantar!”. Pero analizándolas, veo que lo que hay en mi mente no es tan importante que no puede esperar en favor de dos horas y media de japa con concentración. Deja todo a un lado y canta el santo nombre.

Ya debiste haber tenido una buena noche de descanso; por lo tanto, resiste el sueño. Después de rechazarlo obtendrás suficiente fuerza para el japa. Pero si cedes al sueño, entonces tus rondas puede que siempre sean somnolientas, mal pronunciadas e inaten­tas, no sólo un día, sino por meses enteros. El poder de un mal há­bito es tal que se puede volver un mal hábito de por vida, basado en la ilusión de que no puedes luchar contra el sueño. Tú dices, “¿Qué puedo hacer? ¡Me ha vencido!”. Pero el japa-yajña no es tan sólo un ejercicio físico; es dinámico y espiritual. Por consiguiente, contiene fuerza, y tú puedes aumentar en fuerza si resistes las mortales co­rrientes del sueño y las rondas mal pronunciadas.

El japa no es una carrera corta, sino un largo recorrido. Ronda tras otra, tienes que ir penetrando gradual y profundamente en las melosidades del santo nombre —por fuerza numérica. Toma tiempo. Continúa cantando.

Ayuda el cantar japa en compañía de devotos. Es muy vergonzoso quedarse dormido en presencia de ellos. Pero nada de ponerte a conversar mucho con tus compañeros de japa; solamente Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare...

Pero tienes que seguir avanzando. Más de dos horas pueden parecer un largo trayecto si todo lo que estás haciendo es repetir en voz alta: Hare Kṛṣṇa Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Pero tienes que conti­nuar, ir más allá, avanzar, ronda tras ronda sin aflojar.

Parece imposible detener el vagar de la mente, pero por lo menos permite que otra pista (como en las grabaciones de múltiples pistas) contenga el sonido completo, alerta y articulado: Hare Kṛṣṇa Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Canta con claridad, no importa lo que pase. Reconociendo la imposibilidad de detener todos los pensa­mientos impuros, por lo menos mantén siempre la pista de sonido despejada. Entonces sabré que cuando regrese al canto, el canto puro estará ahí. Por un toque del interruptor mental puedo salir de māyā y entrar al japa. ¿Pero cómo mantener el botón sintonizado en el sonido puro?

Ésta es la dura lucha. Escupo ante el mal pensamiento. Volviendo otra vez a la pista por unos cuantos momentos, mi mente, mi voz y mis mandíbulas se mueven para adorar el santo nombre, se refugian en el clamor del santo nombre —pero luego brinca nuevamente a otra pista, ya sea algún servicio devocional, o alguna māyā que no se debe hacer. ¿Existe acaso algún secreto? Paso las cuentas con mis dedos, cantando concienzudamente, reservando mi mejor momento para cantar, intelectualmente consciente de que cantar es el dharma para esta era, predicando que es la esencia del proceso de conciencia de Kṛṣṇa, y consciente de mi mal cantar. La esperanza es lo último que se pierde: quizás mañana sea mejor.

“¡Oh, Kṛṣṇa! ¡Oh, Rāma, Oh, energía del Señor, Hare! Por fa­vor ocúpenme en Su servicio”.

Pero después alcancé una meseta y pensé: “Esta es la inmensa zona intermedia. Se extiende en todas las direcciones. Parece como si no se puede ir más allá de la zona intermedia. Has dejado de come­ter las cuatro actividades pecaminosas (previamente ni sabías que eran pecaminosas), y estás atado a un fuerte voto de cantar dieciséis rondas diarias. Pero después de hacer una significativa cantidad de progreso, aun después de ser iniciado por un maestro espiritual auténtico en paramparā, después de cantar por años, todavía estás avanzando palmo a palmo por las vastas extensiones de la zona in­termedia”.

¿Así que has decidido que no puedes avanzar más? ¿Es acaso la modestia la que te impide aspirar al amor puro por Dios? No. Tienes miedo de abandonar la vida material de una vez por todas.

“¡Oh, mi Señor!, ¿cuándo estarán mis ojos decorados con lágrimas de amor, derramadas constantemente al cantar Tu santo nom­bre? ¿Cuándo se ahogará mi voz, y cuándo se erizarán los vellos de mi cuerpo al recitar Tu nombre?”.

¿Cuándo llegará el día en que cante Tus santos nombres y no solamente “mis rondas”? Meditar en “la segunda ronda”, “la ter­cera ronda” y “la cuarta ronda”, es mezclar el sonido puro del nom­bre de Kṛṣṇa con el pensamiento de un número ordinario. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis. Pero estos números son en sí mismos niyama-āgraha — seguir las normas sin entenderlas. “Ahora voy por la segunda ronda”, “¡Oh, ésta es la tercera ronda!” —¿qué manera de cantar y escuchar es ésa?

¿Qué tan a menudo dices con necia satisfacción: “ya completé mis rondas”, o “ya terminé de cantar”, o “ya terminé mis rondas”? Pero, ¿cantaste como el Señor Caitanya ora? No, estabas demasiado ocupado tratando de mantenerte despierto, tratando de mantener tu mente en la pista correcta. ¿Cuándo hubo tiempo para llorar a los pies de loto del santo nombre? Tú no has “terminado de cantar”. ¡Ni siquiera has empezado! Canta humildemente y ora, pidiendo perdón por tu canto ofensivo y por una oportunidad para mejorar.

Podemos librarnos de las ofensas en la zona intermedia arrepintiéndonos mucho de estar ahí. Siéntete preocupado y molesto por esto. Entonces te podrás reformar. Aún en el mundo material, la re­forma llega debido a la intolerancia ante la injusticia. El reformador de las condiciones de trabajo o el campeón de los derechos humanos es quien demanda una reforma. Él protesta y se pone en huelga. Él lucha.

El santo nombre es la única salida del mundo material. Es la forma de misericordia específica del Señor; si descuidamos el santo nombre, estamos descuidando a Kṛṣṇa Mismo. ¡Qué lamentable! Si no acepto esta misericordia, estoy más que muerto. A sabiendas he bebido veneno. He desperdiciado mi vida inútilmente. “¿Por qué nunca surgió mi atracción por aquel canto? Día y noche mi corazón arde en el fuego del veneno de la mundanalidad, y no tomo medidas para aliviarlo. ¿Acaso voy a simplemente sentarme aquí y permitir que esto suceda?” El reformador del japa lucha contra el canto desatento y ofensivo.

En el Padma Purāṇa se afirma que aun la persona que lleva una vida completamente pecaminosa quedará totalmente protegida por el Señor si simplemente se rinde a Él. Así pues, se acepta que si alguien se rinde a la Suprema Personalidad de Dios, se libera de todas sus reacciones pecaminosas. Y aunque una per­sona haya ofendido a la Misma Suprema Personalidad de Dios, todavía puede ser salvada con sólo refugiarse en los santos nom­bres del Señor.

El nombre no es diferente de Kṛṣṇa, pero en este pasaje Rūpa Gosvāmī hace una distinción. “El néctar de la devoción” declara que aunque ofendas a la Suprema Personalidad de Dios, el santo nombre podrá liberarte. Entonces, ¿cuál es la diferencia? El nombre es una aparición muy misericordiosa de Kṛṣṇa. Así de fácil te puedes aso­ciar con Kṛṣṇa. No se requiere de nada especial —nada de austeri­dades ni rituales. El nombre también es Kṛṣṇa; sin embargo, así como el Señor Caitanya es Kṛṣṇa, pero un Kṛṣṇa muy misericor­dioso, también Kṛṣṇa se vuelve tan misericordioso que si te acercas a Él en esta forma del santo nombre, todo te será perdonado.

Si ofendes al Señor, todavía puedes ser liberado con sólo refu­giarte a los santos nombre del Señor —Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. En otras palabras, el canto de Hare Kṛṣṇa es provechoso para erradicar todos los pecados. Pero si uno se vuelve un ofensor de los santos nombres del Señor, entonces no tiene ninguna oportunidad de ser liberado. Existe, sin embargo, una manera de ser per­donado por ofensas cometidas a los pies del santo nombre.

Śrīla Prabhupāda escribe:

“Mientras uno canta el santo nombre del Señor debe tener cuidado de evitar las diez ofensas. Sanat-kumara da a entender que aunque una persona sea un gran ofensor de muchas maneras, será liberada de la vida ofensiva si se refugia en el santo nombre del Señor. En efecto, aunque un ser humano sea como un animal de dos patas, será liberado si se refugia en el santo nombre del Señor. Uno debe por lo tanto, ser muy cuida­doso de no cometer ofensas a los pies de loto del nombre del Señor”.

Luego Śrīla Prabhupāda enumera las diez ofensas. En su significado, él plantea la décima ofensa de diferente manera: “No despertar apego trascendental por cantar el santo nombre aun después de haber escuchado todos los mandatos de las Escrituras”. Si estás tan muerto que aun después de escuchar todas estas instrucciones, de haber recibido el santo nombre de tu maestro espiritual, y de haber practicado el canto; si todavía no desarrollas apego por cantar el santo nombre —ésta es la décima ofensa.

Luego Śrīla Prabhupāda declara:

No existe manera de expiar ninguna de estas ofensas. Se reco­mienda por lo tanto que un ofensor a los pies del santo nombre continúe cantando el santo nombre veinticuatro horas al día. El cantar constante del santo nombre lo eximirá a uno de ofensas, y luego él será gradualmente elevado a la plataforma trascen­dental en la cual podrá cantar el puro y santo nombre y así volverse un amante de la Suprema Personalidad de Dios. Se re­comienda que aunque uno cometa ofensas, debe continuar cantando el santo nombre. En otras palabras, el cantar el santo nombre lo librará de ofensas.

El libro Nāma-kaumudī recomienda que si uno es un ofen­sor a los pies de loto de un vaiṣṇava, debe rendirse a aquel vaiṣṇava y ser perdonado; similarmente, si uno es ofensor al cantar el santo nombre, deberá rendirse al santo nombre para ser liberado así de sus ofensas. Uno debe ser muy humilde y dócil al expresar sus deseos y al cantar oraciones compuestas para la glorificación del santo nombre.

He aquí la oración que Dakṣa le hizo al Señor Śiva (y que noso­tros también podemos hacerle al santo nombre por nuestras ofen­sas):

No conocía las glorias de tu persona, y por eso cometí una ofensa a tus pies de loto en la asamblea pública. Sin embargo, eres tan bondadoso que no aceptaste mi ofensa. Más bien, cuando me estaba cayendo por haberte acusado, me salvaste con tu misericordiosa mirada. Eres tan grandioso. Por favor perdóname y siéntete satisfecho con tus propias excelsas cuali­dades.

Y Rūpa Gosvāmī menciona en las oraciones de su Nāmastakam que uno debe ser muy humilde y dócil al exponer sus deseos y las oraciones que haya compuesto en glorificación del santo nombre:

¡Oh, hari-nāma!, las puntas de los dedos de Tus pies de loto son adoradas constantemente por el resplandeciente brillo que emana del collar de gemas llamado los Upaniṣads, las joyas reales de los Vedas. Tú eres adorado eternamente por almas liberadas como Nārada y Śukadeva. ¡Oh, hari-nāma!, me refugio completamente en Ti.

Estos son el tipo de versos con los cuales puedes orarle al santo nombre. Si cometes ofensas contra el mantra Hare Kṛṣṇa, entonces es a Hare Kṛṣṇa a quien debes pedir perdón. No puedes ser perdonado de tus ofensas en contra del santo nombre, excepto por el santo nombre. Es como si ofendes a una persona; después tienes que acercártele a esa persona y pedirle perdón por tu ofensa. Tienes que sentir verdadero remordimiento. De otra manera podemos de­cir: “La cura para el canto ofensivo es seguir cantando”. Pero tienes que cantar con el deseo de mejorar. Este es tu camino de vuelta a Dios, tienes que hacerlo correctamente. Si esta comprensión no en­tra en tu mente y tu corazón, entonces no será muy fácil cambiar o reformar.

Rūpa Gosvāmī ha explicado tal cantar reacio del neófito. El compara tal cantor con el hombre que padece de ictericia. A un hombre con ictericia todo le sabe amargo. Pero la cura para esta en­fermedad de ictericia es tomar regularmente el dulce más concen­trado, como el azúcar cande. Y hasta el azúcar cande le sabe amarga al hombre ictérico. Pero entre más la toma, se normaliza gra­dualmente su paladar y saborea lo dulce del azúcar. Así, Rūpa Gosvāmī compara esto con el canto del santo nombre. Él dice que en realidad el santo nombre es la cosa más dulce. Es más dulce que cualquier sabor del mundo material. El sabor del éxito en la compla­cencia sensual material no es nada comparado con el sabor del amor puro por Dios al cantar Hare Kṛṣṇa. Pero debido a que el devoto neófito todavía está afectado por el deseo material, el dulce nombre también algunas veces le parece seco. Pero la cura es tomar regular­mente este santo nombre, y esto restablecerá el gusto original del alma espiritual por cantar los nombres de la Suprema Personalidad de Dios.

El maestro espiritual conoce esta ciencia de cantar. Él es como un médico para el discípulo enfermo, y prescribe cantar Hare Kṛṣṇa para que el discípulo recobre su salud normal. Por salud no quere­mos decir salud corporal, sino el estado de salud eterna. El devoto puede alcanzar nuevamente su cuerpo espiritual eterno y estar con Kṛṣṇa en el mundo espiritual. Esto puede lograrse al cantar. Así que, en esta etapa tienes que tener plena fe en la orden del maestro espiritual y cantar Hare Kṛṣṇa, aunque estés sintiendo éxtasis o lo que sea.

Comprende que Kṛṣṇa es Su nombre y que Él ha venido a ti en Su nombre como un gran favor: “¡Oh, mi Señor!, bondadosamente has hecho el acercamiento a Ti fácil por medio de Tu santo nombre”. Y luego acércate a aquella persona, el Nāma Prabhu, a quien has ofendido y quien es el único que puede salvarte, y pídele perdón cantando. “No hay nada en los catorce mundos más que el canto de Hare Kṛṣṇa”, dice Bhaktivinoda Ṭhākura. Admitiendo que estoy cantando mal —por favor considérame caído ante Ti— te ruego ser reformado por cantar Hare Kṛṣṇa.

El servicio devocional en el Movimiento para la Conciencia de Kṛṣṇa nos brinda muchas oportunidades para servir a Kṛṣṇa además del canto de los santos nombres. Este hecho no disminuye la gloria del santo nombre, sino que la realza, porque el canto es un elemento clave de toda la vida devocional. Yo había leído acerca de monjes cristianos que practicaban la oración solitaria, pero no tenían prasādam o adoración de las Deidades o un alegre Kṛṣṇa kīrtana. Ni tampoco pudieron beneficiarse con ācāryas tan grandes y nectáreos de las melosidades del amor por Dios como Śukadeva Gosvāmī, los seis Gosvāmīs, y Śrīla Prabhupāda. Para los monjes cristianos, la práctica del cantar era el apego por un nombre en un mundo que ellos, un tanto impersonalmente, veían como ilusorio.

Nosotros también debemos depender absolutamente del santo nombre, pero al mismo tiempo nuestras naturalezas inquietas pueden ser purificadas por los rayos tranquilizadores del darśana de Sus Señorías, Śrī Śrī Rādhā Dāmodara, Śrī Śrī Rādhā Govinda, Śrī Śrī Gaura-Nitāi, y el Señor Jagannatha. Como Bhaktivinoda Ṭhākura escribe: “Por tomar el prasādam del Señor nuestros sentidos son controlados... cada vez que tomo los remanentes de prasādam, experimento una nueva vida”. Similarmente, Śrīla Prabhupāda ha dicho que necesitamos tanto de una dieta como de una medicina: la medicina es cantar Hare Kṛṣṇa, y la dieta es el prasādam. Y la perfección para los ojos es ver a la Deidad, y la perfección para la cabeza es ofrecer reverencias ante la Deidad del Señor.

Además, estamos usando nuestro cuerpo, mente, y sentidos en el servicio devocional puro. Śrīla Prabhupāda escribe en “El néctar de la Devoción”:

En “El Skāṇḍa Purāṇa” se dice que aquellos que están apegados a actividades rituales, a las cuatro órdenes de la vida social y a las cuatro órdenes de la vida espiritual, son considerados devotos. Pero cuando los devotos están realmente dedicados a ofrecerle directamente servicio al Señor, ellos deben de ser bhāgavatas, devotos puros.

Śrīla Prabhupāda también nos ha informado en “El néctar de la devoción” que la oportunidad de dedicarse al servicio devocional se encuentra más allá de la liberación: “La persona que se dedica constantemente a cantar el santo nombre, y que siente placer trascendental dedicándose al servicio devocional, nunca recibe sólo el mukti” (Ādi Purāṇa).

Es una causa de verdadero regocijo que Śrīla Prabhupāda nos haya dado una vida espiritual completa en la que podamos cantar Hare Kṛṣṇa. Vestidos como vaiṣṇavas, sólo con devotos como amigos, nos dedicamos a cantar. Con la guía experta de un maestro espiritual auténtico, cantamos Hare Kṛṣṇa. Mientras vivimos en el templo (Vaikuṇṭha), cantamos. Mientras viajamos en una camioneta, en saṅkīrtana, cantamos Hare Kṛṣṇa. Antes y después de ver a la Deidad, mientras tomamos caraṇāmṛta, adorando a Tulasī, escuchando El Śrīmad-Bhāgavatam (la ciencia más elevada de Dios), nosotros cantamos Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Krisha Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Y estamos cantando el nombre supremo de Dios — Kṛṣṇa. Miles de otros nombres de Dios equivalen tan sólo a un nombre de Kṛṣṇa.

¡Todas las glorias a Śrīla Prabhupāda! ¡Todas las glorias al movimiento de saṅkīrtana! No tenemos que cantar solos con dudas desesperantes. Tenemos el apoyo de enormes ejércitos para luchar contra los demonios. No estamos cantando en un mundo de vacío. Se nos ha dado la manifestación plena de la realidad espiritual con la cual llevar a cabo el dharma de la era.


Por lo tanto, levántate, diminuta alma espiritual, con agradecimiento, seguridad, y protección —y canta, canta, canta. Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare.

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