45. Prabhupāda narra historias cortas


En 1977, la construcción del templo de Bombay marchaba lentamente. En varias ocasiones Surabhi Swami le dijo a Prabhupāda que los contratistas de mármol llegarían en 15 días. Śrīla Prabhupāda entonces contó una historia acerca de un testigo profesional que trabajaba en el juzgado. Este testigo era llamado repetidamente para varios testimonios, y por esto recibía honorarios. Cuando estaba ofreciendo el juramento, el testigo siempre testificaba que su edad era de sesenta años. Un día el juez señaló que durante años este hombre había estado declarando que tenía sesenta años. El testigo replicó que un hombre nunca debe cambiar su palabra de honor. De la misma manera, concluyó Prabhupāda, Surabhi Swami no cambiaba su palabra de honor.
Diario de Tamāla Kṛṣṇa Goswami

En una visita a Teherán (Irán) en 1967, Prabhupāda contó una historia. El Señor Śiva y su consorte Pārvatī una vez pasaban por una ciudad, disfrazados como personas ordinarias. De camino se cruzaron con un mendigo en la calle.
—Este pobre hombre está pidiendo limosna —observó Parvatī—. ¿Por qué no le das algo?
—Aunque le diera caridad, él no sería capaz de disfrutar. Es demasiado desafortunado—respondió el Señor Śiva. Mas Pārvatī le pidió de nuevo que le diese algo al mendigo, así que el Señor Śiva asintió: —Toma esto —le dijo al mendigo y le dio un melón que dentro contenía un gran tesoro de oro y joyas. Recibiendo el melón, el mendigo pensó: —¿Qué voy a hacer yo con esto?—, y se deshizo del melón vendiéndolo por unos pocos centavos. Entonces Prabhupāda explicó que nosotros somos tan desafortunado como el mendigo. Kṛṣṇa nos está dando el conocimiento perfecto, pero como el mendigo, nosotros no lo estamos aprovechando.

Conversación en Teherán, 10 agosto 1976

No hay comentarios:

Publicar un comentario