Clase de S.G. Vīrabahu Mahārāja
Bhagavad-gīta 3.1-2
Buenos
Aires, 7 enero 1991
Enviado por
Gustavo Medina
arjuna
uvāca
jyāyasī cet karmaṇas te
matā buddhir janārdana
tat kiṁ karmaṇi ghore māṁ
niyojayasi keśava
jyāyasī cet karmaṇas te
matā buddhir janārdana
tat kiṁ karmaṇi ghore māṁ
niyojayasi keśava
[Bg. 3.1]
vyāmiśreṇeva
vākyena
buddhiṁ mohayasīva me
tad ekaṁ vada niścitya
yena śreyo ’ham āpnuyām
buddhiṁ mohayasīva me
tad ekaṁ vada niścitya
yena śreyo ’ham āpnuyām
[Bg. 3.2]
“Arjuna dijo: ¡Oh, Janārdana!, ¡oh, Keśava!, si consideras que la
inteligencia es mejor que el trabajo fruitivo, ¿por qué quieres hacerme
participar en esta horrible guerra? Mi inteligencia se ha confundido con
Tus ambiguas instrucciones, así que, por favor, dime en definitiva qué es lo
más provechoso para mí”.
Śrīla Vīrabahu Mahārāja: Prabhupāda
explica estos dos textos; explica la confusión de la que Arjuna estaba siendo
objeto. Explica de manera que es parecida a la confusión, a la mala
interpretación, que tanta gente le da a la filosofía de conciencia de Kṛṣṇa
–especialmente en el mundo occidental. Con mucha frecuencia, lo mismo que Prabhupāda
explica en los significados de estos dos textos, la gente cree que la vida de
conciencia de Kṛṣṇa es una vida de inercia: ¡Vayan a buscarse un trabajo!
¡Vayan a trabajar! A veces se les dice esto a los devotos. Muchas veces.
Creyendo que la vida de conciencia de Kṛṣṇa no es de trabajo.
Contábamos una
historia, una vez, en un programa de radio que algunos han escuchado: una vez,
un señor mayor leyó en uno de los libros de Prabhupāda (creo que era Conciencia
de Kṛṣṇa, el sistema más elevado de yoga;
ese libro, el rojo), leyó una vez ahí que la vida humana no era para trabajar
como un burro. Y, siendo una persona mayor y tenía que trabajar mucho, eso lo
motivó a visitar el templo en la fiesta de domingo. Entonces, fue al templo a
la fiesta de domingo y escuchó la conferencia que estaba dando uno de nuestros sannyāsīs. Y al final de la conferencia,
en el período de las preguntas, levantó la mano y dio un discurso él mismo, de
cómo finalmente había conseguido la verdad y cómo al día siguiente se iba a
mudar al templo. Estaba muy inspirado. Y, lo dijo y lo hizo: al día siguiente,
temprano por la mañana, estaba con sus maletas en el templo... [Risas]
Algunos no han oído
esto. Entonces, cuando él dio el discurso dijo que él era “matarife” –él es de
origen español, entonces, era carnicero. Específicamente, trabajaba en un
restaurant y tenía que trabajar mucho con carne. Entonces, leyó este libro de Prabhupāda
donde decía que la vida humana no es para trabajar como los asnos, como los
burros, y eso lo motivó a ir al templo. Así, escuchó la conferencia del
domingo, se terminó de convencer y al día siguiente, –decía yo–, apareció con
sus maletitas en el templo,... y se mudó al templo.
Entonces, su primera
sorpresa fue el martes por la mañana... [Risas] El lunes no se sorprendió
mucho, pero el martes en la mañana, muy de mañana… comenzaron sus sorpresas
–más de mañana de lo que él creía. Recuerdo, en esa época, a las 3 de la mañana
sonaban un gong y encendían a todo volumen el grabador con una cinta de Prabhupāda,
y para todos los devotos era muy trascendental, era Vaikuṇṭha mismo,
despertarse a las 3 escuchando a Śrīla Prabhupāda. Entonces, ahí comenzaron sus
sorpresas y sus decepciones –los devotos comenzaban levantándose tan temprano
por la mañana. Y, claro, de ahí seguía el resto del día: todo el programa de la
mañana y después de eso, duro trabajo en el templo.
En el templo había
tantos servicios todo el día, como todos sabemos, y tantos devotos que salían
además a distribuir literatura en las calles. Algunos ni siquiera venían al
mediodía, no venían sino hasta la noche, de vuelta de saṅkīrtan. Entonces, pasaron varios días hasta el fin de semana, y
el fin de semana volvió a empacar... [Risas] y, así como vino, se fue. Asimismo
como vino, se fue.
Al final nos contó
eso, –esa parte no la había contado–, entonces al final lo contó y dijo: “No,
yo había venido porque leí en los libros de Prabhupāda que no había que
trabajar como los animales, pero yo veo que aquí se trabaja más duro que allá
afuera. Muy poca gente de afuera se despierta a las 3 de la mañana, 4 de la
mañana, y está trabajando todo el día como ustedes. Esto no era lo que yo
estaba buscando”.
Prabhupāda decía sí,
que no hay que trabajar como los animales. Eso es cierto, así es, no hay que
trabajar como los animales. Pero igual que acá, Arjuna se confundió con estas
instrucciones. Asimismo, la gente se confunde con algunas afirmaciones que se
hacen en los libros de Śrīla Prabhupāda y, por ello, la gente que se pone en
contacto con la filosofía de conciencia de Kṛṣṇa sin la guía de los devotos,
malinterpreta de lo que se trata la vida de conciencia de Kṛṣṇa.
Y hay tantas cosas
que se malinterpretan, como por ejemplo: es paradójico realmente, o irónico,
que muchas veces se nos acusa de estar en contra de los núcleos familiares, de
atacar a la familia en la filosofía de conciencia de Kṛṣṇa –como un ataque a la
familia– y, precisamente, es paradójico cuando nuestro principal libro, el Bhagavad-gītā, plantea la protección de
la familia muy insistentemente. Arjuna le dice a Kṛṣṇa en el Primer Capítulo,
cuando se está planteando toda la filosofía del Bhagavad-gītā, Arjuna le dice [Bhagavad-gītā 1.37-43]:
“¡Oh, Kṛṣṇa, Janārdana!,
aunque estos hombres, con sus corazones dominados por la codicia, no ven mal
alguno en matar a su propia familia ni en reñir con amigos, ¿por qué nosotros,
que podemos ver el crimen en el que se incurre al destruir una familia,
habríamos de cometer esos pecados? Con la destrucción de la dinastía, se
destruye la tradición familiar eterna, y, con ello, el resto de la familia se
entrega a la irreligión. ¡Oh, Kṛṣṇa!, cuando la irreligión prevalece en la
familia, las mujeres de ésta se contaminan, y de la degradación de la mujer,
¡oh, descendiente de Vṛṣṇi!, surgen los hijos no deseados. Un aumento de la
población no deseada es causa segura de una vida infernal, tanto para la
familia como para aquellos que destruyen la tradición familiar. Los antepasados
de esas familias corruptas caen, porque las celebraciones para ofrecerles
comida y agua son detenidas por completo. Debido a las maldades de aquellos que
destruyen la tradición familiar, causando con ello la aparición de hijos no
deseados, toda clase de proyectos de la comunidad y actividades de bienestar
para la familia quedan devastados. ¡Oh, Kṛṣṇa, sustentador de las gentes!, he
oído a través de la sucesión discipular, que aquellos que destruyen las
tradiciones familiares moran siempre en el infierno”.
Muy significativo
este pasaje en donde Arjuna, una de nuestra principales autoridades en la vida
devocional, está condenando la destrucción de la familia. Así que esta
filosofía de conciencia de Kṛṣṇa tiene tantos aspectos, que se malinterpretan
si uno no los estudia con los devotos, con la persona correcta.
El pasaje de hoy es
muy importante porque vemos que incluso si Dios nos habla directamente, como es
éste el caso, necesitamos de todos modos la ayuda de alguien. Porque las
palabras de Dios fácilmente pueden ser malinterpretadas si no nos encontramos
en el estado de conciencia correcto.
Arjuna aquí, por
arreglo de Kṛṣṇa, se encuentra en un estado de conciencia en virtud del cual
las palabras de Kṛṣṇa lo han confundido. Es un pasatiempo. Arjuna es, de hecho,
una persona mucho más capacitada de lo que lo pudiéramos estar nosotros jamás.
Pero, sin embargo, Kṛṣṇa a veces permite que Sus devotos se confundan para
enseñarles a los demás, enseñarnos a todos. Entonces aquí Arjuna se ha
confundido; y la primera enseñanza de esta confusión, es que hasta las palabras
del propio Dios nos pueden confundir. Y vemos en relación con esto, que la
mayoría de la gente de este mundo se ha confundido con las palabras de Dios.
Porque, puesto que Dios es uno solo, Su religión es una sola. Nos gusta siempre
decir que Dios no es que disfruta de un humor negro, diciéndole a un grupo de personas
que “religión es esto”, y diciéndole a otro grupo de personas “religión es esto
otro”, y después disfrutando de ver como se pelean entre sí: “¡No, que a mí me
dijo esto!”, “¡No a mí me dijo esto otro!” Dios no es tan irónico, sarcástico.
Religión es una sola, sólo hay una religión, porque sólo hay un Dios. Dios
tiene una serie de gustos, Dios tiene un modo de pensar, un modo de ser. Dios
es individual, diríamos, un individuo, una persona –la Persona Suprema. Esa es
la diferencia: no es cualquier persona.
Pero Dios, como
decíamos ayer, no está lisiado. A veces la gente se relaciona con Dios, habla
de Dios o trata a Dios como si Dios necesitara de nuestra ayuda para
explicarse. Como si no fuera suficientemente grandecito. A veces, hablamos de
Dios o nos relacionamos con Dios y nos expresamos en relación con Dios como si
Él necesitara nuestra ayuda. Como si nuestras explicaciones fueran necesarias
para corregir lo que Él ha hecho o lo que Él ha dicho.
Así que en nuestra
filosofía de conciencia de Kṛṣṇa entendemos que hay una sola religión. En un
sentido, hay un sólo camino a Dios. Y vemos diferentes religiones porque se han
visto contaminadas, porque las instrucciones de Dios, porque la religión que
lleva hacia Dios se ha visto contaminada por los deseos personales de la gente,
los intereses, motivaciones personales, los intereses creados de las personas
que han presentado, han comunicado, el conocimiento espiritual.
Esto incluso ha
ocurrido con el Bhagavad-gītā. Se
explica esto justamente en el siguiente capítulo, en el segundo texto del
siguiente capítulo. En el primer texto se habla de cómo comenzó la sucesión
discipular, imaṁ vivasvate yogaṁ. Kṛṣṇa
le está contando a Arjuna cómo, en una oportunidad, presentó este mismo
conocimiento: imaṁ vivasvate yogaṁ proktavān
aham avyayam vivasvān manave prāha manur ikṣvākave ’bravīt [Bg. 4.1]. Entonces, está diciendo las
diferentes personas con las que en un momento dado comenzó una sucesión
discipular. Y en el segundo texto, le dice: evaṁ
paramparā-prāptam imaṁ rājarṣayo viduḥ sa kāleneha mahatā yogo naṣṭaḥ parantapa
[Bg. 4.2], que con el
transcurso del tiempo este conocimiento que fue recibido por los reyes a través
de la sucesión discipular (evaṁ paramparā-prāptam),
con el tiempo este conocimiento se ha perdido. Y Prabhupāda explica “se perdió,
no porque se cortó, de que no se siguió comunicando, sino que no se comunicó
del modo debido”.
Entonces, es el
mismo tipo de concepto que estamos señalando hoy en relación con trabajar como
los animales. No habíamos terminado esa idea, –que sí, en nuestra filosofía de
conciencia de Kṛṣṇa se dice que no se debe trabajar como los animales. No
significa que no hay que trabajar mucho, muy duro. Lo que significa, en el
aspecto relacionado con los animales, es que los animales no saben por qué
están trabajando, para qué están trabajando. Los animales simplemente trabajan
movidos por instintos físicos, para satisfacer instintos físicos, sin ningún
propósito superior, sin ninguna buena causa. Entonces, que no se debe trabajar
como los animales significa: trabajar, hay que trabajar, pero hay que trabajar
con un sentido superior, con un sentido excelso. Con una idea, con un fin, una
meta muy elevada, la meta más elevada. Y en eso consiste el servicio a Kṛṣṇa,
el servicio a Dios, el bhakti-yoga,
servicio devocional.
Entonces, el
conocimiento espiritual a veces se pierde porque hay intereses creados. Bien
sea en la cultura védica que estamos presentando o cualquier otra cultura,
cualquier otro cultivo. Así pues, la religión única que Dios le ha dado a la
humanidad,... ¿cuál es ese mantra? sa vai puṁsāṁ paro dharmo yato
bhaktir adhokṣaje ahaituky apratihatā yayātmā suprasīdati [SB 1.2.6]. Entonces, este texto del Śrīmad-Bhāgavatam que acabamos de citar
– sa vai puṁsāṁ paro dharmo– indica cuál es esa única
religión.
Aquí se dice paro dharmah. Dharma significa la ocupación
obligatoria que uno tiene que realizar. Se dice en las escrituras védicas que
todo el mundo tiene el deber de hacer algo. Así que fíjense que lejos está esta
filosofía de la inercia, de la inactividad. Que lejos está esta filosofía de
recomendarle a la humanidad que no haga nada. “No hagan nada”, como Prabhupāda
indica acá, “simplemente siéntense a cantar”. Como nos oyen cantar tanto,
entonces, la gente puede pensar que sólo cantamos. Y es un hecho que aunque no
sólo cantamos, cantamos mucho. Estamos todo el día cantando. Todos los días
cantando. Pregúntenles a los vecinos... [Risas], ellos nos han oído. Entonces,
pareciera que lo único que hacemos es cantar y la gente piensa que somos vagos
en ese sentido. Pero hay mucha gente, como el señor del que hablé antes, que
sabe que no es así.
Hay mucho trabajo en
la vida de conciencia de Kṛṣṇa, pero, su-sukhaṁ kartum avyayam
[Bg. 9.2]. Kartum, esta actividad (karta
significa hacer, kartum avyayam) su-sukhaṁ: que esta actividad se realiza con felicidad,
con alegría. Este trabajo se realiza con alegría. Por eso es diferente al
trabajo de los animales. Hay una gran satisfacción en el trabajo de conciencia
de Kṛṣṇa y como la gente ve a los devotos que están felices, dicen “eso no es
trabajo”, porque trabajo uno tiene que estar con la cara arrugada. A nadie le
gusta ir al trabajo y a los devotos les gustan mucho sus actividades. Los
devotos aprecian sus actividades, están siempre felices en sus actividades. Así
debería ser, esa es la posición ideal. Y la gente no puede entender, no puede
aceptar: “eso no puede ser trabajo porque yo sólo estoy así de feliz, a veces,
los fines de semana, cuando no estoy trabajando. Y eso, si me dejan los niños”.
Entonces, la gente no concibe, su-sukhaṁ kartum avyayam.
Una manera de medir
nuestro adelanto espiritual es cuán satisfechos estamos en la vida espiritual,
cuán contentos. Prabhupāda decía así. A veces, si veía a alguno de sus
discípulos con la cara un poco larga, inmediatamente le preguntaba, “¿Por qué
no estás feliz? ¿Cómo es posible que no estés feliz? Algo estás haciendo mal,
porque alguien que vive la vida de conciencia de Kṛṣṇa tiene que estar su-sukhaṁ kartum avyayam, muy contento de sus
actividades. Algo estás haciendo que no está bien, que no es lo que hay que
hacer”.
Entonces, es muy
fácil malinterpretar las afirmaciones de la filosofía de conciencia de Kṛṣṇa, y
por eso se recomienda que uno siempre tenga la compañía de los devotos. Esta
filosofía, este conocimiento es tan bonito, es tan beneficioso para la
humanidad, que simplemente tener uno de estos libros en la biblioteca, incluso
sin abrirlo, simplemente tener uno de estos libros en la biblioteca, constituye
un gran bien para el hogar donde se encuentra esta literatura. En El Néctar de
la Devoción, uno de nuestros libros principales, se explica que aquel que tiene
un libro de Conciencia de Kṛṣṇa en su casa tiene a Dios mismo viviendo en ella.
Es como tener a Dios en persona viviendo en ella.
Mucha gente habla de
Dios, pero en conciencia de Kṛṣṇa se da una cierta información jamás antes
escuchada. Como, por ejemplo, que Dios puede decir algo que podamos
malinterpretar. De hecho, ya hemos tenido esta experiencia. Vemos que una misma
Escritura es explicada de diferentes maneras por diferentes personas. Como
anoche, en el video que estábamos viendo, uno de los integrantes del público
decía que por qué se hablaba de reencarnación si en la Biblia no se hablaba de
reencarnación. Sin embargo, conocemos otros grupos de gente cristiana que dice
que en la Biblia sí se habla de reencarnación. Así que hay tantas y diferentes
opiniones. Por eso, uno no se debe acercar a la filosofía, uno no se debe
acercar al conocimiento espiritual, a solas. Este conocimiento es tan bueno que
cualquier tipo de contacto ayuda. Entonces, uno en principio lee el libro solo,
y se espera que esa lectura lo anime a buscar la compañía de los devotos para
poder entenderlo más. Para poder entender más. Estos libros son tan
espirituales, tan fuera de este mundo, que cada vez que uno los lee, cree que
lo está leyendo por primera vez. Cada vez que uno lee uno de estos libros, ve
cosas que antes no había visto en sus anteriores lecturas. Es un conocimiento
así de trascendental, porque se establece una relación entre el devoto y el
libro, entre el devoto y el conocimiento. Se establece una relación. Este no es
un conocimiento ordinario. No es conocimiento libresco, pero es un conocimiento
muy práctico que describe nuestra vida perfectamente bien. Y según el estado de
conciencia y las circunstancias de vida en que nos encontremos en el momento en
que lo leamos las enseñanzas van a tener un significado especial para ese
momento, para nosotros.
Este conocimiento no
es ordinario, esa es la prueba de que viene de Dios. Pero para tener esa
relación con este conocimiento, tenemos que estudiarlo, entenderlo, según el
espíritu en que el autor lo presentó. Y por eso este Gītā se llama “tal como es”, el Bhagavad-gītā
tal como es. Puede sonar pedante. No se le da ese título como una muestra
de orgullo falso, como un signo de orgullo falso, de engreimiento, sino de
protección al público. Porque en la vida espiritual, lo peor es ser engañado.
Eso es lo último que uno quiere en la vida espiritual. Y, sin embargo, es muy
frecuente. Quizás lo más frecuente, especialmente en esta época, debido a que
la gente no está dispuesta a pagar el precio. Quieren conseguirlo todo barato,
entonces, les venden imitaciones. Y la gente está contenta con sus imitaciones.
Toman la vida espiritual como nada más una parte de su vida. La vida espiritual
no puede ser una parte. La vida tenemos que vincularla con lo espiritual. Es
como el aire: la respiración es parte del cuerpo, parte de la vida en el
cuerpo. No podemos separar la respiración del cuerpo. Asimismo, la vida
espiritual, el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, es la respiración del alma. La
nutrición del alma. Entonces es muy importante tener vida espiritual. Todos
sentimos un gran vacío en este mundo y es por la falta de vida espiritual.
Ya tenemos mucha
experiencia de haber buscado por mucho tiempo y, finalmente, haber conseguido.
Ya tenemos experiencia de haber conseguido, no es que siempre hemos estado
buscando y jamás hemos conseguido. Hay muchas metas que no hemos propuesto,
muchas cosas que hemos querido conseguir, y las hemos conseguido. Las hemos
alcanzado a esas metas y, sin embargo, hemos quedado insatisfechos. Todavía
falta algo. Y lo que falta es vida espiritual. Al alma la estamos adornando de
tantas maneras, sin darle alimento. Prabhupāda daba el ejemplo, en el Primer
Canto del Śrīmad-Bhāgavatam, –uno de
los primeros ejemplos que aprendimos de Śrīla Prabhupāda–, del pájaro en la
jaula. A veces los devotos representan esto en el teatro. El pájaro en la
jaula: una señora que tiene un pajarito, y le compra una jaula de oro. Y se
pasa días puliendo la jaula y cambiándola de posición, desempolvándola, y día
tras día se ocupa sólo de la jaula y no le da nada de comida al pajarito. Y,
lógicamente, el pajarito se muere. Entonces, este cuerpo material, la gente
está tan preocupada, tan interesada, tan entusiasmada además, en cuidarlo, en
protegerlo, incluso en nutrirlo, pero del alma nadie se ocupa.
Sólo vamos a poder
conseguir la felicidad cuando nos ocupemos del alma. Pero incluso si estamos
interesados en ocuparnos del alma, no puede ser de cualquier manera. Tenemos
que ser sinceros. Si somos sinceros en cultivar nuestra vida espiritual –se
dice en las escrituras que cuando una persona es sincera, Kṛṣṇa le envía al
maestro espiritual. Cuando una persona es sincera, sinceramente está
investigando qué tiene que hacer en este mundo, Kṛṣṇa le da al maestro
espiritual. Por la gracia de Kṛṣṇa se recibe al maestro espiritual y, luego,
por la gracia del maestro espiritual se recibe a Kṛṣṇa. Ese es el programa, ese
es el proceso.
Sinceridad significa
que el mismo entusiasmo que tengo para las cosas materiales lo voy a tener
también, lo voy a poner al servicio de las cosas espirituales. Que lo mismo que
yo estoy dispuesto a hacer por algo material, lo voy a hacer por lo espiritual.
Es muy fácil entender esto. Todos hemos tenido experiencia de ver a una persona
llorando desconsoladamente por alguna cosa de este mundo, por alguien en este
mundo. ¿Cuántas veces no hemos visto a una madre llorando desconsoladamente por
su hijo, alguna cosa relacionada con su hijo? Esto lo conocemos muy bien.
¿Cuántas veces no hemos visto a un amante llorando desconsoladamente,
desesperadamente? ¿Cuántas veces no hemos escuchado de un suicidio en relación
con eso? Entonces, vemos que hay tantos sentimientos intensos que hemos visto a
nuestro alrededor o que nosotros mismos hemos tenido. Pero, ¿hemos visto alguna
vez esos sentimientos expresados en relación con Kṛṣṇa, con Dios?
Cada uno de
nosotros, –algunos tenemos tantos años en el movimiento de conciencia de Kṛṣṇa–,
hemos sentido como tantas veces en el pasado, casi a diario, teníamos emociones
tan intensas en relación con cosas materiales. Por ejemplo, la emoción que siente
una persona cuando tiene un carro nuevo, un auto nuevo. Eso es tan común. Un
reloj nuevo, un collar nuevo, un sari nuevo... [Risas]... un dhotī nuevo. Todas estas cosas nos
producen emociones. ¿Hemos sentido esas emociones por las cosas espirituales? Alguien
pudiera pensar que el dhotī es
espiritual. ¿Hemos sentido esos intensos sentimientos por Dios alguna vez?
Conocemos mucha gente. Tanta gente dice, “Dios, Dios, Dios...”, pero ¿hemos
sentido esas cosas tan intensas que a diario sentimos en otros campos? ¿Lo
hemos sentido por Dios, por Kṛṣṇa, tantos años cantando Hare Kṛṣṇa?
En el Bhāgavatam se dice que aquel que no llora
y no se le erizan los vellos del cuerpo cuando canta Hare Kṛṣṇa, tiene el
corazón de acero. Así que, ¿cómo vamos a hacer para que estos sentimientos
surjan en nosotros? Esa es la preocupación del devoto de conciencia de Kṛṣṇa.
Así que religión es una sola. Amar a Dios es la misma cosa. No es que hay amor
americano, amor argentino. Prabhupāda decía, igual que el oro: “No, no quiero
ese oro porque es extranjero” –infiltración cultural. Asimismo el amor a Dios,
si alguien siente amor por Dios; claro, hay diferentes grados de ese amor. En
eso estriba la diferencia. Pero el camino es el mismo, el amor por Kṛṣṇa es el
mismo. Y, por eso, como religión finalmente lo que significa es amor por Dios,
–a eso es lo que se reduce–, entonces, religión es una sola. Es la misma
religión. Religión significa amar a Dios, llegar a amar a Dios. Todo lo demás
son los elementos, los instrumentos, para llegar a ese punto. Y eso puede
variar, pero el resultado tiene que ser el mismo.
Pero tenemos que
analizar que tan cerca o lejos estamos de ese resultado. Y Prabhupāda siempre
estaba muy contento de ver a sus discípulos y, lo que siempre señalaba, “cómo a
la gente le asombra que estos muchachos y muchachas...” Prabhupāda siempre
tenía mucha gente que se le acercaba y le decía eso. Decían que “estos
muchachos y muchachas nacieron en nuestras culturas pero jamás tenían ningún
interés por Dios, y, ahora, después que se relacionaron con usted, con su
filosofía, ahora se han vuelto locos por Dios. Están tan interesados en Dios”.
Entonces, esto tiene que estar ahí. Se tiene que notar el interés. Tiene que
haber el interés, ese interés: cómo me mueve realmente lo relacionado con Kṛṣṇa.
Hemos visto en este mundo lo que la gente es capaz de hacer cuando realmente
está interesada en algo. Entonces, ese mismo interés debemos tenerlo por Kṛṣṇa.
Tenemos que ver cómo ese interés se manifiesta en nosotros por Kṛṣṇa, por las
cosas espirituales, las cosas relacionadas con Kṛṣṇa. Especialmente los
devotos. Debemos cultivar una relación espiritual con los devotos.
Entonces, la vida
espiritual, decíamos pues, –incluso cuando ya queremos tenerla–, si no estamos
dispuestos a pagar el precio, vamos a ser engañados. Si no estamos dispuestos a
pagar el precio que se exige, vamos a ser engañados. Y alguien nos va a vender
otra cosa con el nombre de vida espiritual, y vamos a estar creyendo que
estamos siguiendo un proceso espiritual pero si lo analizamos con sinceridad
vamos a ver que no hemos experimentado esos grandes sentimientos por Dios, por Kṛṣṇa.
No tenemos esa experiencia. Seguimos muy entusiasmados con las relaciones
materiales. Todavía nos palpita el corazón por las cosas y las relaciones
materiales, y no vemos esa misma palpitación por Kṛṣṇa.
Así que la enseñanza
de estos versos de esta noche, –una enseñanza; estos versos son ilimitados–
pero una enseñanza que hemos percibido esta noche es cómo las palabras de Dios,
aunque vienen de Dios, necesitan ser explicadas por Sus devotos. Porque si no
fácilmente uno puede confundirse, así como Arjuna necesitó una explicación. Él
tuvo la oportunidad de que el propio Dios se lo explicara. Pero ahora, que no nos
damos cuenta cómo Dios está presente, Dios Se manifiesta a nosotros a través de
Sus devotos. Así que debemos aprovechar. Especialmente acá, hay tantos devotos,
en este templo de Buenos Aires, una facilidad tan buena como ésta. Siempre
pueden venir acá y reunirse con los devotos, recibir las bendiciones de Kṛṣṇa
en forma de la Deidad. Y muy especialmente recibir las bendiciones de los
devotos en forma de sus explicaciones.
Gracias a las
explicaciones de los devotos, la vida espiritual se vuelve una realidad, la filosofía
espiritual se vuelve algo práctico y real. Muchas veces, cuando leemos el libro
se ve como algo utópico, pero cuando el devoto lo explica, se vuelve una
realidad. Así que es una gran oportunidad que tenemos todos de reunirnos
continuamente en este templo y conversar acerca de Kṛṣṇa, Sus devotos y Su
filosofía, y de ese modo, con mucha felicidad, esperar hasta que podamos estar
de vuelta en el mundo espiritual, en nuestra posición natural. Mientras tanto,
vivimos muy felices en este mundo y hacemos que otros también sean felices,
gracias al proceso de conciencia de Kṛṣṇa. (Fin)
(Transcripción: Gustavo Medina, Argentina)
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