Todas las glorias a Sītā y a Advaita y a todos los
devotos.
Haridāsa habló sobre el poder del Nombre para erradicar
las actividades pecaminosas.
Si la jīva se
refugia en el Nombre Puro, que es el śuddha
sattva, trascendental y puro en todos los momentos, rápidamente todos los anarthas, incluyendo la debilidad del
corazón, se irán. Cuando uno llega a estar fijo en el Santo Nombre, uno no
pensará más en cometer pecado, y los efectos de pasados pecados no le influirán
más a uno. Esto se debe a la purificación del corazón.
El pecado puede ser analizado en tres estados. Un acto pecaminoso
es el estado final. Esto es causado por una semilla de pecado o un deseo de
pecado. Ese deseo o semilla se origina en la ignorancia, la causa raíz. Todos
los tres son considerados como causa del sufrimiento de la jīva. Sin embargo, Kṛṣṇa es misericordioso, siempre viendo por el
bienestar de Sus partes y porciones; no siendo capaz de tolerar los
sufrimientos de las jīvas, El siempre
trata de ayudarles. Así, mediante el proceso del bhakti, la sed por el estímulo material, la lujuria de los
sentidos, abandonan el corazón. Uno es capaz de ver con desprecio el esfuerzo
de adquirir una bella mujer o riquezas. Uno vive satisfecho con su servicio
constitucional al Señor. El devoto acepta todo lo favorable al desarrollo del bhakti y rechaza todo lo desfavorable al
bhakti; él ve tan sólo a Kṛṣṇa como
su protector, y como su mantenedor, y abandona todas las ideas del concepto del
ser de “mi” y “mío”. Creyéndose muy bajo e indigno, el devoto cantará
continuamente el Santo Nombre. Quienquiera que se refugie en el Nombre de esta
manera, no puede pensar ni cometer ninguna actividad pecaminosa.
Está garantizado que rápidamente será purificado de toda
influencia pecaminosa. Empero, hay inevitablemente un estado entre la vida
pecaminosa y el estado puro, y en éste período interino, puede haber alguna
relación con el pecado pasado, alguna traza menguante del pecado. Sin embargo,
no se está cometiendo nuevo pecado y el pecado se va disipando rápidamente.
Mientras más se entregue uno al Santo Nombre, más rápidamente se desvanecerá
ese olor de pecado. Kṛṣṇa prometió a Arjuna que El nunca permitiría que Su
devoto cayera en problemas. Ya que el problema es causado por el pecado, Kṛṣṇa
misericordiosamente aleja todo pecado del devoto. El jñāni, sólo con gran dificultad, es capaz de controlar el pecado,
pero sin el abrigo de Kṛṣṇa, él caerá rápidamente de su posición inmaculada.
Por lo tanto, como concluye la escritura, solamente tomando abrigo del Señor,
en el bhakti, está garantizada la
seguridad.
Aunque un devoto por accidente llegue a cometer una
falta, él no apela a prayascitta, karma kānda,
ritos purificatorios. Ese pecado es temporal y al cantar será borrado, sin
dejar influencia. Sin embargo, hay otro tipo de pecado. Si alguien, pensando
que el Santo Nombre es tan poderoso para destruir los pecados, intencionalmente
comete un nuevo pecado por lujuria, pensando que no habrá mal efecto por el
poder del Nombre, esa persona no es un devoto serio, sino que es conocido como
engañador. De esta ofensa contra el Nombre el sacará lamentación, temor y
muerte. Así, se pueden distinguir dos tipos de actividad pecaminosa, un pecado
no premeditado y uno premeditado. Existe una diferencia neta entre los dos,
según la escritura.
En el caso del pecado ordinario, uno puede
contrarrestarlo por prāyaścitta, pero
si uno piensa aún cometer pecado al amparo del Santo Nombre, no hay medida
remedial; tan grave es la ofensa. Ni siquiera las incontables torturas por los
sirvientes de Yamarāja pueden liberarlo de la ofensa. Y si pensando en cometer
la ofensa al Nombre atrae tal sufrimiento, ¿cuánto más será el sufrimiento de
cometer realmente el acto?
Se da un ejemplo: En la escritura uno escucha que el
Santo Nombre retira los efectos de más pecados de los que uno puede cometer en
diez millones de vidas. En incontables lugares, las escrituras establecen que
por el nāmābhāsa, todos los cinco
tipos de pecado, aún el más grande pecado, pueden ser borrados. Una persona de
mentalidad engañadora, que escuche esta información, deseará con motivación
insana comenzar a cantar el Santo Nombre. De la misma manera una persona puede
dejar el trabajo regular como difícil y tomar las ropas de un renunciante, pero
aún asociarse con mujeres y riquezas para la gratificación de los sentidos.
Empleando la posición de un renunciante avanzado, como un medio para disfrutar
como un jefe de hogar es una gran perturbación del orden social y del universo.
Bien sea como un líder de hogar o como un renunciante, no hay impedimento para
seguir el Santo Nombre y perfeccionar su vida, puesto que uno cumple sus
devociones según las reglas sin ofensas. Pero tener la idea de cometer pecado
bajo el refugio del Nombre es una gran ofensa, lo cual bloqueará el camino del bhakti.
Alguien que se halle en el estado de nāmābhāsa, por la mala asociación está en peligro de cometer esta
ofensa; pero alguien que tenga suddha-nāma
no comete este aparādha. Quienes se
han refugiado en el Nombre Puro, en ningún momento, en ninguna forma, se
aproximan a cometer ninguno de los diez aparādhas.
Sin embargo, mientras uno no tenga el Nombre Puro, existe todo peligro de
comisión de ofensas y, por lo tanto, la persona en nāmābhāsa debe estar informada sobre la mentalidad de cometer
pecado al amparo del Santo Nombre. Quienes tienen el abrigo del Nombre Puro
siempre viven en asociación de vaiṣṇavas
puros y están vigilantes para evitar las ofensas y tienen su mente determinada
a no retirarse de Kṛṣṇa ni siquiera por un momento. Pero alguien fuera de este
estado deberá vivir con el temor de las ofensas, especialmente la ofensa de
cometer pecado bajo el poder del Nombre. Esta persona debe cantar
constantemente el Nombre del Señor, y por la gracia del guru, recibir sambandha jñāna,
lo cual, a su turno, le dará el Kṛṣṇa-bhakti
real y Kṛṣṇa-nāma verdadero.
Si por azar uno comete esta ofensa, uno debe purificarse
mediante la asociación con los vaiṣṇavas puros.
Los deseos pecaminosos son como ladrones en el camino del bhakti y los vaiṣṇavas
puros son los protectores del camino. Grita alto el Nombre del protector;
cuando el protector llega, el ladrón huye.
Pronuncia ese Nombre con amor, y no temas, porque
recuerda que el Señor dijo: “Yo soy tu protector”.
Quienquiera que haga el voto de servir a los pies de los vaiṣṇavas exclusivamente, sintiéndose lo más bajo de lo bajo, llega a cantar la piedra de toque del Santo Nombre.
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