Capítulo Nueve: Cometer pecados al amparo del santo nombre (namna balad yasyahi papabudhi)




Todas las glorias a Gaura y Gadādhara, a Jāhnavā y a Nityānanda.
Todas las glorias a Sītā y a Advaita y a todos los devotos.

Haridāsa habló sobre el poder del Nombre para erradicar las actividades pecaminosas.

Si la jīva se refugia en el Nombre Puro, que es el śuddha sattva, trascendental y puro en todos los momentos, rápidamente todos los anarthas, incluyendo la debilidad del corazón, se irán. Cuando uno llega a estar fijo en el Santo Nombre, uno no pensará más en cometer pecado, y los efectos de pasados pecados no le influirán más a uno. Esto se debe a la purificación del corazón.

El pecado puede ser analizado en tres estados. Un acto pecaminoso es el estado final. Esto es causado por una semilla de pecado o un deseo de pecado. Ese deseo o semilla se origina en la ignorancia, la causa raíz. Todos los tres son considerados como causa del sufrimiento de la jīva. Sin embargo, Kṛṣṇa es misericordioso, siempre viendo por el bienestar de Sus partes y porciones; no siendo capaz de tolerar los sufrimientos de las jīvas, El siempre trata de ayudarles. Así, mediante el proceso del bhakti, la sed por el estímulo material, la lujuria de los sentidos, abandonan el corazón. Uno es capaz de ver con desprecio el esfuerzo de adquirir una bella mujer o riquezas. Uno vive satisfecho con su servicio constitucional al Señor. El devoto acepta todo lo favorable al desarrollo del bhakti y rechaza todo lo desfavorable al bhakti; él ve tan sólo a Kṛṣṇa como su protector, y como su mantenedor, y abandona todas las ideas del concepto del ser de “mi” y “mío”. Creyéndose muy bajo e indigno, el devoto cantará continuamente el Santo Nombre. Quienquiera que se refugie en el Nombre de esta manera, no puede pensar ni cometer ninguna actividad pecaminosa.

Está garantizado que rápidamente será purificado de toda influencia pecaminosa. Empero, hay inevitablemente un estado entre la vida pecaminosa y el estado puro, y en éste período interino, puede haber alguna relación con el pecado pasado, alguna traza menguante del pecado. Sin embargo, no se está cometiendo nuevo pecado y el pecado se va disipando rápidamente. Mientras más se entregue uno al Santo Nombre, más rápidamente se desvanecerá ese olor de pecado. Kṛṣṇa prometió a Arjuna que El nunca permitiría que Su devoto cayera en problemas. Ya que el problema es causado por el pecado, Kṛṣṇa misericordiosamente aleja todo pecado del devoto. El jñāni, sólo con gran dificultad, es capaz de controlar el pecado, pero sin el abrigo de Kṛṣṇa, él caerá rápidamente de su posición inmaculada. Por lo tanto, como concluye la escritura, solamente tomando abrigo del Señor, en el bhakti, está garantizada la seguridad.

Aunque un devoto por accidente llegue a cometer una falta, él no apela a prayascitta, karma kānda, ritos purificatorios. Ese pecado es temporal y al cantar será borrado, sin dejar influencia. Sin embargo, hay otro tipo de pecado. Si alguien, pensando que el Santo Nombre es tan poderoso para destruir los pecados, intencionalmente comete un nuevo pecado por lujuria, pensando que no habrá mal efecto por el poder del Nombre, esa persona no es un devoto serio, sino que es conocido como engañador. De esta ofensa contra el Nombre el sacará lamentación, temor y muerte. Así, se pueden distinguir dos tipos de actividad pecaminosa, un pecado no premeditado y uno premeditado. Existe una diferencia neta entre los dos, según la escritura.

En el caso del pecado ordinario, uno puede contrarrestarlo por prāyaścitta, pero si uno piensa aún cometer pecado al amparo del Santo Nombre, no hay medida remedial; tan grave es la ofensa. Ni siquiera las incontables torturas por los sirvientes de Yamarāja pueden liberarlo de la ofensa. Y si pensando en cometer la ofensa al Nombre atrae tal sufrimiento, ¿cuánto más será el sufrimiento de cometer realmente el acto?

Se da un ejemplo: En la escritura uno escucha que el Santo Nombre retira los efectos de más pecados de los que uno puede cometer en diez millones de vidas. En incontables lugares, las escrituras establecen que por el nāmābhāsa, todos los cinco tipos de pecado, aún el más grande pecado, pueden ser borrados. Una persona de mentalidad engañadora, que escuche esta información, deseará con motivación insana comenzar a cantar el Santo Nombre. De la misma manera una persona puede dejar el trabajo regular como difícil y tomar las ropas de un renunciante, pero aún asociarse con mujeres y riquezas para la gratificación de los sentidos. Empleando la posición de un renunciante avanzado, como un medio para disfrutar como un jefe de hogar es una gran perturbación del orden social y del universo. Bien sea como un líder de hogar o como un renunciante, no hay impedimento para seguir el Santo Nombre y perfeccionar su vida, puesto que uno cumple sus devociones según las reglas sin ofensas. Pero tener la idea de cometer pecado bajo el refugio del Nombre es una gran ofensa, lo cual bloqueará el camino del bhakti.

Alguien que se halle en el estado de nāmābhāsa, por la mala asociación está en peligro de cometer esta ofensa; pero alguien que tenga suddha-nāma no comete este aparādha. Quienes se han refugiado en el Nombre Puro, en ningún momento, en ninguna forma, se aproximan a cometer ninguno de los diez aparādhas. Sin embargo, mientras uno no tenga el Nombre Puro, existe todo peligro de comisión de ofensas y, por lo tanto, la persona en nāmābhāsa debe estar informada sobre la mentalidad de cometer pecado al amparo del Santo Nombre. Quienes tienen el abrigo del Nombre Puro siempre viven en asociación de vaiṣṇavas puros y están vigilantes para evitar las ofensas y tienen su mente determinada a no retirarse de Kṛṣṇa ni siquiera por un momento. Pero alguien fuera de este estado deberá vivir con el temor de las ofensas, especialmente la ofensa de cometer pecado bajo el poder del Nombre. Esta persona debe cantar constantemente el Nombre del Señor, y por la gracia del guru, recibir sambandha jñāna, lo cual, a su turno, le dará el Kṛṣṇa-bhakti real y Kṛṣṇa-nāma verdadero.

Si por azar uno comete esta ofensa, uno debe purificarse mediante la asociación con los vaiṣṇavas puros. Los deseos pecaminosos son como ladrones en el camino del bhakti y los vaiṣṇavas puros son los protectores del camino. Grita alto el Nombre del protector; cuando el protector llega, el ladrón huye.

Pronuncia ese Nombre con amor, y no temas, porque recuerda que el Señor dijo: “Yo soy tu protector”.

Quienquiera que haga el voto de servir a los pies de los vaiṣṇavas exclusivamente, sintiéndose lo más bajo de lo bajo, llega a cantar la piedra de toque del Santo Nombre.

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