7. Tesis, antítesis y síntesis

“Yo soy la verdad, el camino y la vida”

La manifestación y la fe en el Poder Divino de salvar a un sitio en particular, implica que el poder de salvación debe existir en todas partes. La fe en Dios, en su hijo o el maestro espiritual de cualquier religión, por así decirlo, implica el amor del Señor por todos y no puede excluir a ninguna de sus criaturas. En consecuencia, todos los reclamos sectáreos de tener el monopolio de la verdad, de la misericordia de Dios o su iglesia, es síntoma de absoluta ignorancia y es indicio de motivaciones mundanas. En el vaisnavismo se trasciende esta problemática con la explicación de la reencarnación (la infinita cantidad de oportunidades), el énfasis en la pureza y la sinceridad como instrumentos esenciales para la realización. Sri Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā (6.40) «Oh Arjuna, hijo de Pritha, quien se dedica al bien nunca será vencido por el mal».

Además sabemos de la presencia de Dios en el corazón de toda entidad viviente como testigo y bienqueriente en la forma del Alma Suprema.

Quien no enfatiza el principio universal de maestro espiritual o salvador, es un enemigo de la unión, de la compasión y del progreso hacia una vida dedicada a la divinidad. Semejante reclamo de exclusividad ha sido culpable de inmensos derramamientos de sangre inocente como también ha sido la mejor promoción para el ateísmo en la historia.

En Corintios está dicho: «En la ley está escrito: en otras lenguas y en otros labios hablaré a este pueblo y ni aun así me oirán, dice el Señor.» (Corintios1.14-21)

Muchos cristianos se valen de esta famosa frase de Cristo: «Yo soy la verdad, el camino y la vida, nadie viene al Padre sino es por Mí», pero si esto sólo hiciera referencia a Cristo en sí, sólo sus contemporáneos podrían haberse salvado, por ello necesariamente debemos inferir que seguir a Cristo significa seguir el espíritu de su mensaje. Sabemos que el mismo Jesús dijo que quienes siguen su mensaje son su verdadera familia y sus verdaderos discípulos.

En la literatura Védica se habla de dos tipos de relación con el maestro espiritual, una es denominada vapu, que es el servicio que el discípulo rinde al cuerpo del maestro espiritual, como lavar su ropa, ordenar su cuarto, etc. y la otra llamada vani que es el servicio rendido a la instrucción del maestro espiritual, siendo este último tipo de relación el más valioso. A este respecto también Jesús dijo:

«Bienaventurados aquellos que sin ver, creyeren.» Considerándose en base a esto que la fe y el servicio en separación y a la voluntad del maestro es lo más elevado.

Por otro lado el Rvdo. Hart también dice que Juan 14.6 a menudo está mal traducido, la traducción del griego debería ser: «Yo soy el camino, la verdad y la vida, y ninguno de ustedes está yendo al padre excepto a través de mí». De acuerdo con el Rvdo. Hart, la palabra clave en el texto griego es erketai, la cual indica el tiempo extremadamente presente del verbo.
En Palestina, dos mil años atrás, Jesús era el Guru.

Si él hubiese querido decir que él sería el maestro para todos los tiempos, habría usado otra palabra distinta a erketai, pero no lo hizo. El Dr. Boyd Daniels de la Sociedad Bíblica Americana concuerda diciendo: «Oh sí, la palabra erketai es definitivamente el tiempo presente del verbo. Jesús le hablaba a sus contemporáneos.»

De todo esto se deduce que el buscador sincero debe fijar su atención más en la esencia del mensaje que en la persona que lo transmite. Esto por supuesto no significa que el transmisor deba ser desdeñado, pero si él no está ya presente físicamente, su dádiva debe ser buscada entre sus seguidores sinceros.

Consideramos que un espiritualista no debe tener un corazón mezquino y dejar de amar a uno para querer a otro, más bien debe amar a su maestro tanto como a quienes él representa. La meta del trascendentalista es alcanzar el mundo espiritual, ese mundo donde todos son profundamente amados, no sólo uno en desmedro de los otros. Esa no es la naturaleza del amor espiritual, el cual es universal, pues comprende y abarca a todos. Un cristiano entonces debería buscar la representación más acabada de Jesús y seguirlo fielmente como si ese fuese el mismo Cristo, ya que ésta fue la idea de Jesús al establecer su cadena discipular, y es el consejo que el cristiano escuchará de labios de sus preceptores. Por supuesto un alma así es difícil de encontrar y Kṛṣṇa también nos lo dice en Bhagavad Gita (7.19): «Después de muchos nacimientos y muertes, quien en verdad tiene conocimiento se rinde a Mí, conociéndome como la causa de todas las causas y de todo lo que existe. Tal gran alma se encuentra muy rara vez.»
En la Conciencia de Kṛṣṇa es considerada la bendición más grande alcanzar la asociación con un santo así.

Es el preámbulo a una real y profunda relación con Dios. Cuando un alma sincera, en ferviente oración ruega por la comunión con Dios, el Señor le envía a Su devoto como Su representante para que lo alivie y lo prepare en el camino de vuelta a casa, de vuelta al Supremo. Cuando un país desea establecer relación con otro, este último envía su representación o embajada, y tal vez más adelante el mismo presidente podrá hacer una visita. De la misma manera el Señor se mostrará a nosotros a través de sus santos o devotos sinceros.

Nuestro maestro espiritual decía que el hombre rico dirá: “si me quieres a mí, tienes que querer a mi perro”, de igual manera, si queremos a Dios, primero debemos mostrar nuestro afecto hacia quien se ha vuelto su fiel sirviente.

Muchas personas no pueden apreciar esto y los escuchamos desacreditando la posición del maestro espiritual y de los santos, ellos dicen que tienen a Dios en su corazón y por lo tanto no necesitan de ningún intermediario. Si esto es así, entonces ¿para qué aceptar la guía de las escrituras reveladas o de alguna iglesia?, y si aceptamos la inspiración recibida de parte de las escrituras con sus profetas y santos encontrando tanto solaz e inspiración en ellos ¿porqué no buscar con ansiedad a un santo de ese mismo temple que nos pueda bendecir con su santa compañía?

Los santos Vaisnavas han clasificado a los devotos en tres categorías, como de tercera, segunda y primera clase. El devoto de tercera clase es justamente aquél que no considera la necesidad de un representante entre él y Dios. El visita y adora la deidad o la representación de la divinidad en el templo pero no se preocupa de relacionarse ni de inspirarse en la relación con otras personas de inquietudes espirituales. Es común ver a ese tipo de adorador en los templos o iglesias dirigiendo sus oraciones al altar, pero ignorando por completo la existencia de otros devotos o fieles. El devoto de segunda clase es aquél que adora al Señor, hace amistad con otros devotos, inspira y ayuda a los inocentes que desconocen el sendero espiritual y evita la asociación con personas materialistas y mundanas. Este devoto se considera en un estado de avance intermedio. Gracias a su paciencia, entusiasmo y determinación está continuamente avanzando hasta volverse un devoto de primera clase, el cual está siempre imbuido en el amor puro por Dios y por todas las criaturas. Se espera al menos que uno se esfuerce por situarse en la plataforma de devoto intermedio dejando de lado la actitud impersonal hacia los demás hermanos que se esfuerzan en la misma fe. Es más, Kṛṣṇa mismo dice que la adoración y el servicio a Su devoto es superior a la que se destina a Él. «Mi querido Arjuna -dice el Señor- quienes dicen que son Mis devotos, no son mis devotos, pero quien dice que es devoto de Mi devoto, él si es Mi devoto verdadero».

Śrīla Prabhupāda nos dijo que Dios es como un hombre muy rico a quien es muy difícil de complacer, pues ya tiene todo lo que necesita, pero su hijo puede ser fácilmente complacido con sólo darle un dulce y de esa manera su padre quedará muy satisfecho. De la misma manera Kṛṣṇa, es conocido como atmarama, Él no necesita nada de otros, es autosuficiente; pero Su devoto sí necesita ayuda para servir a su ilimitado Señor. Estos devotos puros son grandes almas, magnánimas y misericordiosas y nos bendecirán con cualquier pequeña ayuda sincera que de acuerdo a nuestra capacidad les podamos dar, y al ver esto el Señor mismo estará muy complacido y también nos dará bendiciones infinitas. Por ello los devotos expertos nos recomiendan acercarnos a Kṛṣṇa o Dios a través del servicio humilde y amoroso a los pies de quienes están a los pies del Señor.

Con todo esto debemos entender que si emprendemos nuestra vida espiritual con una actitud arribista y ambiciosa seremos rechazados. No podemos ni debemos dar de una vez un salto a lo más alto, eso no será bien visto en la familia trascendental. «El ciudadano no puede ir directamente a ver al presidente, -decía Prabhupāda- para ello debe seguir el conducto regular acercándose a través de sus sirvientes y representantes.»

Al respecto, los Vedas, en general nos enfatizan en repetidas ocasiones que para conocer y alcanzar la verdad debemos acercarnos a un guru genuino, a un representante fiel de esa verdad que buscamos. El Señor, en su infinita misericordia, puede revelar su representante a un aspirante sincero, que en su época fueron Jesucristo, Mahoma, Confucio, etc. de acuerdo a lo que cada audiencia estaba preparada para recibir, y que en la actualidad le será revelado a cada quien de acuerdo a su necesidad y capacidad de comprensión.

Por ello en el oriente, la búsqueda de Dios comienza por la búsqueda de un maestro espiritual, pues como dijimos anteriormente, ningún conocimiento profundo y maduro puede ser aprendido sin la orientación de un guía consumado. Vemos además en el ejemplo de la vida de Jesús que él fue respetuoso con los profetas o maestros antecesores y su prédica siguió la línea que ellos habían trazado, lo cual evidencia que también él verá con aprecio y reconocimiento a sus seguidores fieles. Es un hecho que la santidad ha existido antes y después de Jesús, y éstos santos que han sido amados por el Señor, en ningún momento pueden ser menospreciados, y menos por alguien que aspire al desarrollo espiritual. Por otro lado, la santidad no fue sólo una responsabilidad para los antiguos, ni sólo para los pioneros o fundadores de una nueva iglesia, sino que la santidad es la virtud imprescindible para mantener la salud en todo proceso religioso auténtico. La santidad es un deber en toda época, en todo lugar, momento y circunstancia. Es la meta obligatoria para todo aquel que sigue un proceso religioso, y porque es de primera necesidad para el alivio de las almas que sinceramente buscan a Dios, debe manifestarse como una mano bondadosa, que extiende su ayuda a todo aquel que desea la trascendencia con fervor. Así como en toda época ha habido médicos que han curado el cuerpo, en todo tiempo ha habido santos que cuidaron la salud de nuestra alma. Estos santos pueden ser de distintos niveles en su capacidad espiritual y en sus realizaciones, pero es lo que Dios envía de acuerdo a la necesidad de cada uno. Por ello pensamos que la idea de considerar a Cristo como el único salvador, es una conclusión aberrante que va en contra del mismo espíritu respetuoso de Jesús hacia toda la comunidad de santos con que el Señor ha bendecido al mundo desde tiempo inmemorial.

Corintios (1.14-31) nos dice: «Porque Dios no es Dios de disensión, sino de paz como en todas las iglesias de los santos». Consideramos que el Señor hace un llamado universal a todos sus hijos por igual a través de las distintas tradiciones religiosas, sus gurus, profetas, padres y pastores. Este amplio llamado debe ser apreciado con una mentalidad positiva y abierta pues no podemos confinar los infinitos elementos y sentimientos del Señor a los estrechos límites de nuestra conciencia. Kṛṣṇa mismo dice en el Bhagavad Gita que Él se revela a todos los hombres en la medida en que éstos se rinden a Él. «Todos los hombres siguen Mi sendero en todos los aspectos, Oh Arjuna», concluye diciendo en ese versículo Sri Kṛṣṇa.

 Como fieles colaboradores a la dulce voluntad del Señor que aspiramos ser, no podemos más que apreciar esta invitación tan variada y abierta que el Señor hace a sus hijos, sin resentirnos porque algún hermano no pertenezca a alguna secta en particular.

Por otro lado también debemos entender que todo padre, preceptor, presidente, maestro o guru naturalmente va a entusiasmar a sus dependientes a que confíen en él, pero la protección que ellos puedan brindar no va en desmedro de la que otros en posiciones similares puedan dar a los suyos. Si un médico está salvando de la muerte a sus pacientes en un lugar, eso no significa que no pueda haber otro médico haciendo lo mismo en otra parte. Lo mismo es aplicable a los esfuerzos de salvación realizados por los santos. De esta manera cuando Jesús dijo que Él era el camino, la verdad y la vida no estaba descartando la posibilidad de salvación a través de otros agentes dispuestos por la ilimitada gracia del Señor. Así como cada esposa debe buscar la protección de su esposo y así como cada hijo sentirá la exclusiva protección de su padre, es natural que el discípulo tenga estos mismos sentimientos con respecto al maestro espiritual. Esta es una ley espiritual eterna, natural e inalienable y es un gran pecado faltar el respeto a la fe que un discípulo pueda tener por un maestro genuino. Por otro lado sabemos que existen niños huérfanos, sin padre ni madre, pero no podemos imaginar que se encuentran en una situación feliz.

De la misma manera una persona que se acerque a la vida espiritual no podrá ser considerada verdaderamente feliz, mientras no encuentre un refugio amistoso y seguro bajo la guía de un maestro espiritual. Y así como un niño necesita su padre y su madre, todo religioso necesita la guía de su madre, la escritura sagrada, y la de su padre, el maestro espiritual. Y así como la escritura está siempre presente a su lado, así mismo debe estarlo el maestro espiritual. Él debe ser un guía vivo y presente, ya que es la representación externa de Dios.

Los Vedas nos dicen que el Señor se manifiesta internamente en el corazón como el Alma Suprema y externamente como el maestro espiritual. Pero así como muchos nunca escuchan la voz del Señor en su corazón, tampoco lo reconocen cuando se manifiesta externamente como el guía espiritual.

En conclusión, la famosa frase de Cristo de «Yo soy la verdad, el camino y la vida, denota en sí lo imprescindible del guía espiritual, pues «nadie viene al Padre si no es por mí». También denota el profundo amor que el maestro debe sentir por sus discípulos, así como un padre que se considera el único protector de sus hijos. Estos sentimientos son sembrados en nuestro corazón de acuerdo al plan divino del Señor, para embellecer nuestras relaciones a través de la creación de diversas familias espirituales que culminan y se unifican en el amor universal por Dios.

En conclusión oramos por la armonía, la comprensión y el respeto. Si alguien está recibiendo algo más elevado no debe jactarse de ello, sino que debe hacerlo con humildad, y debe anhelar poder darlo a los demás.

La “unión en la diversidad” es una ley universal que se aplica a todos los campos, la vemos funcionando en nuestro propio cuerpo, en el orden natural, en el alimento, etc. La razón no se gana por la imposición, sino por la realización o adquisición libre de cada ser. Sólo por gracia de Dios uno comprende y otro no, y esa gracia es distribuida de acuerdo al mérito o merecimiento de cada quien. Los pecados o actos que violan la ley universal, cubren la comprensión e inteligencia del ser, por ello, sólo una vida pura y virtuosa dotará de bendiciones al alma, para que pueda despertar a inquietudes y entender aspectos de un nivel superior.

Que todas las almas puedan unirse en hermandad espiritual. Que nuestros padres espirituales puedan sonreír al ver a sus hijos abiertos a la comprensión espiritual, sin que las normas y ritos de cada grupo, cubran la esencia que se busca y sin espacio al desprecio.

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