Bhagavad-gītā 7.11
Algunas personas sienten: “La devoción implica buscar a Dios más allá de este mundo, mientras que la ambición implica buscar ganancias mundanas. Por tanto, ambos son incompatibles”.
No necesariamente.
Es cierto que la ambición de fama, posición, prestigio o placer sensual puede consumir nuestra mente hasta el punto de no dejar lugar a la devoción, como advierte el Bhagavad-gītā (2.44).
Aún así, toda ambición no tiene por qué ser incompatible con la devoción. Podemos tener ambiciones no tanto de recolectar como de contribuir. Podemos ver nuestras habilidades como regalos de Dios, aspirar a hacer justicia a esas habilidades y así hacer contribuciones valiosas. Si buscamos hacer lo mejor que podamos en un estado de ánimo de servicio a Kṛṣṇa, esa búsqueda de la excelencia puede mejorar nuestra devoción. Por ejemplo, Arjuna tenía la ambición de ser el mejor arquero del mundo. Esa ambición requería una inmensa dedicación - practicaba tiro con arco incansablemente hasta altas horas de la noche, ganándose incluso el sobrenombre de "Guḍākeśa" (aquel que ha conquistado el sueño). Sin embargo, esa ambición no lo distrajo de su devoción. Más bien, le permitió convertirse en un mejor instrumento en manos de Kṛṣṇa para establecer el dharma en el mundo.
Las tradiciones védicas hablan de cuatro propósitos valiosos de la vida: dharma (virtud o deber), artha (recursos o prosperidad), kama (deseo o ambición) y moksha (liberación o alivio). De manera pertinente, el Bhagavad-gītā (7.11) afirma que kama, que no sea contrario al dharma, puede ser una manifestación de Kṛṣṇa. ¿Cómo? Al perseguir nuestra ambición dentro de una vida dirigida devocionalmente, podemos convertirnos en un canal para que Kṛṣṇa se manifieste a través de nosotros, ayudándonos así a experimentarlo de una manera profunda e íntima. El Bhagavad-gītā (7.8) afirma que Kṛṣṇa es la habilidad de las personas. Al comprender que es Kṛṣṇa manifestándose a través de nosotros cuando perseguimos nuestras ambiciones en un estado de ánimo devocional, entonces tanto la devoción como la ambición pueden reforzarse mutuamente.
Conclusión:
La ambición no siempre tiene un lugar para la devoción, pero la devoción siempre puede tener un lugar para la ambición.
Piénsalo:
· ¿Cómo es que la devoción en sí misma es una ambición?
· ¿Cómo pueden ser incompatibles la devoción y la ambición?
· ¿Cómo pueden la devoción y la ambición reforzarse mutuamente?
Yo soy la fuerza de los fuertes, desprovista de pasión y deseo. Yo soy la vida sexual que no va en contra de los principios religiosos, ¡oh, señor de los Bhāratas [Arjuna]! – Bhagavad-gītā 7.11
No hay comentarios:
Publicar un comentario