Todos necesitamos fuerza de voluntad para hacer algo que valga la pena. De hecho, la fuerza de voluntad es el poder que libera nuestros otros poderes, como los talentos no desarrollados. Sin fuerza de voluntad, los genios potenciales terminan convirtiéndose en pródigos en lugar de prodigios.
Tener una gran fuerza de voluntad es un gran poder, pero no es tan bueno si está divorciado de la realidad espiritual. Entendamos cómo.
La sabiduría del Gītā nos ofrece una visión vívida de la realidad espiritual. Todos somos almas, partes de Kṛṣṇa. Todas nuestras habilidades provienen de Él – incluso nuestra fuerza de voluntad, como indica el Bhagavad-gītā ( 7.9 ). Podemos vislumbrar esta verdad cuando la fuerza de voluntad que creemos que es nuestra a veces nos abandona repentinamente, dejándonos luchando por hacer las cosas que normalmente hacemos sin esfuerzo.
Mientras pensemos que la fuerza de voluntad es nuestro poder, trabajaremos bajo la ilusión de que hacer las cosas que queremos hacer nos hará felices. Pero nosotros, como almas, no podemos sentirnos satisfechos con nada excepto el amor espiritual por Kṛṣṇa. Seguimos estableciendo nuevas metas y tal vez incluso alcanzándolas, pero la felicidad sigue eludiéndonos. Aún así, nuestra fuerza de voluntad nos intoxica de vanidad, haciéndonos fingir estar felices por nuestros logros o haciéndonos creer que el próximo logro nos hará felices.
Para poner fin a esta vana intoxicación, necesitamos ver la fuerza de voluntad no como nuestro poder sino como el poder de Kṛṣṇa. Esta visión nos inspira a entregarnos a Kṛṣṇa y usar toda nuestra fuerza de voluntad para servirle con determinación. Tal servicio conquista Su corazón y le concede el poder supremo del amor. Cuando estamos animados y guiados por el poder del amor por Kṛṣṇa, nuestra fuerza de voluntad nos permite hacer cosas maravillosas en Su servicio. Estos logros devocionales enriquecen y dan sabor a nuestro amor por Kṛṣṇa, impulsándonos así hacia una vida eterna de amor con Él.
Yo soy las penitencias de todos los ascetas. – Bhagavad-gita 7.9
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