¿Qué salió mal con el gran sueño materialista?

Bhagavad-gītā 1.10 

El gran sueño materialista es que la felicidad se encuentra en las cosas materiales: el dinero, el sexo, la televisión, los videojuegos, las conexiones a la red 4G. Pero hoy este sueño se encuentra perforado psicológica, sociológica y ecológicamente.

Psicológicamente, más personas que nunca sucumben al estrés, la depresión, la hipertensión, la adicción e incluso el suicidio.
Sociológicamente, la corrupción, los abusos sexuales y los conflictos violentos por cuestiones triviales se encuentran en una rápida espiral ascendente.
Ecológicamente, los grandes desastres ya no son una profecía del fin del mundo; son una realidad inminente.
¿Qué salió mal con el sueño materialista?
La sabiduría del Gītā nos informa que su error letal fue dejar de lado el factor más importante: Kṛṣṇa.
Este fue precisamente el error garrafal del prototipo de todos los materialistas impíos, Duryodhana, como es evidente en su declaración en el Bhagavad-gītā (1.10). Evaluó las fuerzas de sus fuerzas, que en su mayoría eran materialistas impíos como él, y las de sus oponentes, que eran devotos. Soñaba con la victoria basada en la superioridad material de sus fuerzas. Pero descuidó el factor Kṛṣṇa, con consecuencias fatales.
En los albores de la modernidad, los materialistas impíos hicieron una evaluación de la situación mundial similar a la de Duryodhana. Soñaban con la victoria sobre la naturaleza basándose en los cálculos de sus fortalezas materiales, principalmente el poder de la ciencia para descubrir conocimientos y el poder de la tecnología para generar cambios. Pero descuidaron el factor Dios.
La humanidad se enamoró de este gran sueño materialista y abandonó su conexión con Dios. En consecuencia, la gente perdió su autodominio y sufrió psicológicamente, perdió su brújula moral y sufrió sociológicamente y perdió su reverencia ambiental y sufrió ecológicamente.

Nuestro poderío es inconmensurable y estamos perfectamente protegidos por el abuelo Bhīṣma, mientras que la fuerza de los Pāṇḍavas, cuidadosamente protegida por Bhīma, es limitada. – Bhagavad-gītā 1.10

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