Incluso un emprendedor necesita saber adónde ir y qué conseguir

 

Bhagavad-gītā 1.20

Nútrete, El arte del equilibrio
Algunas personas se niegan a estudiar libros espirituales como el Bhagavad-gītā, argumentando: “Soy un emprendedor. Tengo muchas cosas que hacer en la vida, no tengo tiempo para estas cosas de espiritualidad”.
Este argumento pasa por alto la realidad de que el Gītā fue hablado a un ambicioso extraordinario: Arjuna. En una era en la que los guerreros eran celebrados por sus habilidades con el tiro con arco, Arjuna, por su talento incomparable y su práctica incansable, se había convertido en el arquero más destacado. En una cultura donde la gente practicaba la virtud durante toda la vida para alcanzar el cielo en el más allá, Arjuna era tan virtuoso como para entrar en el cielo en esta misma vida.
Y, sin embargo, tal emprendedor se tomó un tiempo para comprender el Gītā, y se tomó un tiempo cuando estaba a punto de pelear la guerra más importante de su vida.
En el campo de batalla de Kurukṣetra, Arjuna había levantado su arco, listo para pelear (1.20). Pero al ver a sus familiares dispuestos en el lado opuesto, tuvo que preguntarse: “¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy destinado a hacer? ¿Qué es realmente importante para mí?”. Tales preguntas existenciales lo impulsaron a buscar la guía de Kṛṣṇa, Dios descendido en forma humana. Kṛṣṇa respondió recitando el Gītā para iluminar el camino de la vida para toda la humanidad.
El Gītā_destaca lo que es realmente importante. Somos seres espirituales eternos que tenemos el potencial para alcanzar la plenitud eterna. Solo necesitamos infundir nuestra ambiciosa actitud de servicio devocional hacia el Supremo todo atractivo, cuyas partes eternas somos.
Desafortunadamente, nos ocupamos de obtener sin preguntar qué es lo que finalmente vale la pena obtener. Disipando nuestra vida en conseguir cosas temporales, terminamos con las manos vacías.
Al invertir tiempo en estudiar el Gītā, somos guiados para ir a donde la obtención es duradera; nos enriquecemos, tanto en esta vida como en la siguiente, con amor eterno por Kṛṣṇa.
En ese momento, Arjuna, el hijo de Pāṇḍu, sentado en la cuadriga que ostentaba el estandarte con la efigie de Hanumān, levantó su arco y se aprestó a disparar sus flechas. ¡Oh, Rey!, después de mirar a los hijos de Dhṛtarāṣṭra dispuestos en formación militar, Arjuna se dirigió al Señor Kṛṣṇa con las siguientes palabras. Bhagavad-gītā 1.20

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