Bhagavad-gītā 1.19
Madurez emocional
La naturaleza de las personas, y la naturaleza de la vida misma, es tal que a veces nos enfrentamos con otros. En medio de tales enfrentamientos, podemos y debemos tratar de resolver las cosas de manera amistosa. Pero buscar una solución amistosa no significa que dejemos que otros nos pisoteen.
A grandes rasgos, ante un enfrentamiento podemos tener tres enfoques: ser pasivo, ser agresivo o ser asertivo. Ser pasivo es actuar en la modalidad material de la ignorancia; tal acción a menudo hace que el oponente sea más dominante y explotador. Ser agresivo es actuar en la modalidad de la pasión; tal acción conduce a una secuencia de ojo por ojo que intensifica el conflicto. Ser asertivo es actuar en la modalidad de la bondad; tal acción evita que la otra persona nos pise los dedos de los pies y asegura que nosotros tampoco los pisemos. Ser asertivos nos permite proteger nuestro propósito mientras hacemos todo lo posible para mantener la paz.
Sin embargo, si la otra persona es implacablemente agresiva y rechaza todos nuestros esfuerzos por resolver las cosas, es posible que debamos ser agresivos. Ser así agresivo no es ser vengativo; es simplemente ser fuertemente asertivo. Por supuesto, tal asertividad tiene que ser regulada hábilmente para que no se intensifique más allá del nivel necesario.
El escenario del Bhagavad-gītā (1.19) describe cómo el protagonista principal, Arjuna, tuvo que ser agresivo para ser asertivo. Los opositores encabezados por el villano Duryodhana habían rechazado con desdén todas las propuestas de paz, incluso aquellas ofrecidas en los términos más complacientes.
En nuestra vida diaria, normalmente no tendremos que luchar físicamente contra nadie. Aún así, el escenario del Gītā demuestra que mientras perseguimos una causa virtuosa, a veces necesitamos tomar una posición y mantenernos firmes.
Piénsalo:
- En medio de la confrontación, ¿cuáles son los tres enfoques generales?
- ¿Cuándo ser asertivo requiere ser agresivo?
- ¿Por qué los Pāṇḍavas tuvieron que luchar contra los Kauravas?
El sonido de esas caracolas se volvió tumultuoso. Vibrando tanto en el cielo como en la Tierra, destrozó los corazones de los hijos de Dhṛtarāṣṭra. – Bhagavad-gītā 1.19
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