Kṛṣṇa es más real que la realidad


Bhagavad-gītā 2.16

En nuestros momentos de problemas, podemos dudar: "¿Existe Kṛṣṇa realmente?". La sabiduría del Gītā le da la vuelta a esta duda incitando a la duda: "¿Existe realmente el mundo que me rodea con todos sus problemas?".
A la respuesta: "Es evidente que el mundo existe porque tira de mí, me exige cosas reales y trae consecuencias reales", la sabiduría de la Gītā responde: ¿es este nivel de realidad mucho más elevado que la realidad de los sueños? Mientras soñamos, ¿no es cierto que la realidad del sueño también plantea exigencias y trae consecuencias? Al igual que las preocupaciones del sueño desaparecen cuando nos despertamos físicamente, las preocupaciones del mundo desaparecen cuando nos despertamos espiritualmente.
La realidad de vigilia es un poco más elevada que la realidad de sueño porque volvemos a la misma realidad de vigilia cada día cuando nos despertamos, a diferencia de la realidad de sueño, que es diferente y se desconecta cada noche. Aun así, la realidad de vigilia no es la realidad más elevada. Cuando vayamos a dormir al final de nuestra vida, no volveremos nunca más a la misma realidad de vigilia.
La realidad más elevada es la realidad espiritual, en la que nosotros, como almas, correspondemos al amor eterno con Kṛṣṇa. El propósito de la vida es alcanzar esa realidad purificando y elevando nuestra conciencia. Para mantenernos centrados en este propósito, el Bhagavad-gītā (2.16) nos insta a ver el reino de la materia como irreal debido a su temporalidad y el reino del espíritu como real debido a su eternidad.
Cuando en medio de nuestros problemas reales nos refugiamos realmente en Kṛṣṇa, Su amor real nos consuela, nos anima y nos vigoriza. Entonces nos daremos cuenta por nosotros mismos de que Kṛṣṇa es más real que lo que normalmente llamamos realidad. Incluso cuando todo el mundo real se desmorone, Él siempre estará realmente con nosotros y para nosotros.
Los videntes de la verdad han concluido que, de lo no existente [el cuerpo material] no hay permanencia, y de lo eterno [el alma] no hay cambio. Esto lo han concluido del estudio de la naturaleza de ambos. – Bhagavad-gītā 2.16

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