La cultura espiritual lleva al ser humano de la supervivencia del más fuerte al sacrificio del más fuerte


Bhagavad-gītā 2.32

La supervivencia del más fuerte puede ser un rasgo definitorio de la naturaleza, pero no inspira ni da sentido a la vida.
Son inspiradores los ejemplos de los más aptos sacrificándose por los menos aptos. Por ejemplo, durante los atentados de las torres gemelas, muchos bomberos se convirtieron en héroes porque arriesgaron sus vidas para salvar a las víctimas.
¿Qué hace que personas como ellos vayan en contra del impulso de supervivencia?
Valores superiores.
Esos valores proceden en última instancia de nuestro lado espiritual, de nuestras almas. Los seres humanos tenemos una existencia dividida: nuestros deseos se dividen entre nuestro lado material, con sus dictados de supervivencia, y nuestro naciente sentido espiritual de que la vida está hecha para algo más grande que la mera supervivencia. Es este sentido el que nos impulsa a buscar un significado y a apreciar valores como el sacrificio, que dan sentido a la vida.
Para aumentar sistemáticamente el sentido de la vida, la cultura espiritual recomienda una conducta dhármica que regule los impulsos corporales de las personas y desarrolle su lado más noble. Así, por ejemplo, a los seres humanos más aptos (kṣatriyas) se les ordena proteger a los demás, incluso dando su vida cuando sea necesario. El Bhagavad-gītā(2.32) indica que esos mártires abnegados alcanzan el cielo.
Significativamente, la sabiduría del Gītādeclara que la vida está destinada a un logro mayor que el cielo, porque el cielo siendo material es temporal. La vida más significativa es aquella que culmina en el logro del amor espiritual puro por Kṛṣṇa, porque ese amor trae satisfacción suprema eternamente.
Quienes buscan ese logro deben convertirse en guerreros espirituales, individuos dinámicos y decididos, lo bastante aptos para combatir y vencer las tentaciones materialistas. La cultura espiritual insta a estos guerreros no sólo a buscar su propia supervivencia espiritual, sino también a proteger a los demás del materialismo compartiendo desinteresadamente la sabiduría espiritual. El Gītā (18.68, 18.69) indica que estos guerreros espirituales llegan a ser supremamente queridos por Krisna, que les concede devoción pura y vida perenne.
¡Oh Pārtha!, dichosos los kṣatriyas a quienes se les presentan semejantes oportunidades de pelea sin buscarlas, abriéndoles las puertas de los planetas celestiales. – Bhagavad-gītā 2.32

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