Nos sentimos frustrados cuando las cosas van mal.
Aunque tales frustraciones son inevitables para todos, se acentúan hasta el
nivel de frustraciones desesperadas para quienes mantienen una concepción
materialista de la vida.
Estos materialistas pueden salir adelante a través de
las frustraciones rutinarias de la vida, pero tarde o temprano la vida les
impondrá frustraciones que llevarán su viaje vital a callejones sin salida, callejones
sin salida - inalterables, ineludibles, inminentes. Por ejemplo, ¿qué pueden
hacer si les diagnostican una enfermedad terminal? No mucho, excepto contemplar
impotentes cómo el cuerpo, que han atesorado como el todo y el fin de su
existencia, se consume en su condenado viaje hacia la muerte.
La visión espiritual del Bhagavad-gītā de que
somos almas eternas e indestructibles nos ayuda a comprender que nuestra
existencia no se limita a nuestra vida corporal. Nos damos cuenta de que no
tenemos que limitar el alcance de nuestras actividades al cuerpo, sino que
podemos expandirlo al nivel espiritual e incluir actividades de servicio
devocional a Kṛṣṇa. La devoción, al ampliar nuestra concepción de la vida, nos
protege de la frustración desesperada. Redefine la muerte no como un callejón
sin salida sin esperanza, sino como una puerta para acercarnos a Kṛṣṇa, siempre
que elevemos nuestra conciencia. El Bhagavad-gītā (2.15) declara que
quienes permanecen equilibrados en medio de los altibajos de la vida cumplen
los requisitos para alcanzar la vida eterna.
Como devotos-buscadores, seguiremos enfrentándonos a
la frustración debida al cuerpo, porque el cuerpo es por naturaleza temporal.
No obstante, podemos encontrar alguna manera de servir a Kṛṣṇa, porque ese
servicio no depende de nada, ni siquiera del cuerpo. Aunque nuestro cuerpo se
desmorone y esté al borde de la muerte, podemos servirle simplemente
recordándoLe. Por supuesto, para recordarLe entonces, necesitamos cultivar un
sano apego a él sirviéndoLe con entusiasmo y sinceridad con las facilidades que
tengamos ahora.
¡Oh, tú, el mejor entre los hombres [Arjuna]!, la persona que no se perturba ante la felicidad y la aflicción, y que permanece estable en medio de ambas, es sin duda merecedora de la liberación. – Bhagavad-gītā 2.15
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