Preso de las circunstancias, liberado por la conciencia


Bhagavad-gītā 2.14

A veces la vida nos arrincona en una esquina de la que no podemos salir. Nos sentimos prisioneros de nuestras circunstancias.
Ese aprisionamiento es una oportunidad para aprovechar un poder infrautilizado: el poder de la tolerancia que, como dice el Bhagavad-gītā (2.14)
1. Acepta lo inevitable: Compara las circunstancias que nos traen placer o dolor con las estaciones que traen calor o frío. Cuando el tiempo se vuelve hostil, no perdemos el tiempo rechinando los dientes y retorciéndonos las manos; aceptamos su inmutabilidad y encontramos la manera de seguir adelante con la vida en ese clima. Necesitamos un realismo humilde y duro similar para reconocer que algunas circunstancias pueden ser inevitables, como el tiempo. Este reconocimiento nos ahorra resentimientos inútiles y nos libera para encontrar formas de seguir adelante con la vida en medio de esas circunstancias.
2. Lo inevitable es temporal: El tiempo hostil nunca dura para siempre; el tiempo que es inmutable por nuestros esfuerzos cambiará definitivamente a su debido tiempo por disposición de la naturaleza. Lo mismo ocurre con las circunstancias adversas. Recordando que todo lo material es temporal, podemos reunir la determinación necesaria para tolerar nuestras circunstancias, por asfixiantes que parezcan en el presente.
3. La concentración de nuestra energía en el cambio interior proporciona ricos beneficios: El verdadero regalo de la tolerancia es que nos permite concentrarnos en nuestra vida interior. Cuando perseveramos dinámicamente en nuestros intentos de recordar y servir a Kṛṣṇa, descubrimos una rica realidad interior cuya estabilidad y fortaleza nos empodera no sólo durante esas circunstancias adversas, sino para siempre.
Al darnos cuenta así de que nuestra conciencia siempre puede seguir creciendo hacia Kṛṣṇa, aprendemos la lección que cambia la vida de que incluso cuando estamos aprisionados por las circunstancias, podemos permanecer liberados por la conciencia.
¡Oh, hijo de Kuntī!, la aparición temporal de la felicidad y la aflicción, y su desaparición a su debido tiempo, es como la aparición y desaparición de las estaciones del invierno y el verano. Todo ello tiene su origen en la percepción de los sentidos, ¡oh, vástago de Bharata!, y uno debe aprender a tolerarlo sin perturbarse. – Bhagavad-gītā 2.14

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