El mundo de hoy está obsesionado por el espectro del terrorismo, que se racionaliza basándose en un libro religioso. Viniendo de este contexto, podemos sentirnos incómodos al encontrar que otro libro religioso, el Bhagavad-gītā, tiene un escenario de campo de batalla. Además, cuando encontramos que, en el Gītā (03.02), Kṛṣṇa desaprueba el pacifismo de Arjuna y le pide que pelee, nuestra inquietud puede exacerbarse hasta convertirse en alarma.
Para entender apropiadamente el llamado de Kṛṣṇa, necesitamos verlo en su propio contexto. El Mahābhārata, la epopeya de la que forma parte el Gītā, describe detalladamente las escandalosas atrocidades que los viciosos Kauravas habían infligido a los virtuosos y pacíficos Pandavas. Exhibiendo una paciencia notable, los Pandavas habían ofrecido la paz a los Kauravas en los términos más complacientes. Pero los arrogantes Kauravas habían rechazado burlonamente su oferta, dejándoles así sin otra opción que luchar. Los Pandavas lucharon no solo por su propio derecho a servir como guardianes marciales de la sociedad, sino también por el derecho de sus ciudadanos a tener un entorno sociopolítico virtuoso propicio para el crecimiento integral.
El Gītā no respalda convertirse en un pacifista, donde la pasividad distorsiona el pacifismo noble en una impotencia innoble. Cuando se trata de delincuentes incorregibles, no descarta ingenuamente la acción asertiva, incluida la violencia. Por lo tanto, acertadamente, Kṛṣṇa reprende a Arjuna al declarar que su renuencia a luchar no es ennoblecedora, sino degradante; no nacido de la compasión, sino nacido de la confusión; no progresivo para la sociedad y la espiritualidad, sino regresivo para ambos. De hecho, el único curso de acción correcto para Arjuna era pelear.
La asertividad reflexiva de los Pandavas contra los acaparadores de poder malévolos difiere completamente de los ataques terroristas contra los indefensos y sin culpa. De hecho, la consideración madura de las propias opciones que demuestra el Gītā constituye un modelo para la reflexión espiritual no sentimental. Tal reflexión es vital hoy para contrarrestar tanto la ignorancia que engendra el terrorismo como la impotencia que lo alimenta.
¡Oh, hijo de Pṛthā!, no cedas a esta impotencia degradante. No es digna de ti. Abandona esa mezquina flaqueza del corazón y levántate, ¡oh, castigador del enemigo! - Bhagavad-gītā 2.3
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