Bhagavad-gītā 1.29
En medio del dolor, si nos obsesionamos con él, no podemos aprender del dolor y crecer a través de él. Al desperdiciar así la oportunidad proporcionada indirectamente por el dolor, desperdiciamos nuestro dolor.
El Bhagavad-gītā comienza con una situación de gran dolor emocional y espiritual. El afamado guerrero Arjuna, al ver a sus parientes y ancianos preparados para una pelea a muerte, se sintió abrumado por la angustia. Experimentó horripilación, su arco comenzó a resbalarse de su mano, su piel comenzó a arder (1.29). Para un guerrero en un campo de batalla, el arma es la posesión más importante. Que esta posesión vital se le escurriera de la mano a Arjuna significa que debió haber sentido un dolor intenso e intolerable.
Mientras sufría tanto dolor, no buscó una solución rápida, sino que buscó comprender la causa raíz del dolor y la solución definitiva. Preguntó (7.2): “¿Qué es el dharma, el curso de acción correcto? Esta pregunta universalizó el Gītā, llevándolo mucho más allá de su contexto de campo de batalla y haciéndolo relevante para todos. Cualquiera que sea nuestra situación particular, todos necesitamos saber el curso de acción correcto.
Arjuna, en lugar de desperdiciar su dolor revolcándose en él, lo usó como un ímpetu para aprender y crecer. El Gītā explica que el curso de acción correcto para nosotros es la acción que promueve nuestro propósito final: crecer hacia nuestro eterno Señor y fuente, Kṛṣṇa. De hecho, todo lo que sucede en nuestra vida, incluidos los diversos dolores que enfrentamos, están destinados a empujarnos hacia este propósito. En medio del dolor, incluso si su causa o solución inmediata nos elude, aún podemos perseguir el propósito de aprender y crecer hacia Kṛṣṇa esforzándonos en oración para servirlo.
Así como ayudó a Arjuna, el Gītā está listo para ayudarnos a aprender y crecer en todas las situaciones, asegurando así que nuestro dolor no se desperdicie, sino que se coseche para nuestro crecimiento espiritual.
Todo el cuerpo me tiembla y tengo el vello erizado. Mi arco Gāṇḍīva se me está resbalando de la mano, y la piel me arde. - Bhagavad-gītā 1.29
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