Nos vestimos por y para nuestros deseos


Bhagavad-gītā 2.22

Nuestros deseos nos determinan y nos definen; estamos, indica la sabiduría del Gītā, vestidos por y para nuestros deseos. Veamos cómo:
Vestidos por nuestros deseos: El Bhagavad-gītā (2.22) compara el cuerpo con un vestido y la transmigración con la sustitución de un vestido por otro. Al igual que nuestros deseos desempeñan un papel clave en la determinación de nuestra vestimenta, también desempeñan un papel clave en la determinación de nuestra vestimenta corporal. El Bhagavad-gītā (8.6) indica que nuestro deseo en el momento de la muerte determina nuestro próximo vestido corporal. Así pues, nos vestimos según nuestros deseos.
Vestidos para nuestros deseos: Nuestra vestimenta corporal no es sólo un producto de nuestros deseos, sino también un vehículo para ellos. Por ejemplo, si tenemos un deseo dominante de comer indiscriminadamente, la naturaleza facilita nuestro deseo dándonos el cuerpo de un cerdo que puede atiborrarse indiscriminadamente de heces. Así, el alma en el cuerpo de un cerdo está vestida para su deseo de comer indiscriminadamente. Aunque todos los cuerpos no parezcan tan desagradables como el de un cerdo, todo cuerpo material es un mal negocio para nosotros. ¿Por qué? Porque nos somete a nosotros, eternas almas dichosas, a las inevitables miserias de la existencia material.
Afortunadamente, podemos utilizar el poder de nuestros deseos en nuestro beneficio eligiendo juiciosamente el mejor deseo: el deseo de amar a Kṛṣṇa. Si subordinamos todos nuestros otros deseos a este deseo central, entonces seremos capaces de pensar en Kṛṣṇa en la vida y en la muerte, y así regresar a Él. Allí recobraremos nuestra forma original, nuestro vestido eterno, nuestro svarūpa, que no difiere de nosotros mismos y es el más adecuado para servirle. Así estaremos vestidos por y para nuestro deseo de servir a Kṛṣṇa - eternamente y extáticamente.
Así como una persona se pone ropa nueva y desecha la vieja, así mismo el alma acepta nuevos cuerpos materiales, desechando los viejos e inservibles. - Bhagavad-gītā 2.22

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