Romper el muro que bloquea el camino del pasado al futuro




Bhagavad-gītā 2.30

El duelo es natural cuando perdemos a un ser querido. Ese duelo nos ofrece una válvula de escape para nuestras emociones y expresa la profundidad de nuestro amor. Pero a veces el duelo toma el control de nuestra vida y nos obliga a vivir en el pasado, preocupándonos constantemente por cómo podrían haber sido las cosas.
Debilitante porque no nos permite tener una visión positiva del futuro para contrarrestar los sentimientos de negatividad e inutilidad que surgen cuando nos invade el dolor. Y desempedradora porque nos impide utilizar el poder del presente para mejorar las cosas. Así, el duelo se convierte en un muro que bloquea el camino del pasado al futuro.
Para ayudarnos a romper este muro y seguir adelante con la vida, la sabiduría del Gītā nos ofrece la intuición vivificadora: el alma es indestructible. Tras impartirnos una clara comprensión de la eternidad del alma en su segundo capítulo, el Bhagavad-gītā nos insta repetidamente a abandonar el lamento (na shocitum, no te lamentes) en cuatro versos: 2.25, 2.26, 2.27 y 2.30.
A la pregunta que induce a la futilidad: "¿Qué sentido tiene la vida cuando termina con la muerte?", la sabiduría del Gītāresponde: "El sentido es la progresión, hacia el retorno al nivel espiritual eterno de la existencia"
Al equiparnos así con la sabiduría del Gītā, podemos transformar el duelo en un impulso para alcanzar la vida eterna: una visión de esperanza y amor que nada, ni siquiera la muerte, puede destruir.
¡Oh, descendiente de Bharata!, aquel que mora en el cuerpo nunca puede ser matado. Por lo tanto, no tienes que afligirte por ningún ser viviente. - Bhagavad-gītā 2.30

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