Bhagavad-gītā 1.46
Nuestra
conciencia siempre está llena de pensamientos, porque nunca podemos dejar de
pensar. Incluso la noción de detener todo pensamiento es también un
pensamiento. Por lo tanto, siempre estamos llenos de pensamientos.
Pero no
siempre somos reflexivos, ya que nuestro pensamiento no siempre está dirigido
de manera productiva o con propósito. ¿Por qué no? Porque los
pensamientos aleatorios siguen apareciendo constantemente dentro de
nosotros. Como tales pensamientos no siempre son lineales o lógicos, a
menudo nos dejan confundidos y paralizados.
Cuando
estamos llenos de pensamientos, nuestra conciencia se asemeja a un sótano lleno
de libros amontonados al azar. Por el contrario, cuando estamos
pensativos, nuestra conciencia se parece a una biblioteca llena de libros
ordenados sistemáticamente. Aunque ambos están llenos, su plenitud nos
afecta de manera diferente: ver una biblioteca llena nos da energía para leer,
mientras que ver un sótano lleno nos agota al recordarnos todo el trabajo
necesario para ordenarlo. De manera similar, ser reflexivo nos da energía,
mientras que estar lleno de pensamientos nos agota.
Arjuna estaba lleno de pensamientos agotadores al comienzo del Bhagavad-gītā
(1.46). Al pensar en la guerra inminente, sus pensamientos comenzaron a
desbocarse, pintándole una distopía (Representación
ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la
alienación humana) sobre las consecuencias de la guerra y
dejándolo lloroso y sin ánimo (2.01). Afortunadamente, escuchar el Gītā
corrigió la distopía: la sabiduría del Gītā lo convenció de que el plan
omnibenévolo de Kṛṣṇa funcionaría para el beneficio final de todos. Al
contemplar el mensaje del Gītā (18.63), recuperó la compostura y la
determinación (18.73). Así, el Gītā hizo reflexionar a Arjuna.
De manera
similar, el Gītā puede elevarnos de estar llenos de pensamientos a
volvernos reflexivos. Cuando comprendemos nuestra identidad espiritual
como almas y nuestro propósito final de armonizar con el todo, Kṛṣṇa, podemos
procesar y priorizar mejor nuestros pensamientos. Al concentrarnos en
pensamientos que nos ayudan a progresar hacia nuestro propósito, podemos
descuidar otros pensamientos. Al deliberar así sobre los asuntos
pertinentes, podemos determinar el mejor curso de acción.
Sañjaya dijo: Arjuna, habiendo hablado así en el campo de batalla, echó a un lado su arco y sus flechas, y, con la mente presa de dolor, se sentó en la cuadriga. – Bhagavad-gītā 1.46
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