Bhagavad-gītā 2.58
Nuestra mente a menudo elige el camino de menor resistencia. Esta tendencia nos impide siempre que necesitemos hacer algo con esfuerzo para nuestro crecimiento espiritual. Pero esa misma tendencia puede usarse para impedir nuestras recaídas en indulgencias antiespirituales.
Supongamos que pasamos regularmente por un hotel que sirve un manjar favorito. Como ese manjar es graso y poco saludable, hemos resuelto abstenernos de él. Después, supongamos que pasamos por el hotel y lo encontramos vacío; podríamos estar probando el manjar en cuestión de minutos. Y antes de darnos cuenta de lo que estamos haciendo, llegamos, lo pedimos y lo masticamos.
Pero supongamos que el hotel está abarrotado: la cola tardará treinta minutos y el pedido, otros quince minutos. La mente reacia a la resistencia dirá: “Olvídalo; quizás en otra ocasión". En este caso, el obstáculo a la indulgencia vino de las circunstancias. Pero también puede surgir por elección propia.
Podemos crear intencional e inteligentemente algunos obstáculos entre nosotros y los objetos tentadores. Por ejemplo, podemos mantener los refrigerios no saludables fuera del fácil acceso, tal vez sacarlos de nuestra casa. Siempre que nos sintamos tentados por ellos, cumplir esa tentación significará ir hasta la tienda. La mente considerará el esfuerzo necesario y lo dejará para más adelante.
El Bhagavad-gītā (2.58) apunta a esa estrategia cuando recomienda retirar nuestros sentidos de los objetos de los sentidos. Por supuesto, el mero distanciamiento no funcionará si el deseo se ha convertido en anhelo. De manera pertinente, el Gītā(2.61) afirma que el autodominio se logra no sólo regulando nuestros sentidos sino también centrándonos en Kṛṣṇa.
Mientras nos esforzamos por concentrarnos en Kṛṣṇa, podemos mantener alejados los deseos extraviados canalizando astutamente la pereza de la mente. Y al hacer que las actividades devocionales sean fácilmente accesibles, podemos canalizar aún más esa pereza para conectarnos con Kṛṣṇa, crecer espiritualmente y encontrar satisfacción interior.
Aquel que es capaz de apartar los sentidos de los objetos de los sentidos, tal como la tortuga guarda las extremidades dentro del caparazón, tiene firmemente en su posesión el conocimiento perfecto. – Bhagavad-gītā 2.58
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