Bhagavad-gītā 2.57
Cuando enfrentamos reveses, podemos despotricar contra el destino: “¿Por qué el destino es tan injusto conmigo?”. Es natural sentirse mal cuando suceden cosas malas. Sin embargo, lo que no es natural es regodearse en esos malos sentimientos.
Las tres fases del tiempo (pasado, presente y futuro) son como rieles sobre los que se mueve naturalmente la vida. Y nuestra conciencia debe moverse progresivamente a lo largo de estos rieles. Criticar el destino descarrila nuestra conciencia. Mientras la vida sigue avanzando, nos quedamos en el camino, atrapados en pensamientos de resentimiento, autocompasión y negatividad.
La madurez comienza con el reconocimiento de la realidad. Lo que pasó ya pasó. Lo que se hizo, se hizo. Lo que no se puede cambiar, no se puede cambiar. Si seguimos resentidos por lo que es inmutable, desperdiciamos la energía que sería mejor utilizar para cambiar lo cambiante. Al aceptar lo inmutable, nos liberamos para mejorar lo mejorable. El Bhagavad-gītā (2.57) afirma que aquellos que no despotrican contra lo desagradable son sabios.
Esta aceptación pragmática se vuelve más fácil cuando interiorizamos una cosmovisión espiritual. La sabiduría del Gītāexplica que en esencia somos almas indestructibles; somos partes de un todo, Kṛṣṇa, quien es nuestro eterno benefactor; Él puede hábilmente sacar el bien incluso de lo malo. Sólo necesitamos mantener nuestra conciencia en los rieles de la vida con la convicción: "Pase lo que pase, estoy destinado a servir a Kṛṣṇa".
Entonces, en lugar de preguntar: "¿Por qué?" debemos preguntarnos: “¿Cómo? ¿Cómo, oh Kṛṣṇa, puedo servirte ahora en medio de este cambio?”. Cuando adoptamos esta actitud de aprendizaje centrada en un propósito, la oscuridad del resentimiento da paso a la esperanza devocional y sentimos la mano tranquilizadora de Kṛṣṇa guiándonos. Descubrimos pequeños pasos que podemos dar, caminos que nos llaman y puertas que se abren ante nosotros. Sintiéndonos así seguros de que Kṛṣṇa todavía tiene un plan para nosotros, avanzamos por los rieles de la vida, hacia el crecimiento y la plenitud.
En el mundo material, aquel a quien no lo afecta ningún bien o mal que pueda obtener, y que ni lo alaba ni lo desprecia, tiene firmemente en su posesión el conocimiento perfecto. - Bhagavad-gītā 2.57
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