Cómo nuestros deseos nos moldean mucho más de lo que nos damos cuenta


Bhagavad-gītā 2.44

Empodérate , Nútrete
Supongamos que estamos conduciendo un automóvil a través de un terreno oscuro, difícil y peligroso. Para conducir con seguridad, necesitamos que el motor del automóvil y las luces delanteras funcionen correctamente.
Si comparamos el viaje de nuestra vida con un viaje en automóvil, los deseos son como el combustible que hace funcionar tanto el motor como las luces delanteras. Así es cómo:
Los deseos impulsan nuestro movimiento: Los deseos nos hacen movernos y hacer cosas. Así como el motor de un automóvil determina su capacidad para moverse, nuestros deseos determinan nuestra capacidad para hacer cosas.
Los deseos dirigen nuestra visión: Así como las luces delanteras de un automóvil iluminan el camino hacia su destino, los deseos dirigen nuestra visión hacia los objetos deseados, mientras relegan otras cosas a un segundo plano.
La vida a veces nos lleva a través de fases oscuras, difíciles o peligrosas. Durante tales fases, si elegimos un deseo con cuidado, enfoca nuestra visión en nuestra meta, dejando de lado las distracciones. Sin embargo, si adoptamos un deseo indiscriminadamente, nuestra visión se estrecha y nos ciega a cosas que son mucho más importantes que el objeto deseado. Por ejemplo, al desear una bebida, un alcohólico puede derrochar el dinero necesario para las necesidades de su familia.
Más sutil e incluso siniestramente, si adoptamos un conjunto completo de deseos sin pensar, es posible que ni siquiera nos demos cuenta de que existe algo fuera del conjunto de nuestros objetos deseados. Hoy en día, debido a que la cosmovisión dominante es materialista, a menudo adoptamos deseos mundanos sin sentido crítico. Y tales deseos nublan nuestra visión de la realidad espiritual (Bhagavad-gītā 2.44).
Una vez que comprendemos que los deseos dan forma no solo a nuestras actividades, sino también a nuestras propias percepciones, comenzamos a pensar adecuadamente en los deseos que elegimos.
Resumen:
Para nuestro viaje de vida, los deseos alimentan tanto el motor como las luces delanteras: no solo impulsan lo que hacemos, sino que también dirigen lo que vemos.
Piénsalo:
· En nuestro viaje de vida, ¿cuáles son los dos papeles que juegan los deseos?
· ¿Alguna vez tus deseos te han segado a algo importante?
· Enumere tres deseos que persiguió durante la última semana. ¿Elegiste esos deseos después de pensarlo debidamente? Elija cuidadosamente tres deseos para la próxima semana.
En la mente de aquellos que están demasiado apegados al goce de los sentidos y a la opulencia material, y que están confundidos por esas cosas, no se presenta la determinación resuelta de prestarle servicio devocional al Señor Supremo. – Bhagavad-gītā 2.44

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