Bhagavad-gītā 2.44
El Bhagavad-gītā ( 2.44 ) indica que los apegos mundanos, especialmente los apegos al sexo y al dinero, secuestran nuestra conciencia y sabotean nuestras perspectivas de estabilidad interior.
Cada vez que disfrutamos de cualquier objeto de los sentidos, se forma una sutil cuerda invisible entre nosotros y ese objeto de los sentidos. Esta cuerda nos jala hacia ese objeto una y otra vez. Cada vez que disfrutamos de ese objeto, se añade una nueva hebra a esa cuerda. A medida que la cuerda sutil se espesa, su atracción mental sobre nosotros se fortalece. En consecuencia, nuestros pensamientos son arrastrados y aprisionados en ese objeto, incluso cuando estamos haciendo otras cosas físicamente y queremos concentrarnos en ellas mentalmente. Con el tiempo, la indulgencia repetida hace que la cuerda sea tan gruesa que su tirón se vuelve perpetuo e irresistible. Cuando esto sucede, el apego se transforma en una adicción, lo que nos roba gran parte de nuestra libertad de pensamiento.
Afortunadamente, nuestra libertad de pensamiento nunca se pierde total o irrecuperablemente; siempre tenemos algo de libertad mental, algún tiempo en el que no estemos atormentados por ese apego. Podemos usar cualquier libertad que todavía tengamos para fijar nuestros pensamientos en Kṛṣṇa, quien es la fuente del mayor placer. Esta conexión con Kṛṣṇa nos dará una experiencia de felicidad espiritual. Debido a esa experiencia plena, se forma una cuerda invisible entre nosotros y Kṛṣṇa, una cuerda que nos jala hacia Él. A medida que practicamos repetidamente fijar nuestra mente en Kṛṣṇa, esta cuerda de apego espiritual se fortalece. Con el tiempo, nos atrae con tanta fuerza hacia Kṛṣṇa que nos liberamos de la prisión de nuestro apego material. Así, nos volvemos libres para deleitarnos por siempre en Su servicio devocional.
En la mente de aquellos que están demasiado apegados al goce de los sentidos y a la opulencia material, y que están confundidos por esas cosas, no se presenta la determinación resuelta de prestarle servicio devocional al Señor Supremo. – Bhagavad-gītā 2.44
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