Vivimos en el extremo receptor de un bombardeo masivo de propaganda de nuestra cultura materialista. La mayoría de la gente simplemente sopla en la dirección en que soplan los vientos culturales, como se ve gráficamente en cómo sus gustos cambian tan rápidamente de acuerdo con las modas.
En tal escenario cultural, algunas personas se apegan a sus propias formas de vida, diciendo que quieren ser fieles a sí mismos.
Este sentimiento es bueno, pero la sabiduría del Gītā enfatiza que primero debemos saber cuál es el verdadero yo: el alma. Actualmente estamos cubiertos internamente por los condicionamientos de nuestra mente y externamente por las concepciones de nuestra cultura. Ser fieles a nosotros mismos significa actuar de acuerdo con nuestra naturaleza como almas y deleitarnos en amar a Kṛṣṇa. Para eso, necesitamos contrarrestar tanto las influencias culturales externas como las mentales internas colocándonos en un ambiente espiritualmente propicio y cultivando una mentalidad devocionalmente receptiva.
De lo contrario, en nombre de ser fieles a uno mismo, bien podemos estar aferrándonos a convenciones obsoletas que son tan poco fieles a nuestra verdadera identidad como lo son las modas actuales. Las convenciones que seguimos en nombre de ser fieles a nosotros mismos bien pueden no ser más que las influencias externas que afectaron a nuestros antepasados.
El verdadero criterio para decidir lo que es verdadero para uno mismo no es lo convencional, sino lo espiritual, es decir, propicio para la realización de nuestro verdadero ser. Usando este criterio, las personas espiritualmente realizadas, indica el Bhagavad-gītā (2.52), no se dejan influenciar por lo que están escuchando ahora, lo que han escuchado en el pasado y lo que escucharán en el futuro. Están fijos en su conexión interna con Kṛṣṇa y en todo lo que les ayuda a mantener y fortalecer esa conexión.
Esa firmeza es el verdadero estándar de ser fiel a uno mismo.
Cuando tu inteligencia haya salido del espeso bosque de la ilusión, te volverás indiferente a todo lo que se ha oído y a todo lo que habrá de oírse. – Bhagavad-gītā 2.52
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