Cuando renunciamos al disfrute de los sentidos por amor a Kṛṣṇa, Kṛṣṇa nos da el mejor disfrute a través de los sentidos


Bhagavad-gītā 2.59

Algunas personas preguntan: “Si abandono el disfrute de los sentidos, como exige la vida espiritual seria, ¿qué disfrute quedará en mi vida?
Esta vacilación surge de una estrecha definición preconcebida del disfrute de los sentidos: como el placer material derivado del contacto de los sentidos con los objetos de los sentidos. Sin embargo, el bhakti yoga ofrece otro tipo de disfrute de los sentidos: la realización espiritual que proviene del uso de los sentidos para servir y complacer a Krisna.
Bhakti yoga es espiritualidad sensorial. Implica utilizar nuestros sentidos al servicio de la realidad espiritual suprema, Kṛṣṇa. Usamos nuestros ojos para contemplar la belleza de Kṛṣṇa, los oídos para escuchar sus glorias y la lengua para cantar Sus santos nombres. En el mundo espiritual, el ámbito del bhakti eterno, tenemos sentidos espirituales con los que podemos servir a Kṛṣṇa extáticamente. Además, incluso cuando somos buscadores espirituales, el bhakti-yoga nos permite ensayar y prepararnos para esa vida eterna de amor utilizando nuestros sentidos materiales para servir a Kṛṣṇa. Aunque estos sentidos son temporales, pueden convertirse en herramientas para trascender lo temporal. Si usamos los sentidos regularmente para glorificar a Kṛṣṇa y deleitarnos en su felicidad espiritual, entonces gradualmente nuestra propensión a buscar placer se vuelve reentrenada y redirigida de la materia al espíritu.
Este entrenamiento requiere que abandonemos las formas antidevocionales de disfrute de los sentidos porque mantienen nuestra conciencia atrapada en el nivel material. Pero el Bhagavad-gītā (2.59) nos asegura que la inquietud que sentimos al abandonar los objetos de los sentidos cesa cuando nos permitimos saborear la dulzura de Kṛṣṇa. Allí disfrutamos de un disfrute mejor y mayor que el disponible incluso a través del mejor disfrute material - en lugar de esclavizarnos y escarbar en busca de meras gotas de placer, podemos saborear y nadar en un océano de felicidad.
Al alma encarnada se la puede alejar del disfrute de los sentidos, aunque el gusto por los objetos de los sentidos aún quede en ella. Pero, al experimentar un gusto superior y dejar por ello semejantes ocupaciones, su conciencia queda fija. – Bhagavad-gītā 2.59

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